miércoles, 14 de diciembre de 2016

ORDENACION DIACONAL ALFREDO ROJAS DIAZ












Estudios teologicos y los compañeros








Mis compañeros de estudios.









Los Católicos “Light”

Los Católicos “Light”
Jesucristo busca personas que se comprometan a obedecer sus mandatos, que estén dispuestas a negarse a si mismas y a sacrificar todo con tal de seguir sus pasos.
¿Quien es un Católico “Light”?
Es aquella persona que dice ser “Cristiana” o “Católico” pero no actúa como tal o no busca crecimiento espiritual, simplemente es alguien conformista, que se deja llevar por las corrientes.
Tu no puedes ser un discípulo de Jesús si eres una persona “light”, tibia o indecisa, puesto que el Señor busca personas con un corazón dispuesto, que busquen amarlo a Él por sobre todas las cosas y no de una manera parcial.
Hay muchos que dicen “Amar a Dios”, pero cuando actúan, sus actos no demuestran ese amor.
Jesús conoce los corazones de los verdaderos cristianos y sabe quienes son sus discípulos, veamos un ejemplo:
Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: «Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?»
Jesús, muy consciente de que sus discípulos murmuraban por lo que había dicho, les reprochó:
—¿Esto les causa tropiezo? ¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir a lugar donde estaba antes? El Espíritu da vida; la carne no vale para nada.
Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. Sin embargo, hay algunos de ustedes que no creen.
Es que Jesús conocía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que iba a traicionarlo. Así que añadió:
—Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.
Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no andaban con él. (Juan 6:60-66a)
Los verdaderos hijos de Dios no les molesta que les hablen de Jesús, es mas pueden estar horas y horas aprendiendo de Él.
A un católico “light” le incomoda y le aburre que le hablen de Dios, pone miles de excusas para acercarse a Él.
Características de un Católico Tibio:
1. En cuanto a Dios:
La mayoría solo lo ven como su “Mesero Celestial” que esta solo para servirles y darles bendiciones. Para ellos Dios esta distante y lo pintan mas que nada como una religión.
2. En cuanto a las Sagradas Escrituras y Documentos de la Iglesia:
No la leen, a pesar que dicen ser católicos. Se acostumbran a leer solo los versículos que les comparten ya sea en la Iglesia, grupo o de otras personas y mas que nada solo se aprenden las promesas de Dios. La mayoría ignora la riqueza de los documentos de la Iglesia Católica como el Catecismo, Encíclicas, etc.
3. En cuanto a la Salvación:
Muchos no la entienden a pesar de llamarse “hijos de Dios”. Piensan que para obtenerla tienen que hacer miles de cosas y algunos dudan de su seguridad eterna.
Otros ni la comparten, simplemente se conforman de que ya no se irán al Infierno y prácticamente son egoístas.
4. En cuanto a la Oración:
Sus oraciones son solo puras peticiones, oran con ganas solo cuando tienen problemas o cuando tienen intereses. No piden por su relación con Dios o por la vida de los demás.
5. En cuanto a su fe:
Su fe es muy débil, es una persona que se desmorona y se desanima fácilmente en las cosas de Dios. Es alguien que se cree cualquier cosa y la Palabra de Dios habita poco en él.
6. En cuanto a la Iglesia:
Por lo general le cuesta asistir y si va la mayoría de las veces es por costumbre o compromiso. La ve como un “Centro Social” y como un lugar donde se llenan las necesidades.
7. En cuanto a su Familia y Amigos:
Solo se acercan a Dios para que les ayude a tener una familia prospera y bonita. En el caso de los solteros para que les regale su esposa(o).
En cuanto a sus amistades solo las tiene para pasar un rato ameno. No hacen que busquen de Dios, se conforman si andan metidas en alguna “Secta cristiana” y no les muestran las verdades bíblicas.
8. En cuanto a los Problemas:
No entiende que son para su crecimiento, piensa que por ser cristiano no sufrirá y por lo general si le pasa algo trágico en su vida tiende a enojarse y a irritarse fácilmente con Dios.
9. En cuanto al Mundo y los Pecados:
No hay mucha diferencia en el si es cristiano o no. Se deja influenciar demasiado por las cosas del mundo, se aleja fácilmente de Dios, no tiene temor por Él y no busca cambiar su mentalidad pecaminosa.
10. En cuanto a ser un Discípulo:
Lo ve como algo opcional y selectivo, es parcial en sus decisiones y no quiere sacrificarse por Cristo.
¿Que dice la Biblia a todo esto?
Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca. (Apocalipsis 3:15-16)
Principales causas que llevan a ser un Cristiano “Light”:
Algunos no han entendido el verdadero Evangelio de la Salvación y por lo tanto no han confiado realmente en Jesucristo como su Salvador Personal.
Muchos no se exponen a las verdades Bíblicas y conocer mas de Doctrina.
Otros solo piensan en si mismos y no en Dios.
La mayoría entienden al revés el Cristianismo y algunos han vivido siempre en su Iglesia, no entienden que todo se trata de parecerse a Jesús.
¿Que hay que hacer para dejar de ser un Cristiano “Light”?
¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. (Apocalipsis 2:5a)
Tienes que reconocer que estas fallando, tomar la decisión de cambiar de mentalidad y humillarse ante Dios pidiéndole perdón, por sobretodo debes buscarlo en espíritu y en verdad.
¿Que vas a hacer el resto de tu vida? ¿Un Cristiano “Light”?
Recuerda: No se puede llegar a ser un discípulo de Jesucristo cuando se es un católico “Light”.

El año litúrgico, origen y significado

El año litúrgico, origen y significado
La celebración del Año Litúrgico es la vivencia de la vida de Cristo, todas sus etapas desde su nacimiento hasta su muerte.
Origen del Año Litúrgico
Las fiestas cristianas han surgido paulatinamente a través de los siglos. Estas nacen de un deseo de la Iglesia Católica de profundizar en los diversos momentos de la vida de Cristo. Se comenzó con la fiesta del Domingo y la Pascua, luego se unió Pentecostés y, con el tiempo, otras más. Los misioneros, al evangelizar, fueron introduciendo las fiestas cristianas tratando de dar un sentido diferente a las fiestas paganas del pueblo en el que se encontraban. Podemos compararlo con una persona que recibe un regalo con una envoltura bonita, la cual guarda y utiliza posteriormente para envolver y dar otro regalo. La Iglesia tomó de algunas fiestas paganas las formas externas y les dio un contenido nuevo, el verdadero sentido cristiano.
La primera fiesta que se celebró fue la del Domingo. Después, con la Pascua como única fiesta anual, se decidió festejar el nacimiento de Cristo en el solsticio de invierno, día en que numerosos pueblos paganos celebraban el renacimiento del sol. En lugar de festejar al “Sol de Justicia”, se festeja al Dios Creador. Así, poco a poco, se fue conformando el Año litúrgico con una serie de fiestas solemnes, alegres, de reflexión o de penitencia.
La liturgia es la manera de celebrar nuestra fe. No solo tenemos fe y vivimos de acuerdo con ella, sino que la celebramos con acciones de culto en las que manifestamos, comunitaria y públicamente, nuestra adoración a Jesucristo, presente con nosotros en la Iglesia. Al vivir la liturgia, nos enriquecemos de los dones que proceden de la acción redentora de Dios.
La liturgia es el conjunto de signos sensibles, eficaces, de la santificación y del culto a la Iglesia. Es el conjunto de la oración pública de la Iglesia y de la celebración sacramental.
Liturgia viene del griego leitourgia, que quiere decir servicio público, generalmente ofrecido por un individuo a la comunidad.
El Concilio Vaticano II en la “Constitución sobre la Liturgia” nos dice:
“La liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre y así el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro".
La liturgia es la acción sagrada por excelencia, ninguna oración o acción humana la puede igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo. Es la fuente de donde mana toda la fuerza de la Iglesia. Es la fuente primaria y necesaria de donde deben beber todos los fieles el espíritu cristiano. La liturgia invita a hacer un compromiso transformador de la vida, realizar el Reino de Dios. La Iglesia se santifica a través de ella y debe existir en la liturgia por parte de los fieles, una participación plena, consciente y activa.
Cada celebración litúrgica tiene un triple significado:
1. Recuerdo: Todo acontecimiento importante debe ser recordado. Por ejemplo, el aniversario del nacimiento de Cristo, su pasión y muerte, etc.
2. Presencia: Es Cristo quien se hace presente en las celebraciones litúrgicas concediendo gracias espirituales a todos aquellos que participan en ellas, de acuerdo a la finalidad última de la Iglesia que es salvar a todos los hombres de todos los tiempos.
3. Espera: Toda celebración litúrgica es un anuncio profético de la esperanza del establecimiento del Reino de Cristo en la tierra y de llegar un día a la patria celestial.
El Año litúrgico es el desarrollo de los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo y las celebraciones de los santos que nos propone la Iglesia a lo largo del año. Es vivir y no sólo recordar la historia de la salvación. Esto se hace a través de fiestas y celebraciones. Se celebran y actualizan las etapas más importantes del plan de salvación. Es un camino de fe que nos adentra y nos invita a profundizar en el misterio de la salvación. Un camino de fe para recorrer y vivir el amor divino que nos lleva a la salvación.
Los Tiempos litúrgicos
El Año litúrgico está formado por distintos tiempos litúrgicos. Estos son tiempos en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir de acuerdo con alguno de los misterios de la vida de Cristo. Comienza por el Adviento, luego viene la Navidad, Epifanía, Primer tiempo ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Tiempo Pascual, Pentecostés, Segundo tiempo ordinario y termina con la fiesta de Cristo Rey.
En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se reviste con casulla de diferentes colores:
Blanco significa alegría y pureza. Se utiliza en el tiempo de Navidad y de Pascua
Verde significa esperanza. Se utiliza en el tiempo ordinario
Morado significa luto y penitencia. Se usa en Adviento, Cuaresma y Semana Santa
Rojo significa el fuego del Espíritu Santo y el martirio. Se utiliza en las fiestas de los santos mártires y en Pentecostés.
El Adviento es tiempo de espera para el nacimiento de Dios en el mundo. Es recordar a Cristo que nació en Belén y que vendrá nuevamente como Rey al final de los tiempos. Es un tiempo de cambio y de oración para comprometernos con Cristo y esperarlo con alegría. Es preparar el camino hacia la Navidad. Este tiempo litúrgico consta de las cuatro semanas que preceden al 25 de diciembre, abarcando los cuatro domingos de Adviento.
Al terminar el Adviento, comienza el Tiempo de Navidad, que va desde la Navidad o Nacimiento, que se celebra el 25 de diciembre y nos recuerda que Dios vino a este mundo para salvarnos.
La Epifanía se celebra cada 6 de enero y nos recuerda la manifestación pública de Dios a todos los hombres. Aquí concluye el Tiempo de Navidad.
El Primer tiempo ordinario es el que va de la fiesta de la Epifanía hasta inicio de Cuaresma. En el Primer y Segundo tiempo ordinario del Año litúrgico, no se celebra ningún aspecto concreto del misterio de Cristo. En ambos tiempos se profundizan los distintos momentos históricos de la vida de Cristo para adentrarnos en la historia de la Salvación.
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y se prolonga durante los cuarenta días anteriores al Triduo Pascual. Es tiempo de preparación para la Pascua o Paso del Señor. Es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Es tiempo para la conversión del corazón.
La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Resurrección. En el Triduo Pascual se recuerda y se vive junto con Cristo su Pasión, Muerte y Resurrección.
El Domingo de Pascua es la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la Resurrección de Jesús. Es el triunfo definitivo del Señor sobre la muerte y primicia de nuestra resurrección.
El Tiempo de Pascua es tiempo de paz, alegría y esperanza. Dura cincuenta días, desde el Domingo de Resurrección hasta Pentecostés, que es la celebración de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. En esta fiesta se trata de abrir el corazón a los dones del Espíritu Santo.
Después de Pentecostés sigue el Segundo tiempo ordinario del año litúrgico que termina con la fiesta de Cristo Rey.
El eje del Año litúrgico es la Pascua. Los tiempos fuertes son el Adviento y la Cuaresma.
Durante el Adviento, Navidad y Epifanía se revive la espera gozosa del Mesías en la Encarnación. Hay una preparación para la venida del Señor al final de los tiempos: “Vino, viene y volverá”.
En la Cuaresma, se revive la marcha de Israel por el desierto y la subida de Jesús a Jerusalén. Se vive el misterio de la Muerte y Resurrección de Cristo: “Conversión y meditación de la palabra de Dios”.
En el Tiempo Pascual se vive la Pascua, Ascensión y Pentecostés en 50 días. Se celebra el gran domingo: “Ha muerto, vive, ¡Ven Señor Jesús!
En los tiempos ordinarios, la Iglesia sigue construyendo el Reino de Cristo movida por el Espíritu y alimentada por la Palabra: “El Espíritu hace de la Iglesia el cuerpo de Cristo, hoy ”.
Los cambios de fechas en algunas fiestas del Año litúrgico.
El Año litúrgico se fija a partir del ciclo lunar, es decir, no se ciñe estrictamente al año calendario. La fiesta más importante de los católicos, la Semana Santa, coincide con la fiesta de la "pascua judía" o Pesaj, misma que se realiza cuando hay luna llena. Se cree que la noche que el pueblo judío huyó de Egipto, había luna llena lo que les permitió prescindir de las lámparas para que no les descubrieran los soldados del faraón.
La Iglesia fija su Año litúrgico a partir de la luna llena que se presenta entre el mes de marzo o de abril. Por lo tanto, cuando Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos, respetando la tradición judía de celebrar la pascua - el paso del pueblo escogido a través del Mar Rojo hacia la tierra prometida - debía de haber sido una noche de luna llena. Hecho que se repite cada Jueves Santo.
La Iglesia marca esa fecha como el centro del Año litúrgico y las demás fiestas que se relacionan con esta fecha cambian de día de celebración una o dos semanas.
Las fiestas que cambian año con año, son las siguientes:
· Miércoles de Ceniza
· Semana Santa
· La Ascensión del Señor
· Pentecostés
· Fiesta de Cristo Rey
Ahora, hay fiestas litúrgicas que nunca cambian de fecha, como por ejemplo:
· Navidad
· Epifanía
· Candelaria
· Fiesta de San Pedro y San Pablo
· La Asunción de la Virgen
· Fiesta de todos los santos

Segun la doctrina catolica.

SEGUN LA DOCTRINA PROTESTANTE EXISTEN PARA ELLOS DOS FUNDAMENTOS PRINCIPALES QUE SON: "SOLA SCRIPTURA (la sola escritura.) y SOLA FIDE (la sola fe.) y se puede añadir un tercero SOLA GRATIA (la sola gracia.) Pero puede reducirse al de sola fide, y ambos principios en realidad se derivan del primero, puesto que profesan la salvación por la sola fe precisamente porque así entienden que está revelado en la Escritura). Es el primero el que nos interesa aquí, pues es el que hace referencia a la Biblia (el segundo es la síntesis de su teología de la salvación y de la moral, que analizaremos más adelante). En esta sección se abordan los estudios relacionados a la doctrina de la justificación y salvación respecto a la doctrina católica, así como las distintas objeciones protestantes.
Se analiza también la doctrina de la Sola Fides, doctrina protestante que rechaza la colaboración del libre albedrio como colaboradora de la gracia en la obra salvadora.Gracia y Libertad en la obra de salvación
Por S.S. Juan Pablo II
1. El apóstol Pablo, en la Carta a los Romanos, replantea con estupor un oráculo del libro de Isaías ( 65, 1), en el que Dios llega a decir por boca del profeta. «Me encontraron los que no me buscaban; me manifesté a quienes no preguntaban por mí» (Romanos 10, 20). Pues bien, después de haber contemplado en las catequesis precedentes la gloria de la Trinidad en el cosmos y en la historia, queremos emprender ahora un itinerario interior a través de los caminos misteriosos por los que Dios sale al encuentro del hombre, para hacerle partícipe de su vida y de su gloria. Dios, de hecho, ama a la criatura plasmada a su imagen y, como el pastor atento de la parábola (. Lucas 15, 4-7), no se cansa de buscarla, incluso cuando se muestra indiferente o fastidiada por la luz divina, como la oveja que se ha separado de la grey y se ha perdido en lugares agrestes y llenos de riesgos.
Dios da el primer paso
2. Perseguido por Dios, el hombre ya advierte su presencia, ya es irradiado por la luz que está detrás, a sus espaldas, ya es interpelado por esa voz que le llama desde lejos. De este modo, comienza a buscar él mismo al Dios que le busca: buscado se pone en búsqueda; amado comienza a amar. Nosotros comenzamos hoy a pincelar esta sugerente intersección entre la iniciativa de Dios y la respuesta del hombre, descubriéndola como
componente fundamental de la experiencia religiosa. En realidad, el eco de esta experiencia se siente también en algunas voces alejadas del cristianismo, signo del deseo de la humanidad entera de conocer a Dios y de ser objetivo de su benevolencia. Incluso un enemigo del pueblo bíblico de Israel, el rey babilónico Nabucodonosor, que en el año 587-586 a. C. destruyó la ciudad santa, Jerusalén, se dirigía a la divinidad con estas palabras: « ¿Sin ti, Señor, ¿qué sería de este rey al que tú amas y al que has llamado por su nombre? ¿Cómo podría ser bueno ante tus ojos? ¡Tú guías su nombre, lo conduces por la senda recta! Por tu gracia, Señor, de la que haces partícipes a todos en abundancia, haz que tu excelsa majestad sea misericordiosa y haz que el temor por tu divinidad habite en mi corazón. Dame lo que es bueno para ti, pues tú has plasmado mi vida» ( G. Pettinato, «Babilonia», Milán 1994, p. 182).
3. Nuestros hermanos musulmanes también testimonian una fe semejante, repitiendo con frecuencia, a lo largo de su existencia cotidiana, la invocación que se abre el libro del Corán y que celebra precisamente la senda por la que Dios, «Señor de lo creado, el Clemente, el Misericordioso» guía a aquellos a los que infunde su gracia.
La gran tradición bíblica lleva al fiel a dirigirse con frecuencia a Dios para obtener de él la luz y la fuerza necesarias para realizar el bien. Así reza el salmista en el Salmo 119: «Enséñame, Señor, el camino de tus preceptos, yo lo quiero guardar en recompensa. Hazme entender, para guardar tu ley y observarla de todo corazón. Llévame por la senda de tus mandamientos porque mi complacencia tengo en ella. Aparta mi mirada de las vanidades, por tu palabra vivifícame» (versículos 33-35. 37).
4. En la experiencia religiosa universal, y especialmente en la transmitida por la Biblia, encontramos, por tanto, la conciencia de la primacía de Dios que se pone en búsqueda del hombre para llevarle al horizonte de su luz y de su misterio. En un inicio está la Palabra que rompe el silencio de la nada, la «buena voluntad» de Dios (Lucas 2, 14) que nunca abandona a la criatura a su suerte.
El hombre da el segundo paso
Ciertamente este inicio absoluto no cancela la necesidad de la acción humana, no elimina el compromiso de una respuesta por parte del hombre, el cual es solicitado a dejarse alcanzar por Dios y a abrirle la puerta de su vida; es más, también tiene la posibilidad de cerrarse a estas invitaciones. En este sentido, son realmente estupendas las palabras que el Apocalipsis pone en boca de Cristo: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Apocalipsis, 3, 20). Si Cristo no se pusiera en camino por las sendas del mundo, nosotros quedaríamos solitarios en nuestro pequeño horizonte. Por eso, es necesario abrirle la puerta, para que se siente a nuestra mesa, en comunión de vida y de amor.
5. El itinerario del encuentro entre Dios y el hombre tendrá lugar bajo la égida del amor. Por una parte el amor divino trinitario nos previene, nos envuelve, nos abre constantemente el camino que conduce a la casa paterna. Allí, el Padre nos espera para darnos su abrazo como en la parábola evangélica del «hijo pródigo», o mejor del «Padre misericordioso» (cf. Lucas 15, 11-32). Por otra parte, a nosotros se nos pide el amor fraterno como respuesta al amor de Dios: «Queridos --nos exhorta Juan en su primera carta--, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él» (1Juan 4, 11.16). Del abrazo entre el amor divino y el humano florecen la salvación, la vida, la alegría eterna.

La asunción de María al cielo

La asunción de María al cielo ¿Por qué los católicos creemos que María ascendió al cielo si en la Biblia se menciona que cuando uno muere se acaba todo? los catolicos tenemos cuatro: ! Razones Bíblicas.! 1.- Dios, no es un Dios de muertos, sino de vivos.

Hay algunos hermanos separados que no creen como nosotros porque según ellos cuando uno se muere se acaba todo y no pasa nada hasta que Jesús vuelva.
Eso es falso porque la misma Biblia nos dice claramente que Dios no es un Dios de muertos sino de vivos. Veamos algunas citas bíblicas que nos confirman esto:
" Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos" Mt 22,32
"Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor" Fil 1,23
"... Se les aparecieron Elías y Moisés, los cuales conversaban con Jesús." Mc 9,1-4 2.- Si al malhechor "por un minuto de fe" Jesucristo se lo llevó al paraíso, con más razón se llevaría a su madre Maria para estar junto a él.
"...Y le decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino." Jesús le dijo: "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso."
Lc 23, 39-43
Así sucedió, querido hermano, uno de los malhechores tuvo fe de último momento y se arrepintió. Un minuto le bastó y en su gran misericordia Jesucristo le dijo que ese mismo día iba a estar con él en el Paraíso. Algunos dicen que era tan "buen ladrón" que se robó el cielo en un minuto.
Entonces, si a ese malhechor Jesús se lo llevó junto a él, con mayor razón se iba a llevar a su santa madre María, que era mujer llena de Fe, para que estuviera junto a él por toda la eternidad.
3.- Ascendiendo al cielo en cuerpo y Alma.
"Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor". 1 Tes 4,17
"Les decía también: "Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios." Mc 9,1
Si abraham, Isaac, Jacob, Elías y Moisés estaban vivos junto a Dios con mayor razón María, la sierva y Madre de Dios, también lo iba a estar
Estos versículos indican que los cristianos viviendo en gracia de Dios y presencien la venida física de Jesucristo en los últimos tiempos, no morirán la muerte terrenal sino que pasarán directamente al cielo en cuerpo y alma para toda la eternidad.
Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos.
Hech 1,9.
"Al final de su vida, la Virgen María pasó a la otra a través de un hecho que no puede llamarse muerte como la conocemos universalmente, para cumplir con 1 Tes 4,17. Su persona fue excepcional para cumplir con Lc 1,28. Y vive en el cielo en cuerpo y alma para cumplir con Lc 1,28 y Hech 1,9".
A eso le llama la Iglesia "La asunción de María a los cielos".
Si el profeta Elías fue arrebatado hacia el cielo 2 Rey 2,9-11 Con mayor razón será con María, madre de Jesucristo y fiel sierva de Dios Lc 1,28; Lc 1,48.
El objetivo principal de Dios sobre la humanidad es su felicidad y salvación. Eso se gana por el arrepentimiento de nuestras faltas y nuestra obediencia como fruto de nuestra fe.
Para el tema que estamos hablando las gracias que nos toca tratar son " el arrebato", "la resurrección antes del final de los tiempos" y "el vivir en cuerpo y alma en el cielo antes de la resurrección universal". Las personas poseedoras de eso e identificadas en la Biblia son: Jesucristo y una cantidad no conocida de gente especificada en 1 Tes 4,17.
La Virgen María, por ser "vaso de elección" y la "Llena de Gracia" Lc 1,28 participó con Jesucristo en su muerte, resurrección y ascensión al cielo al que la Biblia llama "arrebato".
Lo de ascensión, es de necesidad que Ella también la tuviera, pues muchos la tendrán cuando Jesucristo venga por segunda vez . Entre la asunción de María y los cristianos que serán "arrebatados" en los últimos tiempos no hay diferencia esencial sino solamente de tiempo. Sin duda que Jesucristo se llevaría a su madre para estar junto a Él.
* Fue definida como dogma por su Santidad Pío XII el 8 de Diciembre de 1950 diciendo:
"Al no tener ningún pecado y al no estar sujeta a la corrupción del sepulcro, María fue elevada al cielo en cuerpo y alma, al terminar su paso por este mundo"

¿LOS LAICOS PUEDEN CONSAGRAR LA EUCARISTIA?

¿LOS LAICOS PUEDEN CONSAGRAR LA EUCARISTIA?
PREGUNTA:
En un retiro un sacerdote nos dijo que la tranbsustanciacion del pan y del vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo se realizaba con tal de que alguna persona presente en la Misa lo creyera de todo corazón, aun en el caso de que el sacerdote no lo creyera. Pero esto parece contradecir lo que dice usted, que depende de la intención del sacerdote. ¿Nos lo explico mal este sacerdote en el retiro o son posibles las dos cosas, la intención del sacerdote es valida o la fe de alguna persona presente es suficiente?
RESPUESTALa enseñanza, según usted la entendió, es errónea.
Catecismo #1411: "Sólo los presbíteros válidamente ordenados pueden presidir la Eucaristía y consagrar el pan y el vino para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre del Señor."
El sacramento de la Eucaristía REQUIERE de un sacerdote que tenga la intención de consagrar. Un laico no puede consagrar por mucha fe que tenga.

Desnudo o no ..Jesus murio por nosotros.

En las imágenes que encontramos en las catedrales, parroquias o en las camándulas que los feligreses católicos portan en su cuello vemos a menudo la de Cristo crucificado, al Cristo paleocristiano, levemente vestido. Pero la verdad puede ser otra, en realidad es otra, Cristo fue crucificado desnudo.
Si alguien ha sido dibujado, pintado, esculpido desnudo en toda la historia del arte ese ha sido Jesús, su cuerpo lo hemos visto acostado, crucificado, en brazos de otros personajes, y en infinitas posiciones siempre mostrando su cuerpo desnudo, muchas veces con “el manto de pureza” y muy pocas veces mostrando su sexo. La Pasión de Cristo ha sido utilizada como una formula para expresar el desnudo masculino durante cientos de años, pero siempre teniendo en común en todas las épocas o escuelas de arte que el cuerpo de Jesús es representado con rasgos juveniles y exhibiendo la fisionomía de un hombre blanco occidental en casi un 99% de las veces. Expuesta la cuestión de la desnudez de Cristo, es importante conocer el aval bíblico que corresponde o sustenta la iconografía aquí planteada, y para ello, traemos los testimonios de dos de los evangelistas: Mateo y Juan.
Mateo en su capitulo 27 versículo 28 nos narra que después de la flagelación de Jesús “Le desnudaron y le echaron encima un manto purpura.”; luego aclara lo que más tarde le hacen una vez que se burlaron de él: “Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.” (Mateo 27:31) Sin embargo Jesús es crucificado desnudo según de nuevo San Mateo: “Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes.” (Mateo 27:35)
El Apóstol Juan se refiere a esta situación de esta manera: “Los Soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos con los que hicieron cuatro lotes, uno para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: ‘No la rompamos, sino echemos a suertes a ver quien le toca” (Juan 19:23)
Era costumbre cruel que en todos los actos de flagelación, castigo, lapidación y muerte se desnudara al reo o condenado, por lo tanto es creíble que Jesús haya sido crucificado desnudo. El “Paño de Pureza” es un invento de la Iglesia Católica, un invento por pudor, para apartar la idea corpórea y carnal de Jesús y elevar su contenido espiritual.
Hay una diferencia distante entre el Cristo paleocristiano o y el Cristo desnudo y es por eso mismo detalle, la desnudez. Los crucifijos entonces deberían ser un poco diferentes pero eso iría en contra de nuestros "valores" sociales o a lo que consideramos correcto en nuestro mundo. Expertos médicos, historiadores y arqueólogos han examinado en detalle la ejecución que Jesucristo voluntariamente soportó. Todos coinciden en que Él sufrió una de las formas más duras y dolorosas de pena capital jamás imaginada por el hombre. He aquí un breve sumario de algunas cosas que sabemos de la historia, la arqueología y la medicina acerca de su últimas horas…                                                               UN SUFRIMIENTO INTENSO, INCLUSO ANTES DE QUE SE INICIARA LA VEJACIÓN—Jesús tenía el peso del mundo sobre su hombros. Incluso antes de que la crucifixión empezara Él mostraba claramente síntomas físicos relacionados con un intenso sufrimiento. La noche antes de la ejecución su discípulos dicen haber visto a Jesús en " agonía " sobre el Monte de los Olivos. No tan solo no durmió en toda la noche, sino que parece haber estado sudando abundantemente. Tan grande era el sufrimiento que había pequeños vasos sanguíneos que se rompían en sus glándulas sudoríferas y emitían gotas rojas tan grandes que caían al suelo (véase Lucas 22:44). Este síntoma de intenso sufrimiento se llama hematohidrosis. (Para saber más…) Jesús estaba físicamente agotado y en peligro de sufrir un colapso si no recibía líquidos (lo cual aparentemente no sucedió). Este es el hombre al cual los soldados Romanos torturaron.                                                                               TORTURA AZOTADO CON LATIGOS ROMANOS—Habiendo pasado por manos judías, ahora era el turno de los romanos. Se sabe que los golpes infringidos por los soldados romanos, eran muy sangrientos, dejando heridas por todo el cuerpo. Los romanos diseñaban sus látigos para cortar la carne de los cuerpos de sus víctimas. Estos golpes fueron concebidos para ser dolorosos hasta el extremo. También causaría una concentración de líquido alrededor de sus pulmones. Además, una corona de espinas fue impuesta sobre su cuero cabelludo la cual era capaz de irritar gravemente los nervios más importantes de su cabeza, causando un dolor cada vez más intenso y muy agudo, a medida que las horas pasaban. En el estado de sufrimiento de Cristo, estos golpes eran suficientes para matarle. Su cuerpo estaba horriblemente magullado, cortado y sangrante. Tras no haber tenido ningún alimento durante muchas horas, y después de haber perdido líquidos por medio de abundantes hemorragias, Jesús estaría gravemente deshidratado. Esta tortura brutal ciertamente le habría llevado a lo que los médicos llaman colapso (shock), y el colapso mata. Además, Jesús fue obligado a cargar con el travesaño de madera sobre el cual moriría. Imagine el efecto de cargar con una carga pesada si usted estuviera en esa condición.                                                                      
CRUCIFIXIÓN—Al ser colgado completamente desnudo ante la multitud, el dolor y el daño causado por la crucifixión fue concebido para ser tan sumamente intenso que uno anhelaría constantemente la muerte, pero podría perdurar días sin ningún desahogo Según el Dr. Frederick Zugibe, la perforación de nervio medio de las manos por un clavo puede causar un dolor tan increíble que ni siquiera la morfina sería de ayuda, un dolor intenso, ardiente horrible, como relámpagos atravesando el brazo hacia la médula espinal. La ruptura del nervio plantar del pie con un clavo tendría un efecto así mismo horrible. Además, la posición del cuerpo sobre un cruz pensada para hacer extremamente difícil la respiración. Frederick Farrar describe el efecto torturador pretendido: "Porque de hecho una muerte por crucifixión parece incluir todo lo que el dolor y la muerte puedan tener de horrible y espantoso - - vértigo, calambres sed, inanición, falta de sueño, fiebre, tétano, vergüenza, publicación de la vergüenza larga duración del tormento, horror de la anticipación, mortificación de las heridas no cuidadas - - todo intensificado hasta el punto en el que puede ser soportado, pero llegando hasta un poco por debajo del punto que daría al sufriente el consuelo de la inconsciencia. Un médico lo ha llamado " una sinfonía del dolor " producida por cada movimiento, con cada inspiración; incluso un pequeña brisa sobre su piel podría causar un dolor intenso en ese momento. El examinador médico, Dr. Frederick Zugibe, cree que Cristo murió de un colapso debido a la pérdida de sangre y líquido, más un choque traumático por su heridas, además de una sacudida cardiogénica que causó que el corazón de Cristo sucumbiera. En la hora novena (el instante en el cual un cordero sacrificial era sacrificado cada día en el templo judío), Jesús clamó a gran voz, diciendo, " Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?" que traducido es " Dios mío, Dios mío, ¿ Por qué me has abandonado ? " y poco después murió tras decir "Todo está cumplido." Más o menos en este momento es probablemente cuando se hacía sonar el cuerno de carnero sacerdotal ese día, anunciando que el sacerdote había completado el sacrificio del cordero por los pecados de Israel. También en ese momento, la grande y gruesa cortina que cerraba el lugar Santísimo a la vista, se desgarró de arriba a abajo. -Marcos 15:34 and Mateo 27:46 James Thompson cree que Jesús no murió por agotamiento, ni por los golpes o por las 3 horas de crucifixión, sino que murió por agonía de la mente la cual le produjo el rompimiento del corazón. Su evidencia viene de lo que sucedió cuando el soldado romano atravesó el costado izquierdo de Cristo. La lanza liberó un chorro repentino de sangre y agua (Juan 19: 34). No tan solo prueba esto que Jesús ya estaba muerto cuando fue traspasado, sino que Thompson cree que ello también es una evidencia del rompimiento cardíaco. El renombrado fisiólogo Samuel Houghton cree que tan solo la combinación de crucifixión y ruptura del corazón podría producir este resultado. Cualquiera que fuere la causa final de la muerte, no hay duda de que fue dolorosa más allá de lo descriptible con la palabra. Cerca del fin, un criminal junto a Él se burló, " Si tu eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. " Poco sabía este pecador que el hombre al cual él hablaba estaba colgado allí voluntariamente. Estaba hablando a nuestro creador, capaz de desencadenar todo el poder del universo y más allá, y salvarse a sí mismo. Jesús permaneció en su agonía y vergüenza, no porque era impotente, sino por su increíble amor por la humanidad. Él sufrió para crear el camino a la salvación necesario para usted y para mi.

jueves, 17 de noviembre de 2016

! POQUITO PARA REIR.!


LAS FALSAS ASPIRACIONES DEL HOMBRE EN LA TIERRA.


! NUESTRAS NAVIDADES HERMOSAS DE VENEZUELA.!


! MARAVILLOSO DIOS.!


APOLOGÍA

APOLOGÍA
Del latín apologia, aunque con origen más lejano en un vocablo griego, la apología es el discurso que se realiza en defensa o alabanza de algo o alguien. Se trata de expresiones orales, escritas o de otro tipo que se difunden con la intención de brindar apoyo a una persona, una organización o una causa.
SAN JUSTINO Y SUS OBRAS DE APOLOGIA :
San Justino, mártir, es el Padre apologista griego más importante del siglo II y una de las personalidades más nobles de la literatura cristiana primitiva. Nació en Palestina, en Flavia Neápolis, la antigua Siquem. De padres paganos y origen romano, pronto inició su itinerario intelectual frecuentando las escuelas estoica, aristotélica, pitagórica y platónica. La búsqueda de la verdad y el heroísmo de los mártires cristianos provocaron su conversión al cristianismo. Desde ese momento, permaneciendo siempre laico, puso sus conocimientos filosóficos al servicio de la fe.
Llegó a Roma durante el reinado de Marco Aurelio (138-161) y allí fundó una escuela, la primera de filosofía cristiana. Según su discípulo Taciano, a causa de las maquinaciones del filósofo cínico Crescente, tuvo que comparecer ante el Prefecto de la Urbe y, por el solo delito de confesar su fe, fue condenado con otros seis compañeros a muerte, probablemente en el año 165. De sus variados escritos, sólo conservamos dos Apologías, escritas en defensa de los cristianos, dirigidas al emperador Antonino Pío; y una obra titulada Diálogo con el judío Trifón, donde defiende la fe cristiana de los ataques del judaísmo. En esta obra relata autobiográficamente su conversión. En las Apologías, admira en su exposición el profundo conocimiento de la religión y mitología paganas—que se propone refutar—y de las doctrinas filosóficas más en boga; cómo intenta utilizar cuanto de aprovechable encuentra en el bagaje cultural del paganismo; su valentía para anunciar a Cristo—sabiendo que se jugaba la vida—y su capacidad de ofrecer los argumentos racionales más adecuados a la mentalidad de sus oyentes. Conociendo que la Verdad es sólo una y que reside en plenitud en el Verbo, San Justino sabe descubrir y aprovechar los rastros de verdad que se encuentran en los más grandes filósofos, poetas e historiadores de la antigüedad; llega a afirmar en su segunda apología que cuanto de bueno está dicho en todos ellos nos pertenece a nosotros los cristianos. Se conocen los títulos de una decena de obras de Justino: de ellas sólo se han conservado dos Apologías (que quizás no son sino dos partes de una misma obra), y un Diálogo con un judío, por nombre Trifón.
Tanto por la extensión de sus escritos como por su contenido, Justino es el más importante de los apologetas. Es el primero que de una manera que pudiéramos decir sistemática intenta establecer una relación entre el mensaje cristiano y el pensamiento helénicos predeterminando en gran parte, bajo este aspecto, la dirección que iba a tomar la teología posterior.
La aportación más fundamental de Justino es el intento de relacionar la teología ontológica del platonismo con la teología histórica de la tradición judaica, es decir, el Dios que los filósofos concebían como Ser supremo, absoluto y transcendente, con el Dios que en la tradición semítica aparecía como autor y realizador de un designio de salvación para el hombre.
En el esfuerzo por resolver el problema de la posibilidad de relación entre el Ser absoluto y transcendente y los seres finitos, las escuelas derivadas del platonismo habían postulado la necesidad del Logos en función de intermediario ontológico: la idea se remonta al «logos universal» de Heraclito, y viene a expresar que la inteligibilidad limitada del mundo es una expresión o participación de la inteligibilidad infinita del Ser absoluto. Justino, reinterpretando ideas del evangelio de Juan, identifica al Logos mediador ontológico con el Hijo eterno de Dios, que recientemente se ha manifestado en Cristo, pero que había estado ya actuando desde el principio del mundo, lo mismo en la revelación de Dios a los patriarcas y profetas de Israel, que en la revelación natural por la que los filósofos y sabios del paganismo fueron alcanzando cada vez un conocimiento más aproximado de la verdad.
De esta forma Justino presenta al cristianismo como integrando, en un plan universal e histórico de salvación, lo mismo las instituciones judaicas que la filosofía y las instituciones naturales de los pueblos paganos. Así intenta resolver uno de los problemas más graves de la teología en su época: el de la relación del cristianismo con el Antiguo Testamento y con la cultura pagana. Ambas son praeparatio evangelica, estadio inicial y preparatorio de un plan salvífico, que tendrá su consumación en Cristo.
Sin embargo, al identificar Justino al Logos con el mediador ontológico entre el Dios supremo y transcendente y el mundo finito, a la manera en que era postulado de los filósofos, introduce una concepción que inevitablemente tenderá hacia el subordinacionismo y, finalmente, hacia el arrianismo. Cuando Justino afirma que el Dios supremo no podía aparecerse con su gloria transcendente a Moisés y los profetas, sino sólo su Logos, implícitamente afirma que el Logos no participa en toda su plenitud de la gloria de Dios y que es en alguna manera inferior a Dios.
Los escritos de Justino son también importantes en cuanto nos dan a conocer las formas del culto y de la vida cristiana en su tiempo, principalmente en lo que se refiere a la celebración del bautismo y de la eucaristía.

SIGNIFICADO DEL TÉRMINO PRESENCIA.

 No es fácil dar una precisa definición de presencia aplicable a todos los casos, especialmente cuando desde el campo humano se pasa al sobrenatural.
El verdadero significado de presencia ha sido dado por el filósofo personalista Gabriel Marcel, y por mérito suyo ha entrado a formar parte de nuestra cultura. Presencia según Marcel, no es tanto coexistencia de dos cuerpos o un vivir unidos en la misma habitación, sino que es sobre todo conciencia de que alguien está conmigo, intercomunicación profunda entre dos o más personas, una relación íntima, un influjo vital y una comunión consciente.
Un hecho que llama la atención cuando buscamos lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la Santísima Virgen María es que, de los veintisiete escritos que forman el canon del Nuevo Testamento, sólo en cuatro se la nombra por su nombre: María. Y son éstos los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Otro libro más, el evangelio según San Juan, nos habla de ella sin nombrarla jamás, y haciendo siempre referencia a ella como la madre de Jesús, o su madre. Fuera de estos cinco libros, ninguno de los veintidós restantes nos habla directamente de María. Sólo los ojos de la fe han sabido atribuirle la parte que tiene en aquellos pasajes en que –por ejemplo– se habla de que Jesús es el Hijo de David, o de que somos Hijos de la Promesa, o de la Jerusalén de arriba, o que el Padre nos envió a su Hijo, hecho hijo de mujer; o han sabido reconocerla en la misteriosa Mujer coronada de astros del Apocalipsis. Explícitamente nombrada en sólo cinco libros de los veintisiete, María parece haber sido reconocida –si nos atenemos a una primera impresión– por sólo la mitad de los hagiógrafos (escritores inspirados) que escribieron el Nuevo Testamento. De ocho que son, sólo cuatro nos hablan de ella: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. No nos hablan de ella ni Santiago, ni Pedro, ni Judas. Pablo sólo alude indirectamente a ella en Gálatas 4, 4-5. Por tanto, hablar de la figura de María en el Nuevo Testamento, es hablar de María a través de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, o sea a través de los evangelistas. María en el Nuevo Testamento es prácticamente, por lo menos principalmente, María en los evangelios. Porque fuera de ellos casi no se nos dice nada más, o mucho más, acerca de María.
Para contemplar la figura de María a través de los evangelios podríamos seguir dos caminos, que vamos a llamar camino sintético y camino analítico. El camino sintético consistiría en sintetizar los datos dispersos de los cuatro evangelios en un solo retrato de María. Consistiría en trazar un solo retrato a partir de la convergencia de cuatro descripciones distintas. Por supuesto, bien lo sabemos, hay un solo Evangelio: el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Pero el mismo Dios que dispuso que hubiera un solo mensaje de salvación, dispuso también que se nos conservaran cuatro presentaciones del mismo.
El único Evangelio es, pues, un evangelio cuadriforme, como bien observa ya San Ireneo, refutando los errores de los herejes que esgrimían los dichos de un evangelista en contra de los dichos de otro. Dado que el misterio de María es un aspecto del misterio de Cristo, todo lícito cambio de enfoque del misterio de Cristo –que como misterio divino es susceptible de un número inagotable de enfoques diversos, aunque jamás puedan ser divergentes–, comporta sus cambios de armónicos y de enfoque en el misterio de María.
Comenzamos por Marcos, el más breve y, casi con seguridad, el más antiguo de los cuatro evangelios. El que recoge, muy probablemente, las catequesis y predicaciones de San Pedro, o sea, el evangelio según lo proclamaba Pedro.
Acerca de María, este evangelio de Marcos es de una parquedad extrema, comparable –por la ausencia de referencias– al gran silencio marial neotestamentario. Marcos comienza su evangelio presentando la figura de San Juan Bautista, y casi inmediatamente a un Jesús ya adulto que llega a bautizarse en el Jordán. Nada de relatos de la infancia, que –como vemos en Mateo y Lucas– se prestan a decirnos algo de la Madre. Nada comparable a las dos grandes escenas marianas del evangelio de San Juan: las bodas de Caná y el Calvario. Dos textos: Mc 3, 31-35; 6, 1-3 Mc 3, 31-35:María no estuvo unida a Jesús solo ni primariamente por un vínculo de sangre. Para que ese vínculo de sangre pudiera llegar a tener lugar, tuvo que haber previamente un vínculo que Jesús estima como mucho más importante.
Pero todo esto Marco no lo explicita, ni el Señor ltampoco lo hace sin duda en aquella ocasión. Es por otros caminos por donde hemos llegado a comprender lo que hay implícito en el velado testimonio de Jesús que Marcos nos relata. Que María creyó en Jesús antes de que Jesús fuera Jesús. Y que solo porque el Verbo encontró en ella esa fe pudo encarnarse.
Es así como el silencio mariano de Marcos da paso a la elocuencia mariana de Jesús mismo. María no estuvo unida a Jesús solo ni primariamente por un vínculo de sangre. Para que ese vínculo de sangre pudiera llegar a tener lugar, tuvo que haber previamente un vínculo que Jesús estima como mucho más importante.
Pero todo esto Marco no lo explicita, ni el Señor ltampoco lo hace sin duda en aquella ocasión. Es por otros caminos por donde hemos llegado a comprender lo que hay implícito en el velado testimonio de Jesús que Marcos nos relata. Que María creyó en Jesús antes de que Jesús fuera Jesús. Y que solo porque el Verbo encontró en ella esa fe pudo encarnarse.
Es así como el silencio mariano de Marcos da paso a la elocuencia mariana de Jesús mismo. María en San Mateo, el orígen del Mesías Mateo, de cuya imagen de María nos ocuparemos ahora, no ignora la visión de Marcos, sino que la retoma en el cuerpo de su evangelio (Mt 12, 46-50; 13, 53-57), como también lo hará San Lucas en el suyo (Lc 8, 19-21; 4, 22). No hay necesidad de volver aquí sobre esos pasajes, que son copia casi textual de Marcos o de una fuente preexistente y en los que Mateo introduce sólo algún ligero retoque. Vamos a ocuparnos más bien de los que Mateo agrega a la figura de María como rasgos de su cosecha. Ellos son un desarrollo de lo que estaba implícito en Marcos. María, Virgen y esposa de José
Mateo enriquece la figura de María respecto de la imagen de Marcos manifestando dos rasgos de la Madre del Mesías:
1) María es Virgen.
2) María es esposa de José, hijo de David.
Ambos rasgos los explicita Mateo no por satisfacer curiosidades, sino por lo que ellos significan en el marco de su presentación teológica del misterioso origen del Mesías.
Que María es Virgen es un rasgo mariano que está en íntima conexión con la filiación y origen divino del Mesías. Este nace de María sin mediación del hombre y por obra del Espíritu Santo, nos dice Mateo.
Que María sea esposa de José, hijo de David, es un rasgo mariano que está a su vez en íntima conexión con la filiación davídica y el carácter humano del Mesías.
Jesús, el Mesías, es, por tanto, Hijo de Dios por el misterio de la virginidad de su Madre, e Hijo de David por el no menos misterioso matrimonio con José, hijo de David. La concisa parquedad mariológica de Pablo merece aquí, aunque sea lateralmente y de paso, el homenaje de nuestra atención. Hacia el año 51 de nuestra era, o sea unos veinte años antes de la fecha probable de composición del evangelio de Mateo, escribe Pablo a los Gálatas:
«Pero al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, hecho hijo de mujer, puesto bajo la ley para rescatar a los que se hallaban bajo la ley y para que recibiéramos la filiación adoptiva» (Gál 4, 4-5). La obra del evangelista Lucas consta de dos libros: el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles. El primero nos relata la historia de Jesús, el segundo la historia de los orígenes de la Iglesia. La intención del díptico es iluminar la experiencia que los fieles de origen pagano encontraban en la comunidad eclesial, explicándola a la luz de su origen histórico. ¿Cómo? Mostrando –en la experiencia actual del Espíritu Santo derramado en las primeras Comunidades– la continuidad de la acción del mismo Espíritu que había obrado en la Iglesia de los Apóstoles, en la Vida y Obra de Jesús y en su preparación previa en la historia pasada de Israel.
La inquietud de Lucas parte, pues, del presente; y para dar razón de él e interpretar su significado religioso, se remonta al pasado. En cambio su obra escrita, por pura razón del método, parte del pasado y, siguiendo un cierto orden cronológico de los hechos, llega al presente. María en San Juan, el eco de la Voz Un primer hecho que nos llama la atención al leer el evangelio de San Juan en busca de lo que nos dice de María, es que este evangelista ha evitado llamarla por el nombre de María. Juan nunca nombra a la Madre de Jesús por este nombre, y es el único de los cuatro evangelistas que evita sistemáticamente el hacerlo. Marcos trae el nombre de María una sola vez. Mateo cinco veces. Lucas trece veces: doce en su evangelio y una en los Hechos de los Apóstoles. Juan nunca.
Y decidimos que Juan evitó intencionadamente el nombrarla con el nombre de María, porque hay indicios de que no se trata de omisión casual, sino premeditada, querida y planeada. (Jn 19,25-27). LA PRESENCIA DE MARIA EN LA VIDA DE LA IGLESIA PRIMITIVA. Los evangelios, especialmente el de Lucas y el de Juan, subrayan la función específica de la Virgen en la historia de la salvación. Según este paralelismo, establecido por la exégesis actual y autorizadamente señalado por el Vat II (cf AG 4), se comprende mejor que la presencia de María en la iglesia primitiva no puede ser diversa de la vivida por ella respecto a Jesús.

"El dogma de la maternidad Divina de Maria Santisima."

El dogma de la Maternidad Divina se refiere a que la Virgen María es verdadera Madre de Dios. Fue solemnemente definido por el Concilio de Efeso (año 431). Tiempo después, fue proclamado por otros Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla.
El Concilio de Efeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) definió:
"Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema."
El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así:
"Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus peligros y necesidades" (Constitución Dogmática Lumen Gentium, 66). En debates apologéticos he visto que se cuestiona fuertemente el dogma de la maternidad Divina, esto es lo que creemos los católicos: María es Madre de Dios. Muchas de las veces es por ignorancia del dogma, y creen habla de María como creadora de Dios, utilizan argumentos como “María no puede ser Madre de Dios ya que Dios es Eterno”.........
María Madre de Dios 
Theotokos quiere decir Madre de Dios en griego.
Los padres griegos aplicaron a María el título Theotokos (portadora de Dios) ya en el siglo III. Los concilios de Efeso y de Calcedonia defendieron este título. En Occidente, María fue venerada de forma similar como Dei Genitrix (Madre de Dios). En el antiguo canon romano es conmemorada como la "siempre virgen madre de Jesucristo nuestro Señor y Dios".
La fiesta de la maternidad Divina es un resumen y una exaltación de este misterio. Tiene por finalidad "exaltar la singular dignidad que este misterio reporta a la santa Madre a través de la cual recibimos al Autor de la vida.
Además de su función como "Portadora de Dios", está su maternidad espiritual respecto de la humanidad. Como Eva fue la "madre de todos los hombres" en el orden natural, María es madre de todos los hombres en el orden de la gracia. Al dar a luz a su primogénito, parió también espiritualmente a aquellos que pertenecerían a él, a los que serían incorporados a él y se convertirían así en miembros suyos. El es el "primogénito entre muchos hermanos", la Cabeza de la humanidad redimida, el representante de la humanidad que une todas las cosas en él.
El dogma: María es Madre de Dios
Antes vamos a definir lo que es un dogma
Una verdad que pertenece al campo de la fe o de la moral, que ha sido revelada por DIOS transmitida desde los Apóstoles ya a través de la Escritura, ya de la Tradición, y propuesta por la Iglesia para su aceptación por parte de los fieles. Brevemente, “dogma” puede ser definido como una verdad revelada definida por la Iglesia.
La definición dogmatica es como sigue
Concilio de Éfeso
En este concilio en el año 431 se definió solemnemente para que no hubiera duda alguna: "Si alguno que no confesare que Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y por lo tanto la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque pario según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema"
El Magisterio ha sostenido de manera unánime e ininterrumpida este dogma
"María sabe que el que lleva por nombre Jesús ha sido llamado por el Ángel Hijo del Altísimo (Luc 1:32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; ) María sabe que lo ha concebido y dado a luz "sin conocer varón", por obra del Espíritu Santo, con el poder del Altísimo, que ha extendido su sombra sobre Ella. (Luc 1,35) María sabe que el Hijo dado a luz virginalmente, es precisamente aquel "Santo", el "El Hijo de Dios", del que le ha hablado el Ángel (Juan Pablo II, Enc. Redemptoris Mater, n 17)
María es verdadera Madre, ya que ella fue participe activo de la formación de la naturaleza humana de Cristo, de la misma manera en la que todas las madres contribuyen a la formación del fruto de sus entrañas. María es verdadera Madre porque Jesús es verdadero Hombre.
Jesús no necesitaba a una madre para venir a salvar a los hombres, y aun así la tuvo.
Este sin duda es el mayor y principal dogma mariano, al aceptarlo se acepta que:
· María es verdadera Madre
· María es verdadera Madre de Dios.
Una manera muy simple y lógica de demostrar la Maternidad Divina
· El Verbo es eterno, siempre ha existido, y es Dios.
Juan 1,1.En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
Por tanto el Verbo es una persona Divina, y Eterna.
· El Verbo, persona Divina y Eterna, es mandado por Dios Padre a ser concebido en el vientre de María y esto se logra por obra del Espíritu Santo.
Lucas 1,35.El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
· Al momento de tomar carne de María, El Verbo Eterno, persona Divina es igual que nosotros los hombres, excepto en el pecado.
Filipenses 2, 7.Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;
Por tanto el Verbo Eterno, Dios por siempre, segunda persona de la Trinidad siempre tuvo la naturaleza Divina, y al momento de tomar carne sigue siendo la misma persona tomando una nueva naturaleza, la humana.
Siendo que las madres paren a personas no a naturalezas, María dio a luz a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre. Por tanto es válido decir que María es Madre de Dios.
Ella CONCICBIO y DIO a luz a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Verbo, aunque no sobre la naturaleza Divina, sino en cuanto a la naturaleza humana.
Pero, como dirán los Solo Scripturistas: “¿En donde dice en la Biblia que María es Madre de Dios”?
Leamos estos versículos de Lucas 1
39.En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40.entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41.Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; 42.y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; 43.y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? 44. Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
Leemos que Isabel habiendo quedado llena del Espíritu Santo la saluda. Esto es relevante ya que no fue una obra humana, fue Dios mismo quien la guio para decir lo que dijo, Isabel bendice a Maria y después al bebe en su vientre, a continuación nos dice quien es aquel bebe:
Lucas 1, 43.y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
Lucas 1,38.Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
Ahí que cuando nos llaman blasfemos por llamar a María Madre de Dios, les podemos recordar que es Bíblico su titulo, salvo que Isabel hubiera sido blasfema también.
Un poco más de citas Bíblicas sobre la maternidad divina de María
Se usan equivalentes como Madre de Cristo, Madre de Jesús, Madre del Señor (Mt 1:18; Jn 19:25, Lc 1:43)
En el AT aparece María como la mujer que concibe, da a luz y es MADRE de Jesús
Llegada "la plenitud de los tiempos" (Gal 4:4) tiene lugar el cumplimiento de las profecías y por lo tanto se afirma su propia maternidad
Luc 1:31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
Luc 1:35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
Gal 4:4 ...envió Dios a su Hijo, nacido de mujer...
Rom 9:5 y Cristo es uno de ellos según la carne, el que como Dios está también por encima de todo..
Historia y citas de los Padres de la Iglesia
Orígenes es a menudo citado como el primer autor que utilizó Madre de Dios para María aunque el texto en que se basa esta afirmación no puede ser cierto. El historiador Sozomeno dice (Hist. eccl. 7,32: EG 866) que Orígenes aplicó a María el título de Θεοτόκος. No se encuentra en los escritos que de ιl se conservan; pero esta ausencia no debe maravillarnos, dado el naufragio que sufrió la producción literaria de Orígenes. La escuela de Alejandría llevaba mucho tiempo usando este título para expresar la maternidad divina de María, cuando en la primera mitad del siglo y fue atacado por unos y defendido por otros en las controversias nestorianas, hasta que lo definió el concilio de Efeso (431).
Dionisio de Alejandría utiliza Madre de Dios en alrededor del 250, en una epístola a Pablo de Samosata.
Atanasio de Alejandría en 330, Gregorio el Teólogo en 370, Juan Crisóstomo, en 400, y San Agustín, utilizaron Madre de Dios.
Teodoreto escribió en 436 que llamar a la Virgen María, Madre de Dios es una tradición apostólica.
Clemente de Alejandria Siglo III. Concluye en su exegesis cristológico que Cristo estheanthropos (Dios-hombre); explica la communicatio idiomatum; María es Madre de Dios (conclusión de esta doctrina).
San Irineo: “Este Cristo, que como Logos del Padre estaba con el Padre fue dado a luz por una Virgen”
San Hipólito: “El Verbo descendió del cielo a la Santísima Virgen para que, encarnado en Ella y hecho hombre en todo menos en el pecado, salvara a Adán, que había perecido” 
San Gregorio de Nacianceno: “Si alguno no reconoce a Santa María como Maria Madre de Dios, es que se halla separado de Dios”
San Bernardo: “El único nacimiento de Dios era el procedente de la Virgen; asimismo, la dignidad de la Virgen demandaba que quien naciere de ella no fuere otro que el mismo Dios. Por esto el Hacedor del hombre, al hacerse hombre, naciendo de la raza humaa, tuvo que elegir, mejor dicho, que formar para si, entre todas, una madre tal cual El sabia que había que serle conveniente y agradable”(Homilia sobre la Virgen Madre,2)
Usualmente no cito a Lutero, sin embargo en esta ocasión hare una excepción, ya que aun en su herejía, Martin Lutero el padre de la doctrina protestante dijo de María.
Maternidad Divina de María en los escritos de Lutero
Dios dice..”El Hijo de María es Mi único Hijo” Por tanto Maria es Madre de Dios 
Dios no derivo su divinidad de María; pero eso quiere decir que haya algo erróneo en decir que Dios nació de María, que el Hijo de María es Dios, y que María es Madre de Dios…Ella es la verdadera Madre de Dios y portadora de Dios….María amamanto a Dios, meció hasta que durmió Dios, preparo caldos y sopa para Dios, etc. Para Dios y el hombre son una sola persona, un Cristo, un Hijo, un Jesús. No dos Cristos..tal como tu hijo no es dos hijos, aun cuando tuvo dos naturalezas, cuerpo y alma, el cuerpo de ti, el alma de Dios solo. (En Concilios y la Iglesia, 1539)
“Todos los loores se compendian en una palabra: cuando es llamada Madre de Dios. Nadie puede decir de ella cosa más grande, aunque tenga más lenguas que hojas y hierbas hay en el bosque, estrellas en el cielo y arenas en el mar. Todo lo atribuye ella a la gracia de Dios y no a sus méritos, El nombre de Theotokos fue inventado por los cristianos para hablar de María; tenemos constancia del uso de la palabra Theotokos en el siglo III de la mano de san Dionisio, quien era obispo de Alejandría, e incluso también se cree que la usó Orígenes, que también era egipcio.
Así que es irrefutable que sea del s.III d.C. y que esté dedicado a María Santísima
"Y, ciertamente, desde los tiempos más antiguos, la Sta. Virgen es venerada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades.... Y las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha venido aprobando dentro de los límites de la sana doctrina, hacen que, al ser honrada la Madre, el Hijo por razón del cual son todas las cosas, sea mejor conocido, amado, glorificado, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos" (LG #66) La fiesta de la maternidad divina de la Santísima Virgen María fue instituida por el papa Pío XII para conmemorar el 1500o. aniversario del Concilio de Éfeso, el tercer concilio ecuménico de la Iglesia. Qué conveniente fue que esta fiesta fuera instituida en tal aniversario, pues fue en el Concilio de Éfeso donde se defendió la doctrina de la maternidad divina contra la herejía de Nestorio y sus seguidores, quienes negaban que hubiera una sola divina Persona en Cristo con dos naturalezas, y, como consecuencia de esta negación, rehusaron reconocer a María con el título de Theotokos, es decir, la Madre de Dios. Nestorio y sus seguidores creían erróneamente que en Cristo había dos Personas: una divina y otra humana, de manera que María fue únicamente la madre de la persona humana....En nuestros tiempos tal vez no encontremos muchos nestorianos, pero existen muchos que se dicen cristianos y niegan a la santa Virgen María este título de Madre de Dios