jueves, 7 de julio de 2016

! CRITICA HISTORICA.!

TEMA TRES : CRITICA HISTORICA. Alta crítica es el nombre dado a los estudios críticos de la Biblia que buscan investigar su origen literario.
Es habitual denominarla también como Método histórico-crítico (o crítico-histórico), Crítica mayor, Crítica histórica o Crítica radical.
En contraste a la Alta crítica existe la Baja crítica que se enfoca en el estudio de los autores de los textos bíblicos, su proceso de formación editorial, su transmisión histórica y el contexto de formación (el denominado Sitz im Leben).
Las metodologías de ambas (tanto de la alta como de la baja crítica: crítica textual, ecdótica, crítica de fuentes) se aplica también a otros ámbitos de estudio de fuentes documentales; porque la alta crítica utiliza los mismos métodos científicos que se utilizan para estudiar el origen de los textos literarios antiguos. No se limita por tanto necesariamente a la escriturística, sino que se emplea sobre cualquier manuscrito antiguo, medieval o incluso moderno, y también sobre los textos impresos, especialmente los incunables, y de hecho, en teoría, sobre cualquier tipo de soporte de un documento. En general, se aplica especialmente a todos aquellos cuya versión original difiere de las posteriores o, como ocurre en la mayor parte de las fuentes primarias de la Antigüedad, se ha perdido y se pretende reconstruir mediante diferentes procedimientos de análisis de las diferencias y su explicación genealógica. Incluso puede aplicarse a autores que no escribieron textos, sino que hicieron un magisterio oral (Sócrates El problema de las fuentes).
La Alta crítica, sea bíblica, clásica, bizantina o medieval, se enfoca en la fuente de un documento para determinar quién lo escribió, cuándo y dónde fue escrito. Historia de la Alta crítica[editar]
El humanista Desiderio Erasmo (1466? - 1536) se suele acreditar como el primer intelectual en estudiar la Biblia con un enfoque crítico, o bajo cualquier luz que no fuera la de considerarla un texto literalmente revelado, aunque parte de sus métodos también pueden encontrarse en el cristianismo medieval, desde San Agustín (354 - 430) y la posterior escolástica, aunque no aplicados directamente a los textos bíblicos. Ya en el siglo XV, el humanista Lorenzo Valla había demostrado con procedimientos filológicos la falsedad de la donación de Constantino, aunque ese era un texto papal y no bíblico.
En los estudios clásicos, la nueva alta crítica del siglo XIX dejó de lado "los esfuerzos para dotar a la antigua religión de sentido literal y pertinencia y en lugar de ello se dedicó a la recolección crítica y a la ordenación de las fuentes materiales."
Alexander Geddes
Edwin Johnson
Alta crítica de otras fuentes teológicas
Tanto la alta comoa la baja críticas se aplican hoy día a las fuentes teológicas consideradas reveladas por Dios (Sagradas Escrituras) por distintas religiones no judeocristianas, tanto las monoteístas (Islam) como otras (hinduismo, budismo o confucianismo).
Corán
Para el caso del Corán, la moderna Alta crítica está en sus comienzos. Las cuestiones académicas sobre su composición y contenido implican cuestiones polémicas, por ejemplo sobre si el Corán incorpora material tanto del Tanakh (la Biblia hebrea, en gran parte coincidente con el Antiguo Testamento) como del Nuevo Testamento; que algunos niegan o limitan a una mera cita de ejemplos de textos previos (de forma similar a como el Nuevo Testamento lo hace del Antiguo). La existencia de versiones diferentes del Corán también es una cuestión cuestionable, ya que la historia islámica registra que Uthman ibn Affan (el tercer califa, 644-656) recopiló todas las variantes del texto que existían en su época y destruyó las que no aprobaba.

! CRITICA TEXTUAL.!

TEMA DOS: ¿Qué es la Crítica Textual? La Crítica textual es la primera de las tareas de la exégesis bíblica: conseguir un texto lo más correcto posible. «Los que desean conocer las Sagradas Escrituras deben, ante todo, estar en vigilante alerta a corregir los códices O políglotas (libros multilenguajes) que contienen la Biblia Hebrea (Tanaj) y la Griega Cristiana (Nuevo Testamento).para que los no correctos cedan ante los correctos» (S. Agustín, De doctrina christiana, 2,21: PL 34,46). Si el arte de la llamada crítica textual se aplica corrientemente a cualquier libro profano de la Antigüedad, con mucha más razón «ha de ejercitarse también en los Sagrados, por la misma reverencia debida a la divina Palabra, pues por su mismo fin tiende a restituir a su primitivo ser el Sagrado texto lo más perfectamente posible, purificándole de las corrupciones en él introducidas por los amanuenses y librándole cuanto se pueda de inversiones de palabras, repeticiones y otros defectos de la misma especie, que suelen furtivamente introducirse en escritos transmitidos de unos a otros durante siglos» (EB 548). El exegeta católico debe tener en cuenta las conclusiones ciertas de la crítica textual, ya que únicamente son inspirados los autógrafos, tal como salieron de mano de sus autores y fueron recibidos por la Iglesia, y los apógrafos, en cuanto reflejan el texto original. Ciertamente la fe nos garantiza que los libros sagrados se han conservado siempre en la Iglesia íntegros en su sustancia; pero pueden haberse introducido adulteraciones en cosas accidentales. De ahí la conveniencia de un trabajo encaminado a obtener un texto críticamente lo más perfecto posible.
De todas formas conviene aclarar que la dedicación de los exegetas (la palabra exégesis significa 'extraer el significado de un texto dado') a la crítica textual no es para ellos un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir el fin, que consiste en captar en toda su profundidad el mensaje divino expresado por palabras humanas
Por lo que se refiere al Nuevo Testamento.
C. Tischendorf (m. 1874) publicó en el espacio de 30 años (1841-72), 24 ediciones del N. T., descollando entre todas la que él llamó octava mayor en la que tomó como base el texto griego del códice Sinaítico, encontrado por él en el Monasterio de Santa Catalina, en el Sinaí.
Dos ingleses, B. F. Wescott (m. 1910) y F. J. A. Hort (m. 1892), prepararon conjuntamente durante 30 años una nueva edición crítica del N.T. (Londres 1881), con predominio de los códices Vaticano (B) y Sinaítico.
Otra edición monumental se debe a Hermann von Soden (m. 1914), el cual cotejó unos 1.900 códices, que clasificó en familias (H, I, K) y, tras un colosal esfuerzo, el más grande que se ha llevado a término en este terreno, publicó un texto crítico del N.T. en cuatro vol. De todas formas, los hallazgos de nuevos textos, sobre todo el papiro Rylands 457 (P 52), el Bodmer II (P 66), el de Magdalen College (P64), el de Barcelona (P67) y otros, reclaman que se proceda a una nueva edición crítica más actualizada.
El texto del A.T., tanto el hebreo como el griego, ha estado sometido a más alteraciones. Sabemos que en la historia del texto hebraico veterotestamentario existió un primer periodo en el que se transcribía libremente, con respeto pero sin excesivo control. Los trabajos para la unificación del texto llevados a cabo por el llamado Sínodo de Jamnia o Yam Nia (hacia finales del s. I d.C.), fueron presididos por criterios de crítica textual rudimentarios, pero aseguraron a la posteridad un texto uniforme, que los Soferim y los Masoretas ( siglo VII y fueron los que inventaron el nombre de Yave con el de jehova.) se esforzaron por conservar inalterable.
Son de poca monta las diferencias existentes entre los códices hebraicos de la Escuela de Tiberíades, representada por Moshé ben Aser (m. 940 d.C.) y su hijo Aharon ben Moshé ben Asher, y los de la Escuela de Babilonia, representada por Jacob ben Naftalí.
Los textos bíblicos hebraicos premasoréticos encontrados en Qumrán han confirmado la existencia de recensiones hebraicas distintas en algún punto de las del texto masorético, y han planteado nuevamente la necesidad de una edición crítica del texto hebraico del A.T. superior a la actual de R. Kittel, la cual, a partir de 1947, se basa sobre el códice de Leningrado (1008 d. C.). Una edición de esta índole tiene en perspectiva la Univ. hebraica de Jerusalén.

! CRITICA BIBLICA.!

Crítica Bíblica. La crítica bíblica en su más completa comprensión es el examen de los orígenes literarios y valores históricos de los libros que componen la Biblia, junto con el estado en que están en el presente. El nombre “Alta Crítica” la empleó por primera vez el especialista bíblico alemán por Eichhorn, en la segunda edición de su “Einleitung” (Introducción) que apareció en 1787. Tomada en este sentido limitado, la crítica bíblica, a la luz de las modernas ciencias filológicas, históricas y arqueológicas y de métodos de desarrollo reciente, somete a severas pruebas las posturas tradicionalmente aceptadas y tradicionales sobre la autoría humana, el tiempo y manera de la composición de los libros sagrados y hace distinciones sobre su valor histórico. A la luz de las modernas ciencias filológicas, históricas y arqueológicas y de métodos de desarrollo reciente, somete a severas pruebas las posturas tradicionalmente aceptadas y tradicionales sobre la autoría humana, el tiempo y manera de la composición de los libros sagrados y hace distinciones sobre su valor histórico. Para alcanzar los resultados da más valor a las pruebas internas de los libros que en las tradiciones externas o testimonios y su innegable efecto es en gran medida la depreciación de la tradición de manera que hay una clara línea divisoria entre los exégetas críticos y los de la escuela tradicional. Los del ala racionalista ignoran, y tácitamente niegan, la inspiración en el sentido teológico del término y si preocupaciones doctrinales, excepto animosidad hacia lo sobrenatural, proceden a aplicar los tests críticos a la Escritura de la misma manera que se aplica a las producciones humanas.
Los críticos moderados de procedencia protestante – escuela dominante en Gran Bretaña - mantiene la inspiración y revelación pero con una libertad incompatible con la ortodoxia católica. Los críticos bíblicos católicos mientras que admiten como postulados la inspiración plenaria y la inerrancia de la Sagrada Escritura, admiten en gran medida las conclusiones históricas y literarias a las que llegan los no-católicos que trabajan en estos campos y mantiene que no están excluidas por la fe católica.. Los investigadores cristianos insisten en que una crítica reverente entra dentro de su derecho está dentro de su derecho a comprobar los elementos que entran en los aspectos humanos de la Biblia, como medios para entender mejor la palabra escrita, puesto que las partes componentes recibieron su forma de hombres que vivían en ciertos ambientes históricos y bajo las limitaciones de su época y lugar y más aún, la inspiración no renuencia al esfuerzo de los métodos y conocimientos humanos de la composición literaria. Los primeros escritores eclesiásticos no eran conscientes de casi ninguno de los problemas que ha suscitado la crítica. Su atención estaba concentrada en el contenido teológico y en la autoridad de la Escritura, mirando casi exclusivamente a la parte teológica, consideraban sin importancia las cuestiones sobre el autor, fecha de composición, aceptando sin reservas las tradiciones tales como fueron trasmitidas por el judaísmo y la iglesia, teniendo en cuenta que el mismo Cristo había dado a varias de estas tradiciones su confirmación suprema. Respecto Nuevo Testamento, la tradición fue el factor determinante. Como excepciones podemos anotar que Orígenes excluyó, en parte por evidencia interna, que S. Pablo difícilmente pudo escribir la Epístola a los Hebreos y que su discípulo Dionisio aportó adujo bases lingüísticas para rechazar el Apocalipsis como obra de S. Juan.
Los Padres vieron en cada frase de la Escritura un preñado oráculo divino. Las aparentes contradicciones y otras dificultades se solucionaban teniendo en cuenta las posibles imperfecciones humanas. Ni siquiera el espíritu humanista que precedió la Reforma dio impulso al espíritu crítico más allá de promover el estudio de la Escritura en los idiomas originales. Y no fue un reformador humanista, sino algo más errático, Carlstadio, quien rompió en primer lugar con la tradición sobre la autoría de un libro inspirado declarando que Moisés no pudo haber escrito el Pentateuco, porque la narración de su muerte es del mismo estilo que el resto del libro, Richard Simon (1638-1712), un cura francés, fue el primero en someter las preguntas generales sobre al Biblia a un tratamiento comprensivo y metódico contra las rígidas posturas que dominaban a católicos y protestantes de su época fue lo que llevaron a que Simón produjera su primera gran obra "Histoire critique du Vieux Testament”, publicada en 1678. La teoría no sobrevivió a su autor pero el uso de pruebas internas que Simón utilizó de merece el título de padre e la crítica bíblica moderna. La crítica del A.T. se ha desarrollado a lo largo de las líneas de las investigación lingüística –histórica. Los prejuicios filosófico –religiosos se han dejado en a un lado. Pero con respecto al N.T., la crítica comenzó como un resultado de especulaciones filosóficas de carácter anti-cristiano y cuando es ejercida por los protestantes racionalistas y liberales, aun no se ha librado de esos principios apriori, aunque haya tendido a ser más positiva – es decir más genuinamente crítica – en sus métodos. En 1753 Jean Astruc, un médico francés muy notable conjeturaba,el uso alternativo de los nombres de Dios en el Génesis hebreo, que Moisés había incorporado allí dos documentos preexistentes, uno de los cuales empleaba Elohim y el otro Jehovah. La idea no llamó la atención hasta que la tomó un investigador alemán, que sin embargo, dice que se le ocurrió a él independientemente. Era Johann Gottfried Eichhorn,que se distinguió por su vigor y acumen científico. Eichorn debía no poco a su amigo Herder, el notable littérateur alemán y ambos conjuntamente dieron origen al hábito de mirar el A.T. como una colección de literatura oriental cuyas diferentes partes deben ser leídas como los productos del genio semítico. Eichhorn desarrollo ampliamente las hipótesis de Astruc observando que las secciones Elohim y Jehová del Génesis tienen otras características y extendiendo el análisis a todo el Pentateuco. Eichhorn es el primer y típico representante de la moderna crítica bíblica, cuya hogar especial ha sido Alemania. El dio el primer impulso para el análisis literario de las Escrituras aplicándolo no solo al Pentateuco sino también a Isaías y otras partes del A.T. Fuera de Alemania los puntos de vista de Eichorn y su escuela no fueron muy seguidos.
Y sin embargo fue un cura católico de origen escocés, Alexander Geddes (1737-1802), quien introdujo una teoría sobre el origen del los Cinco Libros (a los que unió Josué) que excedía en atrevimiento tanto a Simón como a Eichorn,críticos, se oponían a la pura crítica negativa de De Wette y su escuela,Hupfeld en 1853 halló cuatro, en vez de tres documentos en el Pentateuco, es decir el primero el Elohista, que comprendía la ley sacerdotal, un segundo Elohista (hasta entonces no sospechado por nadie excepto por el investigador Ilgen), El Yahvista y el Deuteronomista. A ninguno de ellos les atribuía origen mosaico. Mientras tanto , estas conclusiones tan subversivas de las antiguas tradiciones sobre los Cinco Libros hallaron la oposición contante de varios especialistas alemanes Estos al mismo tiempo que trataban de impedir que se desechara el testimonio de la tradición judía, se vieron obligados a usar los métodos de su adversarios pera defender los puntos de vista de la tradición. Por ejemplo, Moisés no pudo crear una legislación ritual para un pueblo que vivía como nómada en el desierto, especialmente porque (dicen los críticos) no encontramos traza de su observancia en los primeros periodos de la vida de Israel ya asentado. Sin esencial, está en armonía con la crítica del Pentateuco, a veces llamada “Hipótesis del desarrollo “pero más conocida como “Grafian”, aceptada por la gran parte de los eruditos no católicos,el gran documento que contiene el código sacerdotal redactado después del Exilio de Babilonia y es el resultado del formalismo sacerdotal y ritual que distinguía a la comunidad judía restaurada; data del siglo quinto a.C. El cambio del Código Sacerdotal (antes llamado Primer Elohista) desde los antiguos a los más modernos tiempos, una características del sistema de Grafian, ha tenido un notable influencia el curso de la crítica del A. T en general y sobre todo respecto a los Paralipómenos. La crítica Alta afirma que ha logrado discernir grandes desigualdades en el valor de las partes de A.T. escritas en forma histórica. En el mismo libro podemos encontrar, dicen mitos leyendas y material de verdadero valor histórico, que abunda en Jueces, Reyes aunque hay que cribar muy fino. Ester, Tobías, Judit, Jonás y partes de II Macabeos pertenecen a la clase de Haggadah judío, o ficciones moralizantes. Los Salmos tiene pocos, en caso de que haya alguno, compuesto por David: son la poesía religiosa de Israel. Isaías es una amalgama que contiene mensajes de los profetas muy separados en el tiempo y circunstancias. Los profetas hablaban y escribían en primer lugar a la vista de una situación contemporánea definida. Job es una obra épica y el Cantar un drama pastoral. El Libro de Daniel es un Apocalipsis del período Macabeo que describe la historia del pasado y presente bajo la semejanza de visón del futuro. La resistencia a la llamada crítica científica en Alemania fue estimulada por las posturas radicales de los asiriólogos, comenzando por una conferencia que dio en 1902 ante la corte alemana. La resistencia a la llamada crítica científica en Alemania fue estimulada por las posturas radicales de los asiriólogos, comenzando por una conferencia que dio en 1902 ante la corte alemana Friedrich Delitzsch. La discusión que provocó se conoce como la controversia Biblia-Babel. Delitzsch, Jensen, y sus seguidores defienden que las historias bíblicas de la creación, la Caída, el Diluvio etc., fueron copiadas por los hebreos de Babilonia donde existían en su forma pura y original. Esta escuela relega a todos los personajes y sucesos del Génesis a la región de los mitos y atribuye un origen caldeo a la concepción judía del Paraíso y el Sheol, Ángeles y demonios.
Aun son más extravagantes las teorías de los mitos astrales defendida por Stucken, Winckler y Jeremias, según la cual las narraciones no solo del Pentateuco sino de grandes partes de otros libros representan en forma humana la naturaleza y movimientos de los cuerpos celestes. Antes del siglo dieciocho la crítica del Nuevo Testamento no iba más allá de los textos latinos y griegos, si exceptuamos las antiguas reticencias ya mencionadas sobre la autoria la Epístola a los Hebreos y el Apocalipsis. Cuando el racionalismo alemán del siglo dieciocho, imitando al Deísmo inglés del diecisiete, descartó lo sobrenatural, el Nuevo testamento se convirtió en objeto de ataque sistemático. Reimarus (1694-1768) atacó los motivos de sus autores y arrojó dudas sobre la honestidad del mismo Jesús.. Si se admitían sus principios exegéticos, la autoridad de los Evangelios quedaría muy demolida. Paulus,profesor en Jena Heidelberg, concedió que los Evangelios eran genuinos y que el propósito de sus autores era honesto, pero enseñó que al narrar los episodios milagrosos, sobrenaturales, los Apóstoles y Evangelistas narraban sus fantasías y que todos los sucesos sobrehumanos deben ser explicados meramente por causas naturales. Eichhorn, el pionero de la moderna crítica alemana llevó sus investigaciones al terreno del Nuevo Testamento y , ya en 1794,propuso una teoría para explicar las similitudes y diferencias de los Evangelios Sinópticos, es decir, de Mateo, Marcos y Lucas. Ferdinand Christian Baur, el fundador de la “Tendencia” de Tübingen, escuela de exégesis y crítica, publicó el fruto maduro de sus especulaciones Enseñó que el N.T. es el resultado del antagonismo entre las tendencias judías, o petrinas, y paulinas en la primitiva Iglesia. Los Evangelios Sinópticos
La idea dominante de la solución más general es la hipótesis de dos-documentos” que explica lo que es común en todos ellos suponiendo que Mateo y Lucas se inspiraron del primer evangelio que llevaba el nombre de Marcos o de un documento apostólico anterior en el que se basa marcos y refiere el material que es común a Mateo y Lucas a una fuente primitiva aramea compilada por un o más de los discípulos inmediatos de Cristo, posiblemente S. Mateo. El evangelio de S. Lucas se reconoce como auténtico. Y el marcos canónico, al menos virtualmente también. Los Hechos de los Apóstoles
También la integridad y autoria de los Hechos de los Apóstoles ha sido abordada por la crítica: Hilgenfeld, Spitta, Clemen, que aunque no están de acuerdo en los detalles, consideran que la obra está compuesta de ciertas secciones de diferentes autores, incluido S. Lucas, que ha sido arreglada por sucesivos editores y que contiene materiales de distinto valor. No se utilizaron falsificaciones conscientemente pero aún así lograron entrar subrepticiamente narraciones legendarias.
Epístolas de S. Pablo
Romanos, Corintios y Gálatas son reconocidos por los investigadores serios como auténticas obras del Apóstol de los Gentiles. Hay distintas opiniones sobre Efesios, Colosenses, Filipenses, Tesalonicenses y Filemón. 1 Tesalonicenses se admite en general como genuina, pero la autoría paulina de la segunda es muy contestada. El peso de las opiniones críticas protestantes está contra la autenticidad de las epístolas pastorales, es decir, las dos a Timoteo y una a Tito. La Epístola a los Hebreos se atribuye a un judío alejandrino converso, contemporáneo, o casi, de S. Pablo y discípulo suyo por las doctrinas. También piensa lo mismo los exégetas católicos de la nueva escuela.
La Primera de Pedro en general se acepta como genuina pero la composición de la Segunda de Pedro se pospone al siglo segundo,; algunos católicos también se inclinan por esta fecha.
La cuestión de si las epístolas de Santiago y S. Judas son genuinas de ambos apóstoles tiene opiniones para todos los gustos fuera de la Iglesia.
Los escritos de San Juan
La autenticidad y autoría del evangelio de S. Juan fue la gran batalla de la Crítica del N. T. Ya en 1792 un tal Evanson se manifestó en contra. La mayoría se inclina a la postura de Harnack, es decir, el Cuarto Evangelio fue compuesto por Juan el Presbítero o “el mayor”,pero se lo atribuyen a un escritor desconocido del siglo Segundo que nada tenía que ver con S. Juan.
Pero la cuestión vital de este evangelio es el valor histórico. Los exégetas católicos ortodoxos, aunque mantiene la tradición católica de la autoría de S. Juan y de su calidad histórica, admiten sin embargo que la teología de S. Juan indica reflexión y desarrollo sobre y más allá de los sinópticos.
La Primera Epístola de S. Juan es universalmente admitida como del mismo autor que el Evangelio.
La crítica del Apocalipsis aún no está del todo definida. Hay mucha diversidad de puntos de vista sobre el autor. La escuela anglicana se inclina a S. Juan. Vischer y Harnack dicen que el libro es un Apocalipsis judío retocado por un cristiano.
Sin embargo, estos exégetas mantienen firmemente la verdad objetiva de las líneas esenciales y largas de la historia de Antiguo Pacto tal cual se refleja en la Biblia. Afirman en general que la cuestión del procedimiento literario de los escritores bíblicos no es una cuestión de fe. Esta postura ha sido atacada frecuentemente por católicos que se adhieren a la escuela conservadora, que presentan argumentos sacados principalmente de que creen irreconciliables los nuevos puntos de vista con la tradición dogmática católica de la inspiración e inerrancia, como se testifica, dicen, en el Nuevo Testamento, los Padres, las enseñanzas de los Concilios de Trento y Vaticano I y particularmente la encíclica de León XIII.
Crítica del Nuevo Testamento
Los investigadores católicos que querían aceptar algunas de las teorías críticas han trazado una línea para distinguir la Critica del Antiguo Testamento y la del Nuevo testamento, no solo por la mayor delicadeza de éste ultimo sino porque reconocen que los documentos del Antiguo y del Nuevo Testamento se produjeron en condiciones muy diferentes.
En la alta crítica del N.T. los católicos han defendido la autenticidad, integridad y veracidad tradicionales de los libros en cuestión.
Como se ha advertido la Iglesia recomienda encarecidamente el ejercicio de la crítica según los sólidos principios no desviados por las presuposiciones racionalistas, pero debe condenar la referencia indebida a escritores heterodoxos y las conclusiones que se desvían de la verdad revelada.