martes, 10 de noviembre de 2015

La más grande teóloga de la cultura hispánica

LA VENERABLE M. AGREDA,

 

La más grande teóloga de la cultura hispánica
Antonio M. Artola, CP.
La Madre Agreda es conocida y admirada como mística y como escritora, más que como teóloga. Ella nunca pretendió sentar cátedra de teóloga, más bien se consideró como mujer ignorante y desconocedora de las claves del saber técnico de los maestros de teología. Sin embargo, nadie duda de que la escritora agredeña sea una de las más grandes figuras de la teología católica.
Mística y teología
Para situar en su verdadero marco esta exposición sobre la Venerable como teóloga comenzamos por señalar algunas notas características de lo que es el saber teológico, en sus relaciones con la mística, ya que la aportación de la Madre Agreda se sitúa en el campo singular de la teología de base mística.
La mística se define como la experiencia de Dios por medio de los dones del Espíritu Santo. Es una vivencia que alcanza también un nivel de conocimiento por medio de los dones de sabiduría, inteligencia y ciencia. Frente a la vivencia mística, la teología se definía desde la Edad Media como el conocimiento racional de Dios por medio del discurso lógico. La primera característica de esta teología era su sentido sistemático y unificador del conjunto de los saberes sobre Dios.
Aunque la teología de la Venerable sea fuertemente sistemática, es una teología totalmente diferente de la que en su tiempo se cultivaba en las Universidades europeas, en las cuales la teología ocupaba el primer puesto.
La teología del siglo XVII era -casi en su totalidad- una teología discursiva. La que estructuró la Madre Agreda era una teología experimental y de base mística, fundada en sus personales comunicaciones con Dios, que le revelaba lo más elevado de sus atributos.
Otra característica de la teología de la Madre Agreda es su concentración en el misterio de María. La teología de la Madre Agreda es Mariología. Precisamente en aquel siglo suyo había surgido la Mariología como especialidad teológica por obra del jesuita siciliano Plácido Nigido. Fue el siglo de los máximos mariólogos como Suárez Vega, Saavedra, De la Cerda, Quirino de Salazar etc. La Mariología de la Madre Agreda tiene ese marco contemporáneo. Pero ella crea dentro de ese marco una Mariología nueva.
El conflicto teológico con la Inquisición
Es sabido que la MISTICA CIUDAD DE DIOS fue denunciada a la Inquisición por su contenido inmaculista. Pero no fue sometida a discusión su doctrina sobre la Inmaculada. Estando prohibida toda discusión pública sobre dicho tema, los ataques contra la Mística Ciudad de Dios tomaron un sesgo indirecto. No se discutió su mensaje inmaculista, sino la base metodológica de dicha creencia, a saber: las revelaciones privadas. Como las revelaciones privadas pertenecen al orden de los fenómenos místicos, todo el proceso de la Inquisición se centró en la metodología de base mística en que se asentaba la obra. Esto daba un valor extraordinario al singular conflicto teológico. Los inquisidores no utilizaban más teología que la discursiva. La Mística Ciudad de Dios ofrecía una teología estructurada en clave distinta ¿Cuál era el sentido y el valor de esta nueva teología?.
Después de catorce años de discusiones, la Inquisición dio un dictamen absolutorio. No había errores en la obra de la Venerable. Pero añadieron importantes puntualizaciones. La verdad de las visiones y revelaciones no es objeto de discusión teológica, sino más bien, del discernimiento de espíritus. En cuanto a los contenidos concretos que ofrece una exposición doctrinal basada en visiones y revelaciones, no ofrecen aportación alguna que aumente la certeza de las cuestiones discutidas entre los teólogos. Este enjuiciamiento colocaba al libro de la Venerable fuera del ámbito de la teología-ciencia. El ambiente teológico no estaba a la sazón maduro ni para crear ni para apreciar una nueva teología de base mística. Y la obra de la Madre Agreda pertenecía ya a esa nueva teología. Para los inquisidores de Madrid, no había más progreso teológico que el discursivo. Sin embargo, la MCD ofrecía un modelo de progreso dogmático y teológico distinto. Era el progreso por la vía experimental. Ha sido necesario que la teología de la evolución del dogma llegara a determinar los diversos caminos que dicha evolución recorre, para hacer justicia al método seguido por la Madre Agreda.
He aquí cómo se expresa al respecto el gran doctor de la evolución homogénea del dogma que fue el P. F. Marín Sola: “Hay, pues, dos fuentes del dogma y del desarrollo dogmático: una fuente derivada y conceptual, que son las fórmulas reveladas; otra fuente primordial y real, que es la misma Divinidad. […]. Correlativamente a estas dos fuentes deben existir y existen dos vías diferentes de percibir, juzgar y desarrollar el dogma. La primera es la vía de los enunciados o fórmulas reveladas, comparándolas entre sí o con los enunciados de la razón, que es en lo que consiste la vía de raciocinio. La segunda es la vía de la Divinidad misma, con la cual entramos en contacto inmediato por los hábitos de la fe, de la gracia, de las virtudes y dones, que constituye la vía afectiva. […j. De estas dos vías, la primera es la vía de la razón; la segunda, es la vía del corazón. La primera es la vía de la lógica; la segunda es la vía experimental o, como hoy suele decirse, la vía vital. La primera es la vía de la Teología especulativa, de la Ciencia de los sabios; la segunda es la vía de la Teología mística, o de la Ciencia de los Santos”.

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