sábado, 12 de diciembre de 2015

DOCTRINA DE LA FE ORTODOXA


Por el Rev. Padre Thomas Hopko
El Protopresbítero Thomas Hopko, ha sido rector del Seminario de San Vladimir en Nueva York por varios años, ha publicado mas de una decena de libros, y formado a centenares de teólogos.
Se destaca por su sencillez al hablar, ser muy directo, e inspirar a sus oyentes.
  • Bachiller en Estudios Rusos - Fordham University, 1960
  • Master of Divinity - St Vladimir's Orthodox Theological Seminary, 1963
  • M.A. en Filosofía - Duquesne University, 1968
  • Ph.D. en Teología - Fordham University, 1982
Capítulo 1
Las Fuentes de la Doctrina Cristiana
Capítulo 2
El Símbolo de la Fe
Capítulo 3
La Santísima Trinidad


 CAPÍTULO 1

LAS FUENTES DE LA DOCTRINA


REVELACIÓN
Todos los días por la mañana en el Oficio de Matutinos, la Iglesia Ortodoxa proclama: "Dios es el Señor y Él se ha manifestado a nosotros; bendito sea el que viene en nombre del Señor". (Salmo 118, 26-27) El primer fundamento de la doctrina Cristiana  se encuentra en esta frase: "Dios se ha manifestado a nosotros".

Dios se ha mostrado a Sus criaturas. Sin embargo, Él no ha revelado Su Ser más intimo, ya que su esencial totalidad no puede ser comprendida por las criaturas. Dios verdaderamente ha mostrado sólo lo que los hombres pueden ver y comprender de su Naturaleza y Voluntad Divina.

La plenitud y perfección de la Revelación de Dios se encuentra en su Hijo Jesucristo; Él es el cumplimiento de la Revelación gradual y parcial de Dios en el Antiguo Testamento. Jesús es el único verdaderamente "Bendito... que viene en el Nombre del Señor".

El primer título que el pueblo da a Jesús es el de Rabí, que literalmente significa “aquél que enseña”. En el Nuevo Testamento también se usa la palabra Maestro, en el sentido de aquel que enseña. Los seguidores de Jesús se llamaban discípulos, que literalmente significa alumnos, aquellos que aprenden.

Jesús vino a los hombres como el Divino Maestro enviado por Dios. Él enseña la Voluntad de Dios y hace conocer a Dios a los seres humanos. Revela totalmente, tanto como a los seres humanos puedan llegar a comprender, los misterios del Reino de Dios.

La venida de Jesús como Maestro, es un aspecto de Él como Cristo el Mesías. La Palabra Cristo en griego es equivalente a la palabra Mesías en hebreo, que significa el ungido de Dios. Pues fue predicho que cuando llegara el Mesías, los seres humanos serian "enseñados por Dios". (Is.54, 13; Jn.6, 45)

Jesús llega a los hombres como el Divino Maestro. En muchas diferentes ocasiones afirmó que sus palabras eran las de Dios. Habló "como quien tiene autoridad", y no como los doctores del pueblo judío. (Mt.7, 29) Acusó a los que lo rechazaron a Él y a sus enseñanzas de que estaban rechazando a Dios mismo. "El que cree en  mi, no  cree en  mi,  sino  en  el que me envío. Y el que  me ve,  ve  al  que  me envío. Yo, la Luz, he  venido  al  mundo a fin que quien  crea en mí no permanezca en tinieblas...  porque no  he  hablado  por  mi  propia  cuenta;  el Padre que me envió,  él  me  dio  mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento  es  vida  eterna.  Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como  el  Padre me lo ha dicho". (Jn.12, 44 al 50)

Jesús enseñó a los hombres no sólo con Sus palabras, sino también con Sus acciones, y ciertamente por Su propia persona. Se refirió a Sí mismo como la Verdad (Jn.14, 6) y como la Luz. (Jn.8, 12) Se mostró no sólo hablando las palabras de Dios, sino siendo Él mismo Verbo (Palabra) Vivo de Dios humanamente encarnado, elLogos Eterno y No Creado, Quien se hizo hombre como Jesús de Nazaret, para que Dios fuera conocido en el mundo. “En el principio existía el Verbo: Y el Verbo estaba con Dios. Y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por él y sin el no se hizo nada cuanto existe. En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino que debía dar testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a todos los que lo recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; el cual no nació de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y el Verbo se hizo carne, y puso su morada en nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de Él y clama: "Este era del que yo dije: El que viene detrás de mi se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo”.
Pues de su plenitud hemos recibido todos y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: El Hijo Unico, que está en el seno del Padre, él lo ha contado”. (Jn.1, 1 al 18)
(La lectura del Evangelio para la Divina Liturgia en la Fiesta de la Resurrección en la Iglesia Ortodoxa.)

Jesús, el Divino Verbo de Dios en carne humana, viene a enseñar a los hombres con Su presencia, Sus palabras y Sus acciones. Sus discípulos fueron enviados al mundo para proclamarlo a Él y a su Evangelio, que literalmente significa la "Buena Nueva" del Reino de Dios.  A quienes Jesús envía se los llama  Apóstoles, que literalmente quiere decir "aquellos que son enviados". Los apóstoles son inspirados directamente por el Santo Espíritu de Dios, el Espíritu de la Verdad (Jn.15, 26), para "hacer discípulos de todas las naciones enseñándoles lo que Cristo había mandado”. (Mt.28, 19)

 La Iglesia primitiva "acudía asiduamente a la doctrina de los apóstoles". (Hech.2, 42) La palabra Doctrina en si simplemente quiere decir enseñanza o instrucción. La doctrina de los apóstoles es la doctrina de Jesús y pasa a ser la doctrina de la Iglesia Cristiana. Es recibida por los discípulos de cada época y generación como la doctrina de Dios. Es proclamada en todo tiempo y lugar como la doctrina de la Vida Eterna, mediante la cual todos los seres humanos y el universo entero, son iluminados y salvados.

Ahora, debemos resaltar que, así como el hecho histórico de la Revelación de Dios en la historia mediante el pueblo escogido de Israel, revelación que culmina en la venida de Cristo como Mesías, es de primera importancia, es también doctrina de la Iglesia Cristiana que toda verdadera búsqueda de los seres humanos para encontrar la verdad se cumple en Cristo. Toda búsqueda auténtica del significado de la vida encuentra su perfección en el Evangelio Cristiano. Así, los Santos Padres de la Iglesia enseñaron que los anhelos de las religiones paganas y la sabiduría de muchos filósofos también pueden ser una preparación de los hombres para recibir la doctrina de Jesús, y que son caminos válidos y verdaderos para llegar a la Única Verdad de Dios.

De esta manera, los cristianos consideraron que ciertos filósofos griegos fueron iluminados por Dios para servir la causa de la Verdad y conducir a los seres humanos a la plenitud de la vida en Dios, ya que la Palabra y la Sabiduría de Dios son reveladas a todos los seres humanos, y se encuentran en todos aquellos quienes en la pureza de sus mentes y corazones, han recibido  la Divina Luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. Esta Luz Divina es la Palabra de Dios, Jesús de Nazaret en la encarnación, la perfección y la plenitud de la Revelación de Dios al mundo.

Es importante enfatizar que la Revelación Divina en el Antiguo Testamento, en la Iglesia del Nuevo Testamento, en las vidas de los santos, en la Sabiduría de los Padres Santos, en la belleza de la creación, y más plena y perfectamente en Jesucristo, el Hijo de Dios, es la Revelación de Dios mismo. Dios ha hablado. Dios ha actuado. Dios se ha manifestado y sigue manifestándose en la vida de Su Pueblo.

Si queremos escuchar la voz de Dios y ver las acciones de la Revelación de Dios en el mundo, debemos purificar nuestras mentes y corazones de todo lo que es malo y falso. Debemos amar la Verdad, amarnos los unos a los otros, y amar todo en la Creación de Dios. Según nuestra Fe Ortodoxa, la purificación de la falsedad y del pecado es el camino al Conocimiento de Dios. Si nos abrimos a la Divina Gracia y nos purificamos de todo mal, entonces con seguridad podemos interpretar correctamente las Sagradas Escrituras y llegar a una comunión viva con el Verdadero Dios Viviente, quien se ha revelado y sigue revelándose a los que le aman.



TRADICIÓN


La vida continua del Pueblo de Dios se llama la Santa Tradición. La Santa Tradición del Antiguo Testamento se expresa en la Biblia, en la vida continua del Pueblo de Israel hasta el nacimiento de Cristo. Esta Tradición se cumple, se completa y se engrandece en la Época del Mesías y en la Iglesia Cristiana.

La Tradición Neotestamentaria o Tradición Cristiana es también conocida como la Tradición Apostólica o la Tradición de la Iglesia. La parte central escrita de esta tradición se encuentra en los escritos del Nuevo Testamento de la Biblia. Los Evangelios y los otros escritos de la Iglesia Apostólica forman el corazón de la Tradición Cristiana y son la principal fuente escrita e inspiración de todo lo que se desarrolló en los siglos siguientes.

Esta Tradición Cristiana es entregada de pueblo a pueblo, en el espacio y el tiempo. La palabra Tradición en sí significa exactamente esto: “lo que es transmitido" o "entregado" de persona a persona. La Santa Tradición, por lo tanto, es lo transmitido de persona a persona, y entregado dentro de la Iglesia desde el tiempo de los apóstoles de Cristo, hasta el día de hoy.

Aunque la Santa Tradición contiene muchos documentos escritos, no se limita solamente a lo escrito; no es únicamente un conjunto de textos. Es, al contrario, toda la vida y experiencia de la Iglesia entera transferida de lugar a lugar, de generación en generación. La Tradición es la Vida Misma de la Iglesia, inspirada y guiada por el Espíritu Santo.

No todo, sin embargo, de lo que se encuentra en la Iglesia pertenece a su Santa Tradición, pues no todo lo que está en la Iglesia es obra del Espíritu Santo ni pertenece esencial y necesariamente al Reino de Dios. Algunas de las cosas que encontramos en la Iglesia son solamente temporales y transitorias, meras costumbres y tradiciones humanas que  no poseen ningún valor eterno. Tales cosas en si no son malas. Al contrario, pueden ser positivas y muy útiles para la vida de la Iglesia siempre y cuando se las acepten por lo que son, y no otra cosa. Por lo tanto, es importantísimo dentro de la Iglesia distinguir las diferencias entre aquellas tradiciones que son solamente terrenales y humanas, y la verdadera Santa Tradición que pertenece al Reino de Dios, Celestial y Eterno.

Es importante también reconocer que existen en la Iglesia ciertas cosas que no pertenecen a la Santa Tradición, y que tampoco se deben contar entre sus tradiciones humanas positivas. Estas cosas son simple y sencillamente malas, y son traídas a la Iglesia desde el mal del mundo. La Iglesia en su forma humana, como una institución terrestre, no es inmune ni está protegida de las faltas de sus miembros pecadores. Estos desvíos y errores que entran en la vida de la Iglesia deben ser juzgados y condenados por la Autentica y Verdadera Santa Tradición que nos viene de Dios.

Entre los elementos que constituyen la Santa Tradición de la Iglesia, la Biblia tiene el primer lugar. Enseguida viene la vida litúrgica de la Iglesia  y su oración; después sus decisiones dogmáticas y los actos aprobados en los concilios de la Iglesia; las escrituras de los Padres Santos de la Iglesia; la Vida de los Santos; la ley canónica; y finalmente la tradición iconográfica junto a otras formas inspiradas de expresión artística creativa como la música litúrgica y la arquitectura.

Todos los elementos de la Santa Tradición están orgánicamente unidos en la vida real. Ninguno de ellos puede estar aparte del cuerpo entero. Ninguno puede separarse o aislarse de los demás o de la totalidad de la vida de la Iglesia. Todos estos elementos se vivifican al participar de la vida real de la Iglesia en cada época y generación en todo tiempo y en todo lugar. Mientras la Iglesia siga viviendo por la inspiración del Espíritu Santo, la Santa Tradición de la Iglesia seguirá creciendo y desarrollándose. Este proceso continuara hasta el establecimiento del Reino de Dios en el fin de los siglos.



 

BIBLIA


"BIBLIA" El documento escrito de la Revelación de Dios es la Biblia, palabra que significa el libro o libros. La Biblia también es llamada las Sagradas Escrituras. La palabra escritura simplemente significa algún documento escrito.

La Biblia fue escrita durante el transcurso de miles de años por muchas diferentes personas. Se divide en dos "testamentos" o “alianzas”. Estas palabras significan "acuerdos" o tal vez podríamos decir “contratos”. Los dos testamentos son el Antiguo y el Nuevo; cada uno tiene sus propios escritos. Como libro, la Biblia contiene muchos diferentes tipos de escrituras: ley, profecía, historia, poesía, narraciones, aforismos, oraciones, cartas y visiones simbólicas.


El Antiguo Testamento


Los escritos del Antiguo Testamento comienzan con los cinco libros de la Ley, que se llaman el Pentateuco. (Pentateuco significa 5 libros.) También se llaman la Torah, que significa la Ley. Algunas veces se refiere a estos cinco libros como los Libros de Moisés, ya que se centran en el Éxodo y las leyes mosaicos.

En el Antiguo Testamento también se encuentran libros acerca de la historia del Pueblo de Israel, como por ejemplo I y II Reyes y I y II Samuel; los libros Sapienciales o de  Sabiduría, como los Salmos, Proverbios y Job; y libros de  profecías que llevan los nombres de los profetas del Antiguo Testamento. Un profeta es alguien que profesa públicamente la Palabra de Dios por inspiración divina directa. Generalmente muchas personas piensan que un profeta es alguien que predice el futuro, pero esto es solamente su significado secundario.

La Iglesia Ortodoxa también cuenta entre los libros auténticos del Antiguo Testamento los libros que se llaman Deuterocanónicos (otros cristianos colocan estos libros en segundo lugar o los rechazan completamente por no considerarlos inspirados).

El Nuevo Testamento


El corazón del Nuevo Testamento está conformado por los cuatro Evangelios: el de Mateo, de Marcos, de Lucas y de Juan, quienes se llaman los Evangelistas, que quiere decir los que escribieron los Evangelios. La palabra Evangelio proviene del Griego, -Evangelion- y, como ya hemos visto, significa "Buena Nueva”.

El Nuevo Testamento contiene también el Libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito por San Lucas. Además encontramos catorce Epístolas (que simplemente significa "cartas") atribuidas al Apóstol San Pablo. No obstante, es posible que algunas, como la Epístola a los Hebreos, no fueran escritas directamente por él. También se encuentran en el Nuevo Testamento tres epístolas  escritas por el Apóstol Juan; dos por el Apóstol Pedro; una atribuida al Apóstol Santiago y otra al Apóstol Tadeo (Judas). Finalmente se encuentra el Libros de la Revelación, que también se conoce como el Apocalipsis, atribuido a San Juan.

Para el Cristiano Ortodoxo, la Biblia es la principal fuente escrita de la Doctrina Divina, ya que Dios Mismo inspiró su escritura por su Santo Espíritu. (Véase II Timoteo 3, 16 y II Pedro 1, 20.) Esta es la doctrina de la inspiración de la Biblia; es decir, que hombres inspirados por Dios escribieron las palabras que son verdaderamente sus propios palabras humanas (¡toda palabra es humana!), pero que sin embargo se puedan llamar, en su conjunto, la Palabra de Dios. Así la Biblia es la Palabra de Dios en forma escrita pues contiene no solamente los pensamientos y experiencias de los hombres, sino la Revelación de Dios Mismo.

El corazón de la Biblia, Palabra de Dios escrita a la manera de los hombres, es la persona del Verbo Viviente de Dios bajo el aspecto de hombre, Jesucristo. Todas las partes de la Biblia se interpretan en la Iglesia Ortodoxa a la luz de Cristo, pues todo lo que está en la Biblia conduce a Cristo y habla acerca de Él. (Lucas 24, 44) Se simboliza esto en la Iglesia Ortodoxa por el hecho de que es solamente el Libro de los Cuatro Evangelios el que se encuentra entronizado en el Altar, y no la Biblia entera. Esto es así porque todo lo que está en la Biblia se cumple en Cristo.


LA LITURGIA


 "LA LITURGIA" La palabra Iglesia literalmente significa una asamblea de personas llamadas a reunirse para hacer alguna obra en común. Cuando los miembros de la Iglesia se reúnen como Pueblo de Dios para adorar, esta asamblea se llama la Liturgia de la Iglesia. La palabra Liturgia en sí significa la obra o acción común de un grupo particular de personas para el bien de todos. Entonces la Divina Liturgia de la Iglesia Cristiana significa la obra común de Dios hecha por el Pueblo de Dios.

La liturgia del pueblo del Antiguo Testamento era el culto oficial en el templo de Jerusalén de acuerdo a la Ley de Moisés, como también las fiestas y ayunos anuales, y las oraciones y servicios privados efectuados por los israelitas en sus casas o en las sinagogas. Por definición, las Sinagogas son casas de reunión o de oración; no son templos, puesto que según la Ley Mosaica había un solo templo en Jerusalén donde se celebraba el culto sacerdotal. Los israelitas se reunían en las sinagogas para oración, estudio de la Escritura, predicación y contemplación de la obra de Dios.

En la Iglesia del Nuevo Testamento se centra la liturgia en la persona de Cristo. Es principalmente una "cristianización" de la vida litúrgica del Antiguo Testamento. La Iglesia Cristiana conserva la vida litúrgica del Antiguo Testamento, pero en una nueva y eterna perspectiva. Así las oraciones del Antiguo Testamento, las escrituras y los salmos, se leen y se cantan a la luz de Cristo. El sacrificio del Cuerpo y Sangre de Jesucristo reemplaza a los sacrificios del Antiguo Testamento en el Templo. Y el Día del Señor, el Domingo, reemplaza el antiguo Sabat judío que era celebrado el Sábado.

Las fiestas judías también reciben un nuevo significado en la Iglesia Cristiana. La fiesta central de la Pascua, por ejemplo, es ahora la celebración de la Muerte y Resurrección de Cristo; y la fiesta de Pentecostés se vuelve la celebración de la venida del Espíritu Santo que cumple la Ley del Antiguo Testamento. El año litúrgico cristiano también se forma según el prototipo del Antiguo Testamento.

A partir de la base original de la liturgia del Antiguo Testamento, la Iglesia desarrolló su propia vida sacramental, con el
Bautismo en el Nombre de la Santísima Trinidad, la Crismación, la Santa Comunión, el Matrimonio, el Arrepentimiento (Penitencia), el Sacramento de los Enfermos y el Orden Sagrado, tomando formas y significados específicamente cristianos. Fueron desarrollados, además, una gran riqueza de oraciones, himnos y bendiciones específicamente cristianas, junto a fiestas y celebraciones cristianas conmemorando acontecimientos y santos del Nuevo Testamento.

La experiencia viva de la vida litúrgica y sacramental cristiana es una fuente principal de la doctrina cristiana. En la liturgia de la Iglesia, la Biblia y la Santa Tradición recobran vida y son ofrecidas al Pueblo Cristiano como experiencia a vivir. Así mediante la oración y el culto sacramental, los seres humanos son "enseñados por Dios", como fue predicho para la época mesiánica. (Juan 6, 45)

Además de la experiencia viva de la liturgia, los textos de los servicios y de los sacramentos nos dan una fuente escrita de doctrina, pues aquel que desea comprender las enseñanzas cristianas las puede estudiar y contemplar allí. Según nuestra Iglesia Ortodoxa, los textos litúrgicos y sacramentales - los himnos, bendiciones, oraciones, símbolos y ritos - no contienen errores formales ni deformaciones de la fe cristiana. Se puede confiar absolutamente en que revelan la verdadera doctrina de la Iglesia Ortodoxa. Es posible que algo de la información histórica que contienen  las fiestas de la Iglesia no sea exacta, o que sea meramente  simbólica, pero no hay ninguna duda en la Iglesia de que el significado doctrinal y espiritual de todas las fiestas es verdadero y auténtico,  y que otorga una experiencia y conocimiento real de Dios.


LOS CONCILIOS


"LOS CONCILIOS" Mientras la Iglesia se desarrollaba a través de la historia, se vio enfrentada por numerosas decisiones dificilísimas. Pero la Iglesia siempre resolvió sus dificultades, y sus decisiones fueron basadas sobre el consenso de opinión entre todos los creyentes inspirados por Dios, dirigidos por sus respectivos líderes, primero los Apóstoles y luego sus sucesores, los Obispos.

El primer concilio eclesiástico de la historia tuvo lugar en la Iglesia Apostólica para fijar las condiciones bajo las cuales los gentiles, es decir, convertidos que no eran de la fe judía, podrían entrar  a la Iglesia. (Véase Hechos 15) Desde aquel tiempo, durante toda la historia de la Iglesia los concilios fueron convocados en todos lo niveles de la vida de la Iglesia para tomar decisiones importantes. Se reunían los Obispos regularmente con sus Sacerdotes (Presbíteros), y con los laicos. Desde muy temprano en la historia de la Iglesia se estableció la práctica de que los obispos en cada región se reunían regularmente en concilio.

En varias ocasiones durante la historia de la Iglesia fueron convocados concilios de todos los obispos de la Iglesia. En la práctica no todos los Obispos podían asistir a estos concilios y no todos los concilios fueron automáticamente aprobados y aceptados por la Iglesia en su Santa Tradición. Para la Iglesia Ortodoxa solamente siete Concilios (algunos de los cuales que fueron bastantes reducidos en el número de obispos que asistieron a ellos) han recibido la aprobación universal de la Iglesia entera en todo tiempo y lugar. Llamamos estos concilios, los Siete Concilios Ecuménicos. (Véase el diagrama.)

Las definiciones dogmáticas (dogma quiere decir “enseñanza oficial”) y las decisiones canónicas de los Concilios Ecuménicos son consideradas como inspiradas por Dios y expresan Su Voluntad para con los seres humanos. Así, son fuentes esenciales de la doctrina Cristiana Ortodoxa.

Aparte de los Siete Concilios Ecuménicos, también hubo otros concilios locales cuyas decisiones también han recibido la aprobación de todas las Iglesias Ortodoxas del mundo y por lo tanto son consideradas como auténticas expresiones de la fe y la vida ortodoxas.  Las decisiones de estos concilios son principalmente de  carácter moral o institucional. Sin embargo, también revelan la enseñanza de la Iglesia Ortodoxa.

Los Siete Concilios Ecuménicos

CONCILIO
AÑO
FORMULACION
Nicea I
325
Formuló la primera parte del Credo, definiendo la Divinidad del Hijo de Dios
Constantinopla I
381
Formuló la segunda parte del Credo. Definiendo la Divinidad del Espíritu Santo.
Efeso
431
Definió a Cristo como el verbo Encarnado de Dios, y a María como Theotokos (Madre de Dios)
Calcedonia
451
Definió a Cristo como Dios Perfecto y Hombre Perfecto en Una sola  y únicaPersona.
 Constantinopla II
553
Reafirmó la Doctrina de la Santísima Trinidad y de Cristo.
Constantinopla III
680
Afirmó la Verdadera Humanidad de Jesús, insistiendo en la realidad de su voluntad y acción humana.
Nicea II
787
Afirmó la legitimidad de los íconos como expresiones verdaderas de la Fe Cristiana.


LOS SANTOS PADRES


 "LOS SANTOS PADRES" Existen en la Iglesia algunos santos que fueron teólogos y maestros espirituales. Ellos defendieron y explicaron las doctrinas de la Fe Cristiana. Estos santos se llaman los Santos Padres de la Iglesia y sus enseñanzas se llaman las enseñanzas patrísticas. (La palabra patrística viene de la palabra griega que quiere decir "padre".)

Algunos de los Santos Padres se llaman Apologetas, porque defendieron las enseñanzas cristianas contra aquellas personas que desde fuera de la Iglesia atacaban o ridiculizaban la Fe. Sus escritos se llaman "apologías", que quiere decir "respuestas" o "defensas".

Otros de los santos padres defendieron la fe cristiana contra ciertos miembros de la Iglesia que deformaban la verdad y vida del cristianismo, escogiendo ciertas partes de la revelación y doctrina cristiana, y negando otros aspectos. Aquellas personas que deformaron la fe cristiana y de esta forma amenazaron destruir la integridad de la Iglesia Cristiana se llaman herejes, y sus doctrinas se llaman herejías. Por definición herejíasignifica "selección", y un hereje es alguien que elige lo que él desea según sus propias ideas y opiniones, eligiendo ciertas partes de la Tradición Cristiana  y rechazando otras. Por sus acciones un hereje no sólo destruye la plenitud de la verdad cristiana sino que también divide la vida de la Iglesia y provoca separaciones en la comunidad.

Generalmente, la Tradición Ortodoxa considera que los que enseñan herejías no solamente son equivocados o mal guiados o ignorantes. La Iglesia los acusa de estar activamente conscientes de sus acciones, y por lo tanto, en estado de pecado. No se considera como hereje, en el verdadero sentido de la palabra, a la persona que es simplemente mal guiado o equivocado, o que enseña lo que él cree ser la verdad sin que nadie se oponga a sus posibles errores. Muchos de los Santos e incluso de los Padres Santos tienen elementos en sus enseñanzas que cristianos de épocas más tardes han considerado como erróneos o inexactos. Esto, por supuesto, no significa que fueron herejes.

No todos los Santos Padres fueron defensores contra el error o herejía. Algunos fueron ardientes predicadores, y fueron maestros importantes de la fe cristiana, desarrollando y explicando su significado de una manera más profunda y más completa. Otros fueron maestros de la vida espiritual, dando instrucción a los fieles acerca del significado y método de la comunión con Dios mediante la oración y la vida en Cristo. Aquellos otros Padres que se concentraban en la lucha de la vida espiritual se llaman los padres ascetas. Elascetismo se refiere al ejercicio y preparación de los "atletas espirituales". Los padres que se concentraban en cómo lograr la comunión espiritual con Dios se llaman los Padres místicos. Se define el misticismo como la unión verdadera, experiencial,  con lo Divino.

Todos los Santos Padres, sean teólogos, pastores, ascetas o místicos, entregaron sus enseñanzas a partir de la experiencia de su propia vivencia en Cristo. Ellos defendieron, describieron y explicaron las doctrinas teológicas y los caminos de la vida espiritual de su propio conocimiento vivo de estas realidades. Unieron el brillo del intelecto con la pureza del corazón y la vida excepcionalmente virtuosa. Por esto son considerados Padres Santos de la Iglesia.

Los escritos de los Padres de la Iglesia no son infalibles, y aún más se ha dicho que en las escrituras de algunos de los padres se puede encontrar algunos aspectos que podrían ser cuestionables a la luz de la plenitud de la Tradición de la Iglesia. Sin embargo, globalmente, los escritos de los Padres, están asentados sobre los fundamentos bíblicos y litúrgicos de la fe cristiana vivida, gozan de una gran autoridad dentro de la Iglesia Ortodoxa y son fuentes fundamentales para la profundización de la doctrina de la Iglesia.

Los escritos de algunos de los padres que han recibido la aprobación y alabanza universal de la Iglesia durante los siglos son de particular importancia. Entre ellos cuentan los de Ignacio de Antioquía, Ireneo de Lyon, Atanasio de Alejandría, Basilio el Grande, Gregorio de Nisa, Gregorio Nacianceno (llamado el Teólogo), Juan Crisóstomo, Cirilo de Alejandría, Cirilo de Jerusalén, Máximo el Confesor, Juan de Damasco, Focio de Constantinopla y Gregorio Palamás, así como  los padres ascetas y espirituales como San Antonio de Egipto, Macario de Egipto, Juan Clímaco, Isaac de Siria, Efrem de Siria y Simeón el Nuevo Teólogo, entre otros.

              A veces suele ser difícil para nosotros leer los escritos de los Padres de la Iglesia ya que frecuentemente los problemas que trataron eran muy complicados y su manera de escribir muy diferente al estilo nuestro. Además, la mayoría de los escritos  espirituales y ascetas provienen de un ambiente monástico, debiendo ser transpuestas a nuestra realidad para que sean comprensibles y útiles para nosotros que no somos monjes o monjas. Sin embargo, es muy importante  leer los escritos de los Padres directamente. Se deben leer lentamente, poco a poco, con pensamiento cuidadoso y mucha consideración,  sin llegar a ninguna conclusión rápida y caprichosa... de la misma manera en que se debe leer la Biblia. Entre los Padres de la Iglesia, los escritos  de San Juan Crisóstomo son muy claros y directos, y muchas personas pueden leerlos, recibiendo gran beneficio si se les da el esmero necesario. También existe la Filocalia, una antología de escritos espirituales, que existen (por lo menos una pequeña parte) traducidos al español, y que con la consideración exigida puede ayudar al cristiano maduro que busca discernimientos más profundos en la vida espiritual.


LOS SANTOS


"LOS SANTOS" La doctrina de la Iglesia se encarna en la vida de los creyentes verdaderos, los santos. Los Santos son aquellos que literalmente comparten la Santidad de Dios. "Sed Santos, porque Yo, vuestro Dios,  soy Santo" (Levítico 11, 44; I Pedro 1, 16) Las vidas de los Santos atestiguan la autenticidad y la verdad del Evangelio Cristiano, don verdadero de la Santidad de Dios a los hombres.

En la Iglesia existen diferentes clases de Santos. Además de los Santos padres quienes son glorificados específica y especialmente por sus enseñanzas, hay otros tipos de santos según los aspectos particulares de su santidad.

Así es que se encuentran los apóstoles quienes son enviados para proclamar la fe cristiana, los evangelistasquienes específicamente anuncian y escriben los evangelios, y los profetas que son directamente inspirados para hablar la Palabra de Dios a los hombres. Están los confesores quienes han sufrido por la fe y los mártiresquienes mueren por la fe. Están las llamadas “personas santas”, santos que fueron monjes o monjas; y los "justos", santos de entre los laicos.

Además, los libros litúrgicos tienen un  titulo especial para los santos que eran del clero y otro título especial para los que fueron monarcas o jefes de estado. También hay una clasificación extraña que se denomina a los "locos o insensatos por causa de Cristo". Estos son aquellos santos que atestiguaron al Evangelio Cristiano del Reino de los Cielos mediante su total despreocupación  por aquellas cosas que generalmente las personas consideran necesarias: ropa, comida, dinero, casa, seguridad, reputación pública, etc. Reciben su nombre de la frase del Apóstol Pablo: "Nosotros somos insensatos por Amor de Cristo" (I Cor. 4, 10; 3, 18)

Existen incontables volúmenes de escritos sobre las vidas de los santos en la Tradición Ortodoxa. Estos se llaman “Hagiografías”. Su atenta lectura y estudio puede dar muchos frutos espirituales  para el descubrimiento del significado de la fe y vida cristiana. En estas "vidas" se ve claramente la visión cristiana de Dios, del ser humano y del mundo. Sin embargo, como estos libros fueron escritos  en épocas muy diferentes a la nuestra, es necesario leerlos cuidadosamente y con mucha atención para poder distinguir los puntos esenciales de los adornos artificiales y a veces fantasiosos que frecuentemente fueron incluidos en ellos. En la Edad Media, por ejemplo, era costumbre adaptar las vidas de los santos a obras literarias de épocas anteriores e inclusive adornar las vidas de los santos menos conocidos para que fueran más parecidas a santos anteriores del mismo tipo. También era bastante común agregar muchos elementos, particularmente acontecimientos sobrenaturales y milagrosos de lo más extraordinario, para volver más creíble la genuina santidad del santo, aumentar su verdadera bondad y espiritualidad, y para alentar a sus oyentes o a los lectores para imitar sus virtudes. En muchos casos lo milagroso era exagerado para enfatizar la rectitud ética y la pureza del santo frente a sus detractores.

Por lo general, no es difícil distinguir en las vidas de los Santos entre los elementos definitivamente verdaderos,  y los detalles y adornos que fueron agregados en el espíritu de piedad y entusiasmo en épocas posteriores.  Se debe hacer el esfuerzo necesario para discernir cuál es la verdad esencial en las vidas de los santos. Sin embargo, el hecho de que elementos naturales de la naturaleza milagrosa fueran agregados a las vidas de los santos durante la Edad Media con el objetivo de educar, entretener e incluso hasta divertir, no debe llevarnos a la conclusión que todo lo milagroso que encontramos en las vidas de los santos es inventado por algún motivo literario o moralizante. Por el contrario, se debe insistir que una lectura atenta de las vidas de los santos casi siempre revelará lo que es auténtico y verdadero en lo milagroso. Además, como ya hemos dicho, y con razón, podemos también aprender casi tanto acerca del verdadero significado del cristianismo de las leyendas de los santos producidas dentro de la Tradición de la Iglesia como de las mismas vidas auténticas.


LOS CÁNONES


"LOS CANONES"Existen leyes canónicas de los Concilios ecuménicos, de los concilios provinciales y locales, y de algunos padres de la Iglesia que han sido aceptadas por toda la Iglesia Ortodoxa como normas para la doctrina y práctica cristiana. Como palabra, canon literalmente significa regla, norma o mandato de juicio. En este sentido los cánones no son leyes absolutas en el sentido jurídico y no se las puede identificar con el concepto de leyes como se entiende  y funciona en la jurisprudencia humana.

En los cánones de la Iglesia se distinguen primero entre los que son de una naturaleza dogmática o doctrinal, y los que son de un  carácter práctico, ético o institucional. Luego, además, se hace la diferencia entre aquellos que pueden ser alterados o cambiados, y los que no pueden ser alterados por ningún motivo en  ninguna circunstancia.

Los cánones dogmáticos son aquellas definiciones conciliares que hablan acerca de algún artículo de la fe cristiana; como por ejemplo, la naturaleza y la persona de Jesucristo. Aunque es posible explicar y desarrollar tales cánones en nuevas y diferentes palabras, particularmente mientras la Tradición de la Iglesia crece y se desarrolla en el tiempo, su significado esencial permanece siempre eterno y sin variar.

Algunos de los cánones de carácter moral y ético también pertenecen a los que son inalterables. Estos son los cánones morales cuyo significado es absoluto y eterno, y cuya violación no podría ser justificada de ninguna manera.. Los cánones que prohíben la venta de los sacramentos de la Iglesia corresponden a esta clase.

Pero también existen cánones de naturaleza práctica que pueden ser cambiados y que, de hecho, han sido cambiados durante la vida de la Iglesia. Un ejemplo de este tipo es el canon que requiere que los sacerdotes de la Iglesia no puedan ser ordenados antes de cumplir los treinta años de edad. Se puede decir que aunque este tipo de canon permanece y ciertamente fija un ideal que teóricamente todavía puede ser valioso, las necesidades de la Iglesia han requerido que este canon a veces sea variado. Del mismo modo, existen otros cánones que podrían  ser modificados, pero que hasta ahora permanecen sin variar, ya que la Iglesia ha mostrado el deseo de mantenerlos. Un ejemplo de este tipo de canon es el que requiere que los Obispos de la Iglesia sean elegidos del clero célibe o viudos.

No siempre es fácil de descubrir cuáles cánones expresan puntos esenciales de la vida cristiana y cuáles no. A menudo hay períodos de controversia sobre ciertos cánones en cuanto a su aplicabilidad en épocas y condiciones determinadas. Sin embargo, estos factores no deben llevar a confusión a los miembros de la Iglesia, ni a la tentación de, o bien  hacer cumplir todos los cánones ciegamente con igual rigor y dándoles igual valor, o bien de rechazar todos los cánones como sin importancia real.

En primer lugar, los cánones son " de la Iglesia" y por lo tanto, no se debe considerarlos como "leyes absolutas" en el sentido jurídico; en segundo lugar, ciertamente los cánones no son exhaustivos, y no cubren todos los aspectos posibles de la fe y vida cristianas; en tercer lugar, los cánones fueron enunciados en gran parte como respuesta a algún problema particular tocante al dogma o a la moral, o bien a alguna desviación surgida en la vida de la Iglesia, y que por lo tanto llevan las marcas de alguna controversia específica que sobrevino en el curso de la historia que ha acondicionado no solamente su formulación particular sino incluso su propia existencia.

Tomados aisladamente, los cánones de la Iglesia pueden parecer falaces y engañosos, de suerte que las personas superficiales pueden decir, “O bien se los aplica a todos, o bien se los rechaza en bloc”. Sin embargo, tomados en su conjunto, dentro de la plenitud de la vida Ortodoxa: teológica, histórica, canónica y espiritual, estos cánones ciertamente cumplen bien su rol y responden a las necesidades, y  muestran ser una rica fuente para el descubrimiento de la Verdad viva de Dios en la Iglesia. Para apreciar verdaderamente los cánones de la Iglesia, los factores principales son el conocimiento cristiano y la sabiduría Cristiana, que nacen de un estudio serio y de la profundidad espiritual. No existe otra "clave" en su uso; otra forma, según nuestra Fe Ortodoxa, no seria ni ortodoxa ni cristiana.


EL ARTE DE LA IGLESIA


"EL ARTE ECLESIASTICO" La Iglesia Ortodoxa posee una rica tradición de iconografía, así como otras expresiones de arte sacro: música, arquitectura, escultura, bordado, poesía, etc. Esta tradición artística está basada en la doctrina cristiana ortodoxa de la creatividad humana, arraigada en el amor de Dios, para con los seres humanos y toda la creación.

Las expresiones artísticas del ser humano y las bendiciones e inspiraciones del Dios Vivo se funden  en una creatividad artística santa que expresa efectivamente las mas profundas verdades de la visión Cristiana de Dios, del hombre y de la naturaleza. Esto es posible, porque el hombre es creado a la imagen y semejanza de Dios, y porque Dios tanto amó al hombre y al mundo, que los creó, los salvó y los glorificó mediante Su propia Venida en Cristo y el Espíritu Santo.

El ícono es el mas alto logro artístico de la Ortodoxia. Es una proclamación del Evangelio, una enseñanza doctrinal y una inspiración espiritual en colores y formas. El ícono Ortodoxo tradicional no es una mera pintura religiosa. No es una representación pictórica de algún santo o acontecimiento cristiano a la manera de una fotocopia. Es, al contrario, la expresión de la eterna y divina realidad, del significado y razón de ser de la persona o acontecimiento representado en él. En la libertad bondadosa de la inspiración divina, el ícono describe su tema como humano, pero a la vez "lleno de Dios"; terrestre, pero también celestial; físico mas a la vez espiritual, "llevando en sí la marca de la Cruz", pero, sin embargo, siempre lleno de gracia, luz, paz y alegría. De esta manera el ícono expresa un "realismo" mas profundo que aquella que podría mostrar una simple reproducción de los rasgos físicos externos de la persona o acontecimiento histórico. Así, en su propia y única manera, los varios tipos de iconos Ortodoxos, mediante su forma, estilo y modo particular de representación,  como mediante sus contenidos y su uso dentro de la Iglesia, son una fuente inagotable de la revelación de la Doctrina y Fe Ortodoxa.

Además del ícono, se puede hablar de la expresión musical también como una fuente para el descubrimiento de la concepción del mundo propia al Cristianismo ortodoxo. En este caso, sin embargo, existe una dificultad más grande por razón de la pérdida que se ha experimentado en años recientes del significado litúrgico y teológico de la música en la Iglesia. Pero del mismo modo que se está experimentando un redescubrimiento del significado teológico del tradicional ícono Ortodoxo, también se redescubre el tradicional significado doctrinal de la música Ortodoxa. El proceso en este último caso, sin embargo, es mucho más lento y mucho más difícil, y menos evidente para la gente común.

La tradicional arquitectura ortodoxa también expresa la doctrina de la Iglesia, particularmente en cuanto a su énfasis sobre la presencia divina, "Dios con nosotros", y una comunicación total del hombre y el mundo con Dios en Cristo. El uso del techo, la cúpula, la forma de los edificios y la distribución en ellos, la colocación de los íconos, el uso de vestimentas, etc., todos expresan las enseñanzas de la Iglesia. La tradicional arquitectura Ortodoxa, como las otras formas del  de Arte Ortodoxo, es una expresión de la doctrina Cristiana Ortodoxa de la creación, la salvación y la vida eterna.

Es un ejercicio espiritual muy importante para nosotros cristianos estudiar los santos iconos y los himnos de la liturgia de la Iglesia. Uno puede aprender mucho acerca de Dios y sus acciones en medio de los hombres, mediante la contemplación cuidadosa y devota de las expresiones artísticas de la doctrina y vida de la Iglesia.(véase el texto, Vida Litúrgica  y Oración en la Iglesia Ortodoxa, del mismo autor.)              






CAPITULO 2


EL SÍMBOLO DE LA FE


EL CREDO NICEO CONSTANTINOPOLITANO


 El Credo de la Iglesia se llama el Credo Niceo-Constantinopolitano, pues fue escrito formalmente durante el Primer Concilio Ecuménico en Nicea (en al año 325) y durante el Segundo Concilio Ecuménico en la ciudad de Constantinopla (año 381)

La palabra "Credo" viene del latín "credo" que quiere decir "yo creo". En la Iglesia Ortodoxa nos referimos al Credo como el Símbolo de la Fe, que literalmente significa la "reunión" y la "expresión" o la "confesión" de la fe.

En la Iglesia primitiva existían muchas diversas formas de la confesión cristiana de la fe, muchos "credos". Estos credos originalmente siempre fueron usados en ocasión del Bautismo. Antes de ser bautizada, cada persona debía proclamar su fe. El mas primitivo credo cristiano probablemente fue la simple confesión de fe afirmando que Jesús es el Cristo, es decir, el Mesías; y que Cristo es el Señor. Confesando públicamente esta creencia de fe, la persona entonces podía ser bautizada en Cristo, muriendo y resucitando con Él a la Nueva Vida del Reino de Dios, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Con el del pasar el tiempo, en diferentes lugares se desarrollaron diversos credos, todos profesando exactamente la misma fe, pero empleando formas y expresiones variadas con diferentes grados de detalle y énfasis. Estas formas de credos cristianos se desarrollaron de manera más elaborada y detallada en aquellos lugares donde habían surgido problemas acerca de la fe y donde habían aparecido herejías.

En el siglo cuarto una gran controversia se desarrolló en el cristianismo acerca de la naturaleza del Hijo de Dios, a quien también la Escritura se refiere como el Verbo o Logos. Algunos decían que el Hijo de Dios era una criatura hecha por Dios como todo lo creado. Otros insistían que el Hijo de Dios es eterno, divino y no creado. Hubo muchos concilios que hicieron numerosas afirmaciones acerca de la fe en la naturaleza del Hijo de Dios. La controversia se extendió por todo el mundo cristiano.

Finalmente, fue la definición proclamada por el concilio convocada por el Emperador Constantino en la ciudad de Nicea en el año 325, la que finalmente fue aceptada por toda la Iglesia como su Símbolo de Fe. Ahora consideramos este concilio como el Primer Concilio Ecuménico. Su proclamación fue la siguiente:

Creemos en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra, y de Todas las cosas visibles e invisibles. Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Luz de luz, verdadero Dios de Dios verdadero; engendrado, no creado; consubstancial al Padre; por quién  fueron hechas todas las cosas; quien por nosotros los hombres y para nuestra salvación bajó de los cielos, se encarnó del Espíritu Santo y Maria Virgen, y se hizo hombre. Fue crucificado también para nosotros bajo el poder de Poncio Pilatos, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras. Subió a los cielos y está sentado a la diestra del padre; y vendrá de nuevo con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos. Y Su Reino no tendrá fin.

Después de la controversia acerca del Hijo de Dios, el Verbo de Dios, y esencialmente unido con ella, surgió un conflicto sobre el Espíritu Santo. La siguiente definición proclamada por el Concilio de Constantinopla en el año 381 (que ahora se conoce como el Segundo Concilio Ecuménico), fue agregada al texto de Nicea:

Y (creemos) en el Espíritu Santo,  Señor y Vivificador, que procede del Padre; que con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado; que habló por los profetas. Y en Una Iglesia Santa, Católica y Apostólica. Confieso un solo bautismo para la remisión de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del siglo venidero. Amén.

Este Símbolo de Fe completo fue finalmente adoptado en  toda la Iglesia.  Se puso en la primera persona singular "Creo", y se usa para la confesión de fe oficial y formal que una persona (o su padrino) hace en el momento de su bautismo. También es la confesión de fe que hace el no-ortodoxo al entrar oficialmente en la comunión a la Iglesia Ortodoxa. Del mismo modo el Credo se ha hecho parte de la vida cotidiana de los Cristianos Ortodoxos y un elemento esencial de la Divina Liturgia de la Iglesia Ortodoxa en la cual cada persona formal y oficialmente acepta y renueva sus promesas bautismales y confirma ser miembro de la Iglesia. Así, el Símbolo de la Fe es la única parte de la Liturgia (repetida de otra forma antes de la Santa Comunión) que está en primera persona singular. Todos los otros himnos y oraciones de la Liturgia están en  plural, comenzando con "nosotros". Unicamente la Confesión de Fe  comienza con "yo". Esto, como ya veremos, es así porque la fe es primeramente personal y solo después un acto comunitario.

Ser Cristiano Ortodoxo significa afirmar la Fe Cristiana Ortodoxa, no solamente las palabras, sino también el significado esencial del Símbolo de Fe Niceno-Constantinopolitano. Esto asimismo significa afirmar todo lo que esta confesión implica, y todo lo que ha sido expresamente desarrollado a partir de ella y fundado sobre ella en el curso de la historia de la Iglesia Ortodoxa durante los siglos, hasta el día de hoy.

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