jueves, 7 de julio de 2016

! CRITICA TEXTUAL.!

TEMA DOS: ¿Qué es la Crítica Textual? La Crítica textual es la primera de las tareas de la exégesis bíblica: conseguir un texto lo más correcto posible. «Los que desean conocer las Sagradas Escrituras deben, ante todo, estar en vigilante alerta a corregir los códices O políglotas (libros multilenguajes) que contienen la Biblia Hebrea (Tanaj) y la Griega Cristiana (Nuevo Testamento).para que los no correctos cedan ante los correctos» (S. Agustín, De doctrina christiana, 2,21: PL 34,46). Si el arte de la llamada crítica textual se aplica corrientemente a cualquier libro profano de la Antigüedad, con mucha más razón «ha de ejercitarse también en los Sagrados, por la misma reverencia debida a la divina Palabra, pues por su mismo fin tiende a restituir a su primitivo ser el Sagrado texto lo más perfectamente posible, purificándole de las corrupciones en él introducidas por los amanuenses y librándole cuanto se pueda de inversiones de palabras, repeticiones y otros defectos de la misma especie, que suelen furtivamente introducirse en escritos transmitidos de unos a otros durante siglos» (EB 548). El exegeta católico debe tener en cuenta las conclusiones ciertas de la crítica textual, ya que únicamente son inspirados los autógrafos, tal como salieron de mano de sus autores y fueron recibidos por la Iglesia, y los apógrafos, en cuanto reflejan el texto original. Ciertamente la fe nos garantiza que los libros sagrados se han conservado siempre en la Iglesia íntegros en su sustancia; pero pueden haberse introducido adulteraciones en cosas accidentales. De ahí la conveniencia de un trabajo encaminado a obtener un texto críticamente lo más perfecto posible.
De todas formas conviene aclarar que la dedicación de los exegetas (la palabra exégesis significa 'extraer el significado de un texto dado') a la crítica textual no es para ellos un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir el fin, que consiste en captar en toda su profundidad el mensaje divino expresado por palabras humanas
Por lo que se refiere al Nuevo Testamento.
C. Tischendorf (m. 1874) publicó en el espacio de 30 años (1841-72), 24 ediciones del N. T., descollando entre todas la que él llamó octava mayor en la que tomó como base el texto griego del códice Sinaítico, encontrado por él en el Monasterio de Santa Catalina, en el Sinaí.
Dos ingleses, B. F. Wescott (m. 1910) y F. J. A. Hort (m. 1892), prepararon conjuntamente durante 30 años una nueva edición crítica del N.T. (Londres 1881), con predominio de los códices Vaticano (B) y Sinaítico.
Otra edición monumental se debe a Hermann von Soden (m. 1914), el cual cotejó unos 1.900 códices, que clasificó en familias (H, I, K) y, tras un colosal esfuerzo, el más grande que se ha llevado a término en este terreno, publicó un texto crítico del N.T. en cuatro vol. De todas formas, los hallazgos de nuevos textos, sobre todo el papiro Rylands 457 (P 52), el Bodmer II (P 66), el de Magdalen College (P64), el de Barcelona (P67) y otros, reclaman que se proceda a una nueva edición crítica más actualizada.
El texto del A.T., tanto el hebreo como el griego, ha estado sometido a más alteraciones. Sabemos que en la historia del texto hebraico veterotestamentario existió un primer periodo en el que se transcribía libremente, con respeto pero sin excesivo control. Los trabajos para la unificación del texto llevados a cabo por el llamado Sínodo de Jamnia o Yam Nia (hacia finales del s. I d.C.), fueron presididos por criterios de crítica textual rudimentarios, pero aseguraron a la posteridad un texto uniforme, que los Soferim y los Masoretas ( siglo VII y fueron los que inventaron el nombre de Yave con el de jehova.) se esforzaron por conservar inalterable.
Son de poca monta las diferencias existentes entre los códices hebraicos de la Escuela de Tiberíades, representada por Moshé ben Aser (m. 940 d.C.) y su hijo Aharon ben Moshé ben Asher, y los de la Escuela de Babilonia, representada por Jacob ben Naftalí.
Los textos bíblicos hebraicos premasoréticos encontrados en Qumrán han confirmado la existencia de recensiones hebraicas distintas en algún punto de las del texto masorético, y han planteado nuevamente la necesidad de una edición crítica del texto hebraico del A.T. superior a la actual de R. Kittel, la cual, a partir de 1947, se basa sobre el códice de Leningrado (1008 d. C.). Una edición de esta índole tiene en perspectiva la Univ. hebraica de Jerusalén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario