martes, 2 de mayo de 2017

ALEGRIA DE ESTUDIAR.








NUESTRO COMPAÑERISMO









COMPENDIO SOCIAL DE LA IGLESIA CATOLICA.

COMPENDIO SOCIAL DE LA IGLESIA.
Se habla mucho de una doctrina social cristiana. ¿Cuáles son sus principios? ¿Está más cerca del liberalismo o del comunismo? ¿En qué principios se basa?
1. La función de la doctrina social es el anuncio de una visión global del hombre y de la humanidad y la denuncia del pecado de injusticia y de violencia que de varios modos atraviesa la sociedad (cf. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 81).
Por tanto, no es una ideología, ni se confunde con las varias doctrinas políticas construidas por el hombre. Ella podrá encontrar puntos de concordancia con las diversas ideologías y doctrinas políticas cuando éstas buscan la verdad y la construcción del bien común, pero también las denunciará siempre que se alejen de estos ideales.
La doctrina social de la Iglesia “se sitúa en el cruce de la vida y de la conciencia cristiana con las situaciones del mundo y se manifiesta en los esfuerzos que realizan los individuos, las familias, cooperadores culturales y sociales, políticos y hombres de Estado, para darles forma y aplicación en la historia” (Juan Pablo II, Carta encicl. Centessimus annus, 59).
Ella busca el desarrollo humano integral, que es “desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres” (Pablo VI, Carta encicl. Populorum Progressio, 42; Benedicto XVI, Carta encicl. Caritas in veritate, 8).

Catecismo de la Iglesia Católica
Pablo VI, Populorum progressio, 1967
Benedicto XVI, Caritas in veritate, 2009

2. Al anunciar el Evangelio a la sociedad en su ordenamiento político, económico, jurídico y cultural, la Iglesia quiere actualizar en el curso de la historia el mensaje de Jesucristo. Ella busca colaborar en la construcción del bien común, iluminando las relaciones sociales con la luz del Evangelio.
La expresión “doctrina social” se remonta a Pío XI (Carta encicl. Quadragesimo anno, 1931). Designa el corpus doctrinal referente a la sociedad desarrollado en la Iglesia a partir de la encíclica Rerum novarum (1891), de León XIII.
En 2004, se publicó el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, organizado por el Consejo Pontificio Justicia y Paz, que presenta de forma sistemática el contenido de la doctrina social de la Iglesia producido hasta ese momento. A partir de ahí, éste se convirtió en el documento de referencia obligatorio para quien desea profundizar en este campo.
Considerado el primer gran documento de la doctrina social de la Iglesia, la Rerum novarum aborda la cuestión obrera a finales del siglo XIX. León XIII denuncia la penosa situación de los trabajadores de las fábricas, afligidos por la miseria, en un contexto profundamente transformado por la revolución industrial. Tras la Rerum novarum, aparecerán diversas encíclicas y mensajes referentes a los problemas sociales.
Con su doctrina social, la Iglesia no quiere imponerse a la sociedad, sino proporcionar criterios de discernimiento para la orientación y formación de las conciencias. En esta perspectiva, la doctrina social cumple una función de anuncio de una visión global del hombre y de la humanidad, y también de denuncia del pecado de injusticia y de violencia que de diversos modos atraviesa la sociedad (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia – CDSI –, 81). No entra en aspectos técnicos, ni se presenta como una tercera vía para sustituir sistemas políticos o económicos.
Su propósito es religioso, siendo materia del campo de la teología moral. Su finalidad es interpretar las realidades de la existencia del hombre, examinando su conformidad con las líneas de enseñanza del Evangelio. Es una doctrina dirigida en especial a cada cristiano que asume responsabilidades sociales, para que actúe con justicia y caridad. O sea, se dirige a orientar el comportamiento cristiano.

Por eso, la doctrina social implica “responsabilidades referentes a la construcción, la organización y el funcionamiento de la sociedad: obligaciones políticas, económicas, administrativas, es decir, de naturaleza secular, que pertenecen a los fieles laicos, no a los sacerdotes y a los religiosos” (CDSI, 83).
Los derechos humanos, el bien común, la vida social, el desarrollo, la justicia, la familia, el trabajo, la economía, la política, la comunidad internacional, el medio ambiente, la paz. Todos esos son campos sobre los cuales la Iglesia dirige su reflexión en el contexto de la doctrina social.
Fuentes / referencias:
Juan Pablo II, Redemptor hominis, 1979
Juan Pablo II, Sollicitudo rei socialis, 1987
Pío XI, Quadragesimo anno, 1931
1. Concilio Vaticano II, Gaudium et spes (1965)

3. Todo hombre es un ser abierto a la relación con los otros en la sociedad. Para asegurar su bien personal y familiar, cada persona está llamada a realizarse plenamente, promoviendo el desarrollo y el bien de la propia sociedad. Así, la persona es el centro de la enseñanza social católica.��
Cualquier contenido de la doctrina social encuentra su fundamento en la dignidad de la persona humana. Otros principios básicos de la enseñanza social son: el bien común, la subsidiariedad y la solidaridad.

– Dignidad de la persona humana
La Iglesia no piensa en primer lugar en el Estado, en el partido o en el grupo étnico. Piensa en la persona como ser único e irrepetible, creado a imagen de Dios. Una sociedad solo será justa si sabe respetar la dignidad de cada persona. Por tanto, el orden social y el progreso deben ordenarse según el bien de las personas, pues la organización de las cosas debe ordenarse a las personas y no al contrario (Gaudium et spes, 26).
El respeto a la dignidad humana pasa necesariamente por considerar al prójimo como otro yo, sin exceptuar a nadie. La vida del otro debe ser tomada en consideración, así como los medios necesarios para mantenerla dignamente. Así, el contenido de la doctrina social es universal, pues considera la dignidad de cada persona como inalienable, única y necesaria para construir el bien de todos.
– Bien común
El bien común es “ el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección" (GS, 26). no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto. Es indivisible porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo (CDSI, 164).
Para ponerse auténticamente al servicio del ser humano, la sociedad debe poner como meta el bien común, en cuanto que bien de todos los hombres y de todo hombre (CIC, 1912).
El bien común se refiere, por ejemplo, a servicios esenciales al ser humano: acceso a la alimentación, vivienda, trabajo, educación, cultura, transporte, salud, información, libertad. Implica también el compromiso por la paz, la organización de los poderes del Estado, un sólido ordenamiento jurídico, la protección del medio ambiente.
– Subsidiariedad
El principio de la subsidiariedad indica que, en la sociedad, las instituciones y organismos de orden superior tienen que ponerse en actitud de ayuda (‘subsidium’) – y, por tanto, de apoyo, promoción e incremento – en relación a los inferiores (CDSI, 186).
Por nivel superior se entiende las que son más generales (por ejemplo, el gobierno central en relación a los gobiernos regionales, y éstos en relación a los municipales) y los organismos estatales en relación a las organizaciones no-gubernamentales.
Es importante notar que el principio de la subsidiariedad invierte la lógica de los gobiernos muy centralistas y asistencialistas. Según estos gobiernos, el Estado debe organizar y controlar los servicios sociales y las organizaciones no gubernamentales le ayudan poco en esta tarea.

Para el principio de subsidiariedad, las personas, cuando se organizan, deben procurar, a partir de su historia, de sus valores y principios, las mejores soluciones para sus problemas y el Estado debe ayudarlas a poner en marcha estas soluciones buscando el bien común.
El objetivo fundamental de este principio es garantizar el protagonismo de la persona en su vida personal y social. Él protege a las personas de los abusos de las instancias sociales superiores – por ejemplo, del Estado – y solicita que las instancias superiores ayuden a los individuos y grupos intermediarios a desempeñar sus propias funciones (CDSI, 187).
La subsidiariedad no busca formas de centralización, de burocratización, de asistencialismo, de presencia injustificada y excesiva del Estado y del aparato público, pues considera que quitar la responsabilidad a la sociedad provoca pérdida de energías humanas y el aumento exagerado del sector estatal.
De forma positiva, indica la necesidad de apoyar a las personas, familias, asociaciones, iniciativas privadas, promoviendo “una adecuada responsabilización del ciudadano en su ‘ser parte’ activa de la realidad política y social del País” (CDSI 187).
– Solidaridad
La solidaridad no es un simple sentimiento de compasión por los males sufridos por tantas personas próximas o distantes. Es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien de todos y de cada uno, porque “todos nosotros somos verdaderamente responsables hacia todos” (Sollicitudo rei socialis, 38).
La solidaridad se presenta bajo dos aspectos complementarios: el de principio social – ordenador de las instituciones – y el de virtud moral – responsabilidad personal con el prójimo (CDSI, 193).
La solidaridad se manifiesta ante todo en la distribución de los bienes y en la remuneración del trabajo. La enseñanza social católica defiende que los problemas socioeconómicos “solo pueden ser resueltos con el auxilio de la solidaridad: solidaridad de los pobres entre sí, entre los ricos y los pobres, de los trabajadores entre sí, entre los empresarios y los empleados en la empresa, solidaridad entre las naciones y entre los pueblos” (CIC, 1940).
– La integración entre subsidiariedad y solidaridad.
En la aplicación de la doctrina social de la Iglesia, los principios de la subsidiaridad y la solidaridad deben ser siempre vistos y aplicados en conjunto, pues “el principio de subsidiaridad debe mantenerse íntimamente unido al principio de la solidaridad y viceversa, porque así como la subsidiaridad sin la solidaridad desemboca en el particularismo social, también es cierto que la solidaridad sin la subsidiaridad acabaría en el asistencialismo que humilla al necesitado” (Benedicto XVI, Carta encicl. Caritas in veritate, 58).

Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
Benedicto XVI, Caritas in veritate (2009)
4. La enseñanza social católica tiene el valor de ser un instrumento de evangelización. Anuncia y actualiza el mensaje de Jesucristo en campos fundamentales de la vida del hombre.
Grandes temas de la doctrina social son: la familia, el trabajo, la vida económica, la política, la comunidad internacional, la protección del medio ambiente y la promoción de la paz.

– Familia
La Iglesia considera la familia “como la primera sociedad natural, titular de derechos propios y originarios, y la coloca en el centro de la vida social”. Ella es “la célula primera y vital de la sociedad”, fundamento de la vida de las personas y base de todo ordenamiento social (CDSI, 211).
La familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de unirse en matrimonio, Es un ambiente de vida, de donación recíproca del hombre y de la mujer, y de bien para los niños. Es la comunidad natural en la que se experimenta la sociabilidad humana. Contribuye “de modo único e insustituible al bien de la sociedad” (CDSI, 213).

– Trabajo
El trabajo humano tiene una doble dimensión. En sentido objetivo, es “el conjunto de actividades, recursos, instrumentos y técnicas de que el hombre se sirve para producir”. En sentido subjetivo, es “el actuar del hombre en cuanto ser dinámico, capaz de realizar las diversas acciones que pertenecen al proceso del trabajo y que corresponden a su vocación personal” (CDSI, 270).
El trabajo es un deber del hombre, Pero nunca debe ser considerado como simple mercancía o elemento impersonal de la organización productiva. El trabajo es expresión esencial de la persona, siendo la propia persona el parámetro de la dignidad del trabajo (CDSI, 271).
– Economía
El objeto de la economía “es la formación de la riqueza y su incremento progresivo, en términos no sólo cuantitativos, sino cualitativos”. Todo esto “es moralmente correcto si está orientado al desarrollo global y solidario del hombre y de la sociedad en la que éste vive y actúa” (CDSI, 334).
La enseñanza social católica considera la libertad de la persona en el campo económico como un valor fundamental, reconoce la justa función del lucro, armonizada con la capacidad de la empresa de servir a la sociedad. Defiende el libre mercado, pide que el Estado asuma el principio de subsidiariedad, valora la co-presencia de la acción pública y privada, defiende la obtención de un desarrollo integral y solidario para la humanidad.
– Política
La comunidad política es “la unidad orgánica y organizadora de un verdadero pueblo”. Su deber es perseguir el bien común, actuando en vista de un ambiente humano en que sea ofrecida a los ciudadanos “la posibilidad de un real ejercicio de los derechos humanos y de un pleno cumplimiento de los respectivos deberes” (CDSI, 385, 389).
La enseñanza social católica reconoce el valor del sistema de la democracia y la validez del principio de la división de poderes en un Estado. Afirma que la comunidad política está constituida para estar al servicio de la sociedad civil. Iglesia y comunidad política son de naturaleza diversa, sea por su configuración, sea por la finalidad que buscan (CDSI, 424).
– Comunidad internacional
La convivencia entre las naciones “se funda en los mismos valores que deben orientar la convivencia entre los seres humanos: la verdad, la justicia, la solidaridad y la libertad”. Esta convivencia tienen el derecho como instrumento de garantía de su orden (CDSI 433, 434). La política internacional debe ser dirigida al objetivo de la paz, del desarrollo y de la lucha contra la pobreza, mediante la adopción de medidas coordinadas.
El Magisterio de la Iglesia defiende la institución de una “autoridad pública universal, reconocida por todos, que goce de poder eficiente, con el fin de que se salvaguarden la seguridad, la observancia de la justicia y la garantía de los derechos” (CDSI, 441).
– Medio ambiente
La Iglesia católica afirma que cuidar del medio ambiente es un desafío para toda la humanidad. Se trata de un deber, común y universal, de respetar un bien que es colectivo y destinado a todos (CDSI, 466).
Ante los graves problemas ecológicos, la enseñanza católica defiende un cambio de mentalidad, que lleve a adoptar nuevos estilos de vida. Estos estilos deben inspirarse en la sobriedad, en la templanza, en la autodisciplina, en el plano personal y social.
– Paz
La paz es un valor y un deber universal. Es fruto de la justicia, entendida en sentido amplio como el respeto del equilibrio de todas las dimensiones de la persona humana. La paz es también fruto del amor, es el acto propio y específico de la caridad (CDSI, 494).

La Iglesia considera como parte integrante de su misión la promoción de la paz en el mundo. También convoca a cada ciudadano en esta tarea.

Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
5. Para la doctrina social de la Iglesia, el objetivo último de toda acción social es el desarrollo humano integral, o sea, permitir que el desarrollo de todas las dimensiones de la persona (material, afectiva, social, espiritual) llegue igualmente a todos en la sociedad.

En 1967, el Papa Pablo VI publicó su encíclica Populorum progressio, en la que presentaba el concepto de desarrollo humano integral. Con esto, criticaba la idea de que el progreso de las naciones podía ser medido sólo por su crecimiento económico o también por el aumento del poder adquisitivo de la población.
Así, Pablo VI se anticipaba a reflexiones críticas que se hicieron habituales en las décadas siguientes, a través de ideas como el desarrollo sostenible, difundida a partir de un documento de 1980 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, o de índices de desarrollo humano y desarrollo como aumento de las oportunidades sociales, de la década de 1990. En 2009, el Papa Benedicto XVI retomó el concepto, utilizándolo como base para la redacción de su encíclica Caritas in veritate.
El desarrollo humano integral implica que las posibilidades creadas por el crecimiento y desarrollo económico de las naciones estén igualmente al alcance de todas las personas. Además de eso, considera que el desarrollo no puede ser sólo material, sino que debe incluir todas las dimensiones de la persona.
Quien, por ejemplo, aumentó mucho su poder adquisitivo, pero se cerró en una postura individualista y no colabora en la construcción del bien común, o no crece intelectualmente o en la vida espiritual, no se desarrolla integralmente.
En un mundo cada vez más rico, pero que permanece con sus desigualdades globales y sufre con la deshumanización de las relaciones sociales y del estilo de vida de las poblaciones con más recursos, el concepto de desarrollo humano integral se revela como un instrumento para el diálogo con todas las tendencias del pensamiento social y político y para la denuncia de la crisis de sentido y de las injusticias que afectan a las sociedades.

Pablo VI, Populorum progressio, 1967
Benedicto XVI, Caritas in veritate, 2009
D. Giampaolo Crepaldi habla sobre la Caritas in veritate
6. Los papas y la Iglesia han trabajado sin cesar para iluminar el vasto campo de la vida social y ofrecer, a la luz del Evangelio, directrices para iluminar el camino de un auténtico desarrollo del hombre.
A pesar de que su desarrollo está marcado de forma más estructurada a partir del final del siglo XIX, la doctrina social es resultado de la experiencia ancestral y pastoral eclesial. “La Iglesia jamás ha dejado de interesarse por la sociedad; no obstante, la encíclica Rerum novarum dio inicio a un nuevo camino” (CDSI, 87).
Etapas de la enseñanza social católica:
– Desde 1891 hasta hoy, la doctrina social de la Iglesia fue una enseñanza constante por parte de todos los papas.
– León XIII (1878-1903), en la Rerum Novarum (1891), denunció las condiciones miserables en que vivía la clase obrera, protagonista de la revolución industrial.
– Pío XI (1922-1939), en la Quadragesimo Anno (1931), amplía la doctrina social cristiana. Aborda el difícil tema del totalitarismo, encarnado en los regímenes fascista, comunista, socialista y nacional-socialista.
– Pío XII (1939-1958), papa durante la guerra y la postguerra, dirige su atención a los “signos de los tiempos”. Aunque nunca publicó una encíclica social, en sus numerosos discursos tiene una inmensa variedad de enseñanzas políticas, jurídicas, sociales y económicas.
– Juan XXIII (1958-1963), en la Mater et Magistra (1961) y en la Pacem in Terris (1963), abre la doctrina social “a todos los hombres de buena voluntad” y así, la cuestión social se convierte en un tema universal que afecta y es responsabilidad de todos los hombres y pueblos.
– Con la Constitución pastoral Gaudium et spes (1965), el Concilio Vaticano II subraya el rostro de una Iglesia realmente solidaria con el género humano y su historia. Ya en la declaración Dignitatis humanae (1965), el Concilio enfatiza el derecho a la libertad religiosa.
– Pablo VI (1963-1978), en la Populorum Progressio (1967) y en la Octogesima adveniens (1971), afirma que el desarrollo “es el nuevo nombre de la paz” entre los pueblos. Él creó el Consejo Pontificio “Justicia y Paz”.
– Juan Pablo II (1978-2005) se compromete en la difusión de la enseñanza social en todos los continentes. Escribe tres encíclicas sociales: Laborem Exercens (1981), Sollicitudo Rei Socialis (1987) y Centesimus Annus (1991). Además, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (2004) lleva su firma apostólica.
– Benedicto XVI (2005), en su encíclica social Caritas in veritate (2009), defiende el desarrollo integral de la persona mediante la caridad y en la verdad.

Instituto social León XIII
José Vidamor Yu, “La doctrina social de la Iglesia: la ‘Magna Charta’ de la caridad”

POR LA FE…LA IGLESIA PRIMITIVA

Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
No me canso de leer estos versículos. Es maravilloso ver el surgimiento de la iglesia primitiva y la relación entre los primeros creyentes:
Perseveraban en la doctrina, en la comunión, en el partimiento del pal y en las oraciones.
Estaban juntos y tenían en común todas las cosas.
Vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían según la necesidad de cada uno.
Perseveraban unánimes en el templo cada día.
Partían el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón.
Alababan a Dios y tenían favor con todo el pueblo.
Sencillez, gozo, alegría, unanimidad, perseverancia, compartir…esas eran las bases de esta primera iglesia, que no eran más que comunidades de creyentes que, de manera espontánea, se juntaban para compartir su fe en Jesucristo. Muchos de estos creyentes habían visto a Jesús, lo habían escuchado, habían caminado con Él. Y después de Pentecostés, de que los creyentes fueran llenos del Espíritu Santo (Hechos 2:4), un nuevo fuego, un nuevo ímpetu se apropió de todos ellos y hablaban con denuedo y con valentía del Cristo resucitado. Estos versículos representan el legado de la obra de Jesús.
Eran creyentes que vivían en koinonía,(La koinonía es un concepto teológico que significa comunión. Como tal, se refiere a la comunión eclesial y a los vínculos que esta genera entre los miembros de las iglesias cristianas y Dios.), en comunión, en comunidad, en hermandad, en unidad. Eran un ejemplo vivo de cómo los creyentes compartimos el mismo Jesús, compartimos la misma guía para nuestra vida, el mismo amor por Dios, el mismo deseo de alabarle, compartimos las mismas luchas y victorias, el mismo gozo, el mismo evangelio.
Y esta unidad pronto sería probada, porque de la misma manera que compartían su fe en la vida, pronto llegaría el momento en el que compartirían su fe en la muerte.
Hebreos 11:36-38
Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
Tenemos el recuento de la Escritura misma que nos habla de la lapidación de Esteban (Hechos 7) y de la muerte de Jacobo, el hermano de Juan, muerto a filo de espada por Herodes (Hechos 12:1-2). La tradición cuenta que Santiago el hermano de Jesús (en la fe.) fue lapidado*, que Pedro** fue crucificado cabeza abajo, al igual que Felipe***, que Andrés**** fue crucificado, que Judas fue martirizado con un hacha… y así uno tras otro.
Desde el momento en el que Nerón incendió Roma en el año 64 y culpó de ello a los cristianos, el pueblo desencadenó su furia contra los mansos y humildes discípulos del Salvador. Nunca se conocerá el número de víctimas que perecieron en esta persecución. Actos de la más brutal crueldad se llevaron a cabo con hombres y mujeres. Tácito, el historiador romano, ha descrito en sus Anales el salvajismo y crueldad que deleitaron a la población. Los cristianos eran envueltos en pieles de animales y arrojados a los perros para ser comidos por éstos; muchos fueron crucificados; otros arrojados a las fieras en el anfiteatro, para apagar la sed de sangre de cincuenta mil espectadores; y para satisfacer las locuras del emperador se alumbraron los jardines de su mansión con los cuerpos de los cristianos que eran atados a los postes revestidos de materiales combustibles, para encenderlos cuando se paseaba Nerón en su carro triunfal entre estas antorchas humanas, y la multitud delirante que presenciaba y aplaudía aquellas atrocidades.
Los cristianos morían por su fe, que, paradójicamente, era una fe viva. Esa misma fe que los fortalecía para unirse, compartir y gozarse unos con otros, les daba también la fortaleza para morir sin negar a Jesús, para morir confiando en las palabras del Salmo 48:14:
“Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; El nos guiará aun más allá de la muerte.”
Estos primeros cristianos, con su fe viva, menospreciaban la muerte y se aferraban a Cristo aun en el mayor de los sufrimientos. ¿Alguna vez has visto la película Quo Vadis? Siempre me ha impresionado verla, ver cómo los creyentes se enfrentaban cantando a las fieras en el circo de Roma, cómo se arrodillaban ante los gladiadores con los ojos puestos en el cielo. Y, aunque esta sea sólo una recreación, no se diferencia de lo que los historiadores del mundo antiguo nos cuentan sobre la fe de la iglesia primitiva durante la más cruel persecución.
Apocalipsis 12:10-11
Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
Hoy en día la iglesia sigue siendo perseguida. Vemos hermanos encarcelados, torturados y asesinados por su fe. Vemos hombres y mujeres que se enfrentan, tal y como hacía la iglesia primitiva al martirio y a la muerte. ¿Qué harías tú si mañana llamaran a tu puerta y te detuvieran por ser creyente? ¿Si te separaran de tu familia, te torturaran, te amenazaran con la muerte? ¿Negarías tu fe? Yo te soy muy sincera…no sé qué haría.
La venida de Cristo está cerca…cada vez más cerca. Y sabemos que para nosotros los creyentes eso significa persecución. Querida amiga, oro para que, si tenemos que vivir esos momentos, nuestra fe sea una fe viva como la de la iglesia primitiva, como la de nuestros hermanos perseguidos alrededor del mundo. Oro para que, incluso en la muerte, pueda gozarme en la esperanza que tengo en Cristo, el Salvador de mi alma, y que mi fe sea viva ¡viva como el que vive para siempre!
No sé qué tipo de persecución sufres hoy. No sé a qué tipo de problemas y presiones te enfrentas por ser creyente. No sé si tengas que camuflarte y seguir la corriente, ocultando tu fe. Pero sí sé que el Señor te anima a mostrar tu amor por Él a pesar de todo y a regocijarte en la aflicción que esto pueda traer a tu vida.
Mateo 5:10-12
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Bienaventurados los que padecen persecución a causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Si somos perseguidas a causa de nuestra fe, en el cielo está nuestro galardón, junto con esta gran nube de testigos que sufrieron antes que nosotras.

CUANDO UN PECADOR SE ARREPIENTE

CUANDO UN PECADOR SE ARREPIENTE
Lucas 15:10 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

ARREPENTIMIENTO: Lo podríamos definir; como el cambio a la manera natural de pensar y de actuar, es alinearse a la voluntad de DIOS para encontrar la verdad y seguir el camino correcto que nos conduzca a la vida eterna. Es nacer de nuevo, para poder ser llamados HIJOS DE DIOS.
Los HIJOS de DIOS nacen o se hacen de manera sobrenatural.
Cuando un ser humano toma la decisión de ARREPENTIRSE; su acción a DIOS le produce mucha alegría y mucho regocijo, una vez esto ocurre, suceden varios eventos en el ámbito espiritual, entre los cuales podemos enumerar los siguientes:
1. El ESPIRITU SANTO sale del estado pasivo y contrito en el que se encontraba por culpa del pecado original e inmediatamente toma el control de esa persona. (Antes le gobernaba Satanás).
2. DIOS ordena a sus Ángeles para que resalten su nombre en el libro de la vida.
3. DIOS ordena que se haga fiesta en honor a ese nuevo integrante del Reino.
4. La persona debe pasar a la “ducha” espiritual para bañarle y vestirle con ropas y calzados nuevos. Este último toma tiempo por ser el proceso de limpieza, mediante tribulaciones al que debemos ser sometidos, todos los nacidos de nuevo.
Como dato informativo, te puedo decir que solo existen dos fuerzas internas que gobiernan al hombre y que en su orden lo inducen a hacer el BIEN o el MAL. De ambos nuestro DIOS tiene el control, pero existe un bien que no es elBIEN de DIOS y como tal el diablo lo utiliza para engañarte. Has notado que a veces quieres hacer el bien y terminas haciendo el mal. Sales de fiador a un amigo o familiar y a la final te toca pagar a ti lo fiado, recoges a alguien en la vía y te atraca o te viola, le prestas dinero a un amigo o familiar y pierdes su amistad y el dinero, llevas a tu mejor amiga a tu casa porque está pasando por un mal momento y a los pocos días esta se queda con tu esposo y con tu casa, y así muchos más eventos de esta índole que suceden por tratar de hacer el “bien” que no proviene deDIOS.
El punto número cuatro, quizás es uno de los más controvertidos, ya que muchas personas llegan alARREPENTIMIENTO buscando soluciones a sus problemas de enfermedad, económicos y conyugales, siendo esta una entrega interesada y no de corazón, sin embargo DIOS aprovecha ese momento, para traerte a sus pies y mostrarte su obra de redención a través del ultimo y doloroso sacrifico en el madero, realizado por su HIJO amado nuestro SEÑOR JESUS quien murió por toda la humanidad, para librarnos de ese mal llamado pecado, que tanto daño ha causado a la humanidad. Pero recuerda que EL ya hizo su parte ahora te toca a ti hacer el resto que es decirle audiblemente que ACEPTAS su sacrificio y darle gracias por ello entregándote sin condiciones a su SEÑORIOmostrando así actos de ARREPENTIMIENTO.
El hombre es un ser tripartito igual a DIOS (Padre, Hijo y Espíritu Santo), su creación original fue Espíritu, Alma y cuerpo, pero una vez Adán peco, cambio su originalidad y quedo: Alma, cuerpo y espíritu. Podemos ver que Satanás trabajo al ser humano mentalmente, logrando apoderarse de su intelecto (Forma de pensar y de actuar), y es por eso que el hombre sin DIOS actúa vilmente y como consecuencia realiza actos atroces que lo llevan la mayoría de las veces a la perdición.
En este cambio “estructural” podemos ver que el espíritu humano (El único lugar limpio del ser humano donde DIOSpermanece) quedo relegado, de ahí que el alma tomo las riendas del cuerpo mal oliente y por eso se hace necesario que vuelva a su estado original. Somos pocos los que tenemos este discernimiento y por eso le invito a investigar por su cuenta, sin acudir a religiones sino a la PALABRA de DIOS, para que al igual que muchos tengan una nueva oportunidad de enderezar su sendero.

EL PORQUE DE LA ALEGRIA DE DIOS Y SUS ANGELES.
En la escena real de la vida, podemos ver que no es lo mismo asistir al cumpleaños o grado de un hermano (a) que al de un amigo (a), se disfruta más cuando vamos a la fiesta de un “desconocido” que cuando se hace en nuestra casa.
Eso mismo sucede en el cielo; DIOS sabe quiénes están con EL (Los arrepentidos) y quienes no lo están (Los pecadores), así que por estos, es la fiesta y por estos; fue por quien murió nuestro SEÑOR JESUS. Así mismo por ellos es que el cielo entero se alegra una vez se arrepienten. Pero esta fiesta no debe hacernos entrar en celos, más bien debemos alegrarnos y festejar juntos, ya que todos somos pecadores y la única diferencia entre el uno y el otro, es que por nosotros ya hicieron fiesta, ahora disfrutemos todos unánimes la llegada de un nuevo integrante a la poca y selecta familia de DIOS.
En otra escena vemos como se alegra la familia anfitriona cuando un familiar o amigo le visita, con regocijo trata de darle lo mejor de sí, cuanto más nuestro padre celestial, al ver como una de sus ovejitas perdidas vuelve al redil sana y salva, quizás con algunos rasguños superficiales o profundos, pero que con paciencia EL curará.
DIOS ODIA Y ABORRECE EL PECADO PERO AMA AL PECADOR.
La infinita MISERICORDIA de DIOS, está disponible para TODOS los seres humanos, sin importar sus credos ni su posición social, intelectual o económica, tampoco importa su raza ni si es alto, feo o enano, a EL solo le interesa el destino que tú le des a tu ALMA. Ella está en tus manos, eres tu quien decide si quedarte en el lugar donde te dejo el pecado, o das un salto y buscas el camino que te devuelva a tu estado original, donde estará DIOS con los brazos abiertos esperándote.
Tú eliges si te vas para el infierno o te vas al cielo eternamente, Adán eligió seguir a Satanás y quiso vestirse con hojas de higuera (Religiones) pero eso no fue agradable a DIOS, quien allí mismo en el huerto, mato un cordero, para que esa sangre inocente, generara un reencuentro con el CREADOR, ya que el pecado los había separado y al mismo tiempo utilizó la piel del animalito para vestirlos. (Génesis 3:7 y 21)
El PECADO; es tan inmundo para DIOS que EL siendo un DIOS misericordioso y lleno de GRACIA; no lo puede soportar. Su resplandor y pureza no admite olor ni suciedad alguna en su TRONO. De ahí que ese olor y esa suciedad que emana de los pecadores no arrepentidos, les lleve a pasar por un largo y prolongado baño, antes de vestirle y poder así entrar a su presencia.
Espiritualmente hablando; sabemos que mientras seamos pecadores estamos muertos, la paga del pecado es muerte y si entendemos esto, debemos prestar mucha atención a ello, porque quizás hemos entendido mal, la muerte física es algo que tarde que temprano llega, pero a la muerte que DIOS hace referencia es a la muerte ESPIRITUAL del ser humano, esta es la muerte peligrosa, porque es la que decide para donde te vas eternamente.
Romanos 6:23Reina-Valera 1960 (RVR1960)
23 Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Por lo anterior; podemos deducir que ningún pecador podrá presentarse ante DIOS sin antes ser libre del pecado. Para lograr entrar a su presencia, primero debe arrepentirse, lo hizo el ladrón que estaba crucificado junto a nuestroSEÑOR JESUS (ANTES DE MORIR). Escena que a menudo vemos en aquellas personas que esperan el último momento de vida para arrepentirse. A DIOS gracias por su paciencia.
Pero aquellos que tenemos la dicha de seguir con vida, debemos iniciar una nueva acción de vida de la mano conCRISTO, obedeciendo su PALABRA y dejando de lado toda la basura que se absorbió cuando oímos y practicamos doctrinas y ritos religiosos tradicionales, inventados por los hombres. Las cosas de DIOS son sencillas, el hombre las complica y es ahí cuando vienen las confusiones y las malas decisiones como las que tomo el otro ladrón a quien el cuervo (Satanás) le saco los ojos. Ciegos hay millones que se siguen burlando de CRISTO, pero tarde se darán cuenta de su error y no me alegro de ello, más bien pido a DIOS derramar su misericordia para que su estadía eterna sea menos dolorosa.
No esperes morir y creer que te vas para el cielo siendo un pecador no arrepentido, eso de que pasando por el “PULGATORIO” vas a quedar libre de pecados, es una vil mentira, ese tal purgatorio, no es más que y un inventosatánico – católico; que anda por ahí engañando a millones. Amigo lector, si en verdad eso existiera… entonces: En vano murió nuestro SEÑOR JESUS.
El baño espiritual o celestial al que hago referencia al comienzo de este escrito, podría ser muy dispendioso; teniendo en cuenta que el pecado es inmundo y maloliente (Como el olor a muerto); el proceso de limpieza podría durar días, meses e incluso años, debido a que este debe hacerse por dentro y por fuera. Por eso es importante tener paciencia e ir fortaleciendo nuestra fe; mientras vamos siendo despercudidos de esa inmundicia. Ahora: ¿ha notado usted que un maloliente no se da cuenta de que huele horrible? Este solo se da cuenta cuando usted disimuladamente se lo hace saber, pero yo hoy no estoy disimulando nada, le estoy diciendo que mientras no se haya arrepentido, usted huele mal para DIOS así se esté echando los mejores perfumes que le ofrece el mundo.
DIOS podría realizar este trabajo de limpieza en un abrir y cerrar de ojos, pero eso obstruiría la vista de aquellos que te conocieron en el mundo de pecados y que hoy; a través de los días, meses y años de tratamiento, tienen la oportunidad de ver tu proceso de cambio que a la final da como resultado tu testimonio, que es tu experiencia de vida materializada y quizás esto, les incentive a buscar de lo mismo.
A menudo los afanes del mundo interfieren en el tiempo correcto del proceso de limpieza, haciéndonos creer que ya estamos listos para recibir el vestido completo y salir a lucirlo. Pero no es así, quizás todavía nos falte el calzado que en la antigüedad es símbolo de pacto.
Sin estos nuevos zapatos, nuestro andar por el mundo se torna defectuoso y por eso; aquellas personas que nos ven y nos escuchan, nos rechazan porque algo en nuestro interior no fue erradicado del todo (Temores, odio, rencores, soberbia, falta de perdón, resentimientos y otros) y estos forman una barrera invisible entre las partes, haciendo que nuestro trabajo; no dé; los frutos que esperamos.
En la actualidad muchos líderes religiosos, siguen por el mundo creyendo que están revestidos de DIOS y que tienen la autoridad para predicar la PALABRA, pero esto no es más que procedimientos humanos, quienes se escudan en el mandato dado por el SEÑOR a los apóstoles:
Marcos 16:15 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Una vez estos líderes se apropian de esta PALABRA, van por ahí construyendo o alquilando templos para usufructuarse de la inocencia y del dinero de aquellos que han sido tocados por el ESPIRTU SANTO y en su afán de afirmar su arrepentimiento, se meten en la primera iglesia que encuentran. A estos les invito que no se afanen y que mientras el ESPIRITU SANTO les guía, busquen una buena BIBLIA e inicien su lectura en casa hasta que ingresen a una iglesia de sana doctrina. Recuerden que ni la iglesia ni el líder te salva solo CRISTO lo podrá hacer una vez te arrepientas de tus pecados.
Sabemos que este mandato (Mateo 16:15), es algo que todo verdadero cristiano debe tener en cuenta y hacer, pero se debe hacer, una vez esta persona haya tenido por lo menos un encuentro cercano con CRISTO JESUS SEÑORnuestro y este lleno del poder del ESPIRITU SANTO, antes no, porque sucede que por apresurado va a convertirse en un falso maestro y un predicador de falsa doctrina, llena de tradiciones, emociones humanas y fanatismo.
Este tipo de personas abundan y ellos persisten y no desisten, pero no se dan cuenta que todavía hay residuos del olor pestilente de pecadores que aun emana de ellos, y en vez de trabajar para el REINO DE DIOS, trabajan para sus cuentas bancarias y para la vista de sus seguidores, quienes se dejan llevar por la multitud, por su vestimenta humana, por su cambio social y por la adquisición de posesiones terrenales (Casa, carro y beca) también por sus emotivos discursos, que son entre otros sus mejores aliados para convencer a propios y a extraños.
Este accionar es semejantes a una mariposa que sale a volar con la mitad de la oruga pegada a su cola. De ahí que quien la ve de frente dice: Allá viene una hermosa mariposa, pero al verla pasar cerca de él, su concepto cambia rotundamente…. Ella es hermosa, cuando espera con paciencia y termina su ciclo metamórfico…. antes es fea y horrible a los ojos.
En este arduo proceso de purificación y limpieza de un pecador, el ESPIRITU SANTO debe utilizar una esponja acerada, especial para fregar los lugares más recónditos de nuestro ser, tales como la espalda y claro lo más importante…El corazón espiritual. Lugar interno donde se encuentran nuestros pensamientos, nuestros sentimientos nuestros deseos y nuestros propósitos.
A la medida que un ser humano avanza en edad, estas cuatro facultades se van llenando de “camisas” que poco a poco endurecen el corazón y este al entrar a la limpieza, hace que esta se haga más dispendiosa y prolongada. Por otro lado podemos decir que en algunas personas unas “camisas” vienen desde su concepción (Rechazos, insultos, drogas) y de estas no podemos dar cuenta directas a DIOS, porque no tenemos la capacidad de conocernos internamente, pero están ahí y solo a la luz del ESPIRITU SANTO quien todo lo escudriña, podemos sacarlas a la luz y ser limpios una vez perdonemos al infractor.
Externamente nuestro cuerpo también tiene lugares que no vemos, la espalda es uno de ellos, este un lugar al que pocas veces llegamos con nuestro esfuerzo y por eso debemos acudir a alguien, este un lugar que al igual que otras partes del cuerpo debemos limpiar, pero que la mayoría de las veces pasamos por alto, sin embargo cada vez que terminamos de ducharnos, solo deducimos que quedo limpia, pero eso no es más que una suposición.
Así mismo sucede cuando creemos estar limpios del corazón. Recordemos que solo los limpios de corazón verán a DIOS.
Mateo 5:8 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios

Un ARREPENTIDO por mucho que intente, nunca podrá limpiarse por sí solo, no crea usted que con obras, penitencias o confesando sus faltas a otro pecador igual que usted, se podrá limpiar y ser acepto para DIOS. No, eso solo se logra es a través del PODER del ESPIRITU SANTO quien obra directamente en usted y mediante la continua comunión con CRISTO.
Pero es IMPORTANTE tener en cuenta que para vivir en comunión con alguien, hay que saber quién es ese alguien, en todo el sentido de la palabra; para luego permanecer conectados y así generar una mutua confianza, que nos induzca a iniciar y permanecer en la comunión correcta.
Es de anotar que pocas veces habla usted con desconocidos (Acción que es prohibida desde que somos niños) o con alguien que le han presentado por teléfono o referenciado por sus actos. En caso dado, usted por intuición siempre va estar precavido, a no ser que usted sufra del síndrome de la confianza.
Desde el pecado original, el hombre no volvió a ver al SEÑOR y esto le dificulto su comunión, sin embargo DIOS no le abandonó y por eso después de cuatro mil años le volvió a dar ese gran privilegio, pero sucedió que los que le vieron; no le aceptaron; porque el que vino, no llenó las expectativas que esperaban y prefirieron matarle. Quizás ellos esperaban al SEÑOR SUPERMAN o a uno que les solucionara el problema que tenían con los romanos, y no al humilde “hijo” del carpintero.
Hoy hay tanto pecado en el mundo que si nuestro SEÑOR JESUS CRISTO viniera en este momento le iría peor que antes. Por eso cuan necesario es el ingresar al baño para limpiarnos de esa ceguera y de ese olor pecaminoso y así poder escuchar la vos del SEÑOR y verlo cuando venga por su IGLESIA.
¿Qué queda entonces para aquellos que hoy no le ven?
Pues fácil, para unos; buscar imágenes y arrodillarse ante ellas y así alegrar sus ojos. Pero también podríamos decir que a otros les queda como alternativa inmediata el ARREPENTIMIENTO y como ya sabemos que habrá fiesta en el tercer cielo, una vez tomen la decisión de arrepentirse, pues que se prenda la fiesta.
Así como tu fe te sana y te salva, así también por la GRACIA de DIOS recibes a diario todo lo que necesitas para vivir.
Tu capacidad intelectual o tu esfuerzo físico es lo único que debes colocar para ver físicamente el resultado de lo que recibes. Humanamente es complicado aceptar, que todo lo que recibes viene ordenado del cielo, ya sean cosas materiales o espirituales, nada hay nuevo y tú existes porque a DIOS le plació tenerte en cuenta, para llevar a cabo su propósito en los cielos y en la tierra.
Miremos las palabras de alguien ARREPENTIDO.
Job 42Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Confesión y justificación de Job
42 Respondió Job al SEÑOR DIOS, y dijo:
2 Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
3 ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?
Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
4 Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás.
5 De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.
6 Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Millones de personas conocen a su presidente porque le han visto por televisión, pero pocas son las que se han comunicado directamente con él, sin embargo saben que es su presidente.
Ahora ¿Qué persona se arrodilla en su alcoba y le pide al presidente que le arregle el alcantarillado de su barrio? Ninguna, este evento solo se da si la persona solicita una reunión a su secretaria de gobierno, quien establece una cita previa o ella le da directamente el recado al presidente, quien es el único que determina el procedimiento a seguir.
De ahí que la confianza que usted necesita para entablar una relación con una persona del común, se la da el roce o la continua comunión. Esto mismo sucede con el SEÑOR JESUS CRISTO, millones hablan y han oído de EL, pero son pocos los que le han visto y todo esto sucede por la falta de un ARREPENTIMIENTO VERDADERO y por la falta de comunión con EL.
Ahora; le pregunto: ¿Estará usted haciendo una obra de caridad para ganarse el favor de DIOS? Si lo está haciendo, le sugiero no seguir en su proyecto bajo la premisa de hacerlo para ir al cielo; porque está perdiendo su tiempo y su dinero. Sin embargo si lo miramos desde otra perspectiva, ese gesto humanitario, va a favorecer a los que muy pronto harán parte del pueblo de DIOS. El diablo trabaja para DIOS y no se ha dado cuenta.
Todo lo que HOY usted recibe de DIOS es por SU GRACIA y esta viene a nosotros como un galardón, sin que usted haya realizado ningún esfuerzo físico. La GRACIA llega porque a DIOS le plació dársela al igual que la vida, y más si usted tomo la decisión de recibir a su amado hijo nuestro SEÑOR JESUS CRISTO como su SEÑOR y SALVADOR.Recuerde que solo EL; fue quien sufrió el castigo que nosotros merecíamos por nuestros pecados y nadie más podrá suplantarlo en su gran sacrificio. Y no como muchos quienes ponen su confianza en santos y vírgenes de yeso.
Una vez el pecador ve que su esfuerzo y sus obras no fructifican, le viene algo que pocas veces describimos pero que hoy podemos llamar ARREPENTIMIENTO. Diezma y sus finanzas no prosperan, asiste cumplidamente a su congregación pero fuera de ella su vida es un caos, peca y su remordimiento lo conduce a confesarse ante otro pecador, con ello cree estar limpio pero le sucede igual que a la persona que injiriere licor……quien al otro día de su borrachera, le sobreviene el malestar, pero al pasar las horas se reconforta con un potencializador y queda listo para seguir con su adicción.
Esto mismo fue lo que hizo el menor de los hijos en la PARABOLA DEL HIJO PRODIGO su afán de gastarse su herencia lo llevo a experimentar un estado degradante y cosas que nunca había realizado, como la de apacentar cerdos (Animales inmundos para el pueblo de Israel) fue su última tarea antes de arrepentirse de lo que había hecho y debido a su deshonroso trabajo, suponemos que debió llegar a su padre oliendo a sobaco de gorila.
 Sin embargo su padre no tuvo en cuenta su estado y lo abrazo y le mando a bañarse e hizo que le colocaran un anillo, ropas nuevas y un buen calzado, para presentarlo en la gran fiesta que se haría por su regreso. ¿No es esto, lo mismo que sucede en el cielo cuando un pecador se arrepiente? Usted tiene la respuesta.
Solo aquellos que nos arrepentimos y hacemos la voluntad de DIOS creyendo, confesando y recibiendo al SEÑORJESUS CRISTO como nuestro SALVADOR podemos tener la certeza y la capacidad de conocer la voluntad de DIOS.
1 Juan 5:19 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
Existen tres tipos de pecadores y esto lo ampliare en otro de mis escritos. Uno de ellos es el pecador secreto, es aquel que esconde el pecado, es chismoso burlador, creído, religioso, trata de ganarse el cielo con sus obras, se cree responsable y cumple con su deber, no hace mal a nadie según él. Pero sus actos demuestran lo contrario.
El pecador espiritual el que se cree justo, este encubre el pecado y se justifica de acuerdo a sus obras. Este para el mundo es el bueno.
Y el otro es el pecador abierto y descarado, es aquel a quien no le importa mostrar su pecado, no se respeta así mismo y para la gente es la oveja negra y merece la cárcel.
LO QUE LES ESPERA A LOS NO ARREPENTIDOS
No arrepentirse en vida, es BURLARSE DE DIOS, es no tener en cuenta la obra redentora de JESUS y eso es grave, porque así como DIOS es GRANDE en MISERICORDIA, también es fuego CONSUMIDOR y es mejor no haber nacido que caer en manos de DIOS.
Señores, de DIOS NADIE se BURLA y quien lo haga debe saber que su paga es el fuego y tormento eterno.
Para finalizar les dejo con una porción Bíblica que nos enseña varias cosas:
La primera es que pocos ricos heredaran el reino de DIOS, y que aquellos a quienes llamamos pobres tienen un poco más de esperanza ya que sus necesidades le obligan de alguna manera a buscar más a DIOS y darle las gracias por lo que a diario reciben.
Con esto no quiero decir que sin ARREPENTIMIENTO estas personas van a entrar al reino de los cielos.
Segundo: Que hay un lugar a donde van a parar todas las personas que mueren sin CRISTO.
Y por último deseo de todo corazón que usted investigue y tome conciencia de que su ALMA PELIGRA y solo usted tiene la solución gratis en sus manos, no la desaproveche y actué ya.
ARREPIENTETE….. CRISTO viene pronto.
Lucas 16:19-31Reina-Valera 1960 (RVR1960)
El rico y Lázaro
19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas,
21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.
22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado.
23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado.
26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá.
27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
30 Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.
31 Más Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.
CRISTO se levantó de entre los muertos y así como dice Abraham muchos no se han dado cuenta de su estado pecaminoso y que así en ese estado es IMPOSIBLE que lleguen a DIOS.
27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,
28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.
Casualidad o no yo tengo cinco hermanos y quiero que DIOS les toque su corazón para que se arrepientan y no vayan a ese lugar de tormento, esto mismo va para usted.

Nuestra iglesia catolica en la historia


Siglo I: Primeros pasos y dificultades de la Iglesia
Curso Historia de la Iglesia
Era demasiado para los jefes judíos. Mientras Pedro hablaba, las autoridades lo mandaron prender, juntamente con Juan, ordenando que fuesen conducidos al día siguiente a la presencia del consejo. Asi se hizo, pero al comparecer ante el tribunal Pedro no se amilanó, confesando tajantemente que no había salvación sino en Jesucristo, piedra angular rechazada por la Sinagoga.
Comenzó entonces a desencadenarse la persecución. Esteban fue el primer mártir discípulo de Cristo que murió por su fidelidad a Él el año 36. Entre estos fariseos convencidos estaba Saulo de Tarso, a quien posteriormente Jesús, camino de Damasco, se le apareció y le mostró el nuevo camino a seguir . A raíz de ese encuentro Saulo se convirtió, se hizo bautizar y, por gracia de Dios, llegó a ser el apóstol de los gentiles o paganos.
¿Qué otras dificultades tuvo que afrontar la primitiva Iglesia de Cristo?
Se suscitó una discusión entre los primeros cristianos. Los de origen judío pensaban que debían exigir a quienes creían en Cristo y pedían el bautismo la práctica de algunas costumbres judías, como la circuncisión y el no comer carne de cerdo ni sangre. Pero Pablo y Bernabé se opusieron diciendo que bastaban la fe y el bautismo. Tal fue la disputa que los apóstoles tuvieron que reunirse en Jerusalén, y allí, inspirados por el Espíritu Santo, dieron la razón a Pablo.
Surgió también tirantez entre los cristianos judíos y los helenistas convertidos. Los helenistas se quejaron de que sus viudas necesitadas eran mal atendidas en las distribuciones cotidianas de alimentos.Los apóstoles eligieron a 7 hombres de beuna fama y llenos del Espíritu para imponerles las manos y dedicarlos a ese servicio.
Otra dificultad que encontraron los primeros cristianos fue la inserción de la fe cristiana en el mundo grecorromano, en que había tantas religiones politeístas, se daba culto de adoración al emperador, dilagaban los vicios, y las ideas filosóficas no siempre concordaban con el Evangelio. ¿Qué hacer?
¡Pobre Jerusalén!
La catástrofe que marcó dramáticamente la historia de Israel fue la destrucción de Jerusalén, llevada a cabo por Tito en el año 70. Quedaron arrasados la ciudad y el templo, centros neurálgicos del pueblo de Israel. A pesar de todo, los judíos lograron reorganizarse; pero años después el emperador romano envió al general Julio Severo que aniquiló toda resistencia judía y fundó una colonia romana, donde los judíos no podían poner el pie. Golpe mortal. Destruidos Jerusalén y el templo, se desmoronó la moral del pueblo judío. Los símbolos visibles de la antigua alianza habían desaparecido.
Pero Dios hizo surgir un huracán llamado Saulo de Tarso...
La Iglesia despliega velas con Pablo de Tarso que viaja por Asia, Grecia, Roma y otros sitios. Funda numerosas comunidades eclesiales, sufre hambre, cárcel, torturas, naufragios, peligros sin fin. Una obsesión tiene: predicar a Cristo. Toda su labor evangelizadora quedó plasmada en sus cartas, que encontramos en el Nuevo Testamento.
En estas cartas profundizó el tema de la redención con que el Señor Jesús nos liberó del pecado, y desarrolló las exigencias de la vida cristiana 12. Pensamiento clave en Pablo es Cristo13: “Cristo, misterio de Dios” (Col 2,2). El Cristo de Pablo es vivo y arrebatador (Fil 3, 7-14), lo describe con caracteres de fuego (Gál 3,1). El mismo, Pablo, lleva en su cuerpo las señales de Cristo (Gál 6,7) y se siente impulsado a predicar el evangelio (1Cor 1,17). Por el evangelio se hace todo para todos (1Cor 9,20-23); soporta todo por dar a conocer a Cristo (Flp 1,18); todo lo puede en Cristo (Flp 4,13). Le impulsa el amor de Cristo (2Cor 5,14), y nadie en el mundo lo puede separar de él (Rm 8,35-39). Su vida es Cristo y morir es una ganancia para irse con Cristo (Flp 1,23). Lo que no es Cristo, para él es basura (Flp 3,8-15). Cristo es misterio oculto desde los siglos en Dios (Ef 3,9). En la persecución de Nerón, año 67, Pablo fue decapitado; fue el único modo de hacerlo callar.
Y el Imperio Romano tuvo miedo; por tanto, “¡cristianos a las fieras!”
Ante la expansión del cristianismo el imperio romano tuvo miedo, pues no quería que nadie le hiciera sombra. Varios emperadores se servieron de cualquier catástrofe para echar la culpa a los cristianos, pues causas justas para perseguirlos no había. Resulta también una ironía de la historia constatar quien cometió tan grande injusticia contra los cristianos fue el imperio romano, el inventor del derecho.
Así comenzaron las persecuciones de los emperadores romanos.
La primera de todas, la de Nerón (54-68) que incendió Roma, expuso a los cristianos a los mordiscos de las fieras, crucificó a muchos de ellos y los cubrió de resina y brea para que sirvieran de antorchas que iluminaran el Circo de Nerón (hoy la plaza de san Pedro). En esta persecución de Nerón murió crucificado Pedro, el primer Papa, en el año 64, y en el año 67 Pablo, por decapitación. Ambos, Pedro y Pablo, fueron primeramente encerrados en la cárcel Mamertina. Más tarde fueron muriendo también los demás apóstoles; algunos de ellos martirizados, según cuenta la tradición. Otra de las persecuciones del primer siglo contra los cristianos fue la del emperador Domiciano, en el año 92, en la que murieron muchos y otros fueron torturados. Por ejemplo, san Juan Evangelista fue metido en una caldera de aceite hirviendo, pero salió ileso y milagrosamente rejuvenecido. Desterrado a la isla de Patmos, escribió el Apocalipsis y, según la tradición, escribió en Efeso su Evangelio y las tres epístolas. Murió en dicha ciudad alrededor del año 101.
Algunos convertidos al cristianismo flaqueaban también
Ya desde este siglo se dieron las primeras herejías. La herejía ha sido una ola interna que siempre ha amenazado la nave de la Iglesia. Estos herejes, dice san Juan, “de nosotros han salido, pero no eran de los nuestros” (1 Jn 2, 19). Lo quiere decir: que eran cristianos “de nombre”, pero no verdaderos.
¿Cuáles fueron las primeras herejías que brotaron en este siglo?
Los judaizantes, judíos que, después de bautizados, exigían a los demás la circuncisión y otras prácticas judías, como necesarias paara la salvación.
Ebionitas: judaizantes que afirmaban que la salvación depende de la guarda de la ley mosaica. Consideraban a Jesús como un simple hombre, hijo por naturaleza de unos padres terrenos. Jesús, por su ejemplar santidad, había sido consagrado por Dios como mesías el día del bautismo y animado por una fuerza divina. La misión que recibió sería la de llevar el judaísmo a su culmen de perfección, por la plena observancia de la Ley mosaica, y ganar a los gentiles para Dios. Esa misión la habría cumplido Jesús con sus enseñanzas pero no con una muerte redentora, puesto que el mesías se habría retirado del hombre Jesús al llegar la pasión. La cruz era escándalo para estos judaizantes. Rechazaban el punto esencial del cristianismo: el valor redentor de la muerte de Cristo.
Los gnósticos, influidos por cierto misticismo difundido en ambientes hebreos, por el dualismo del zoroastras persas y por la filosofía platónica, buscaban resolver el problema del mal. Entre Dios que es bueno y la materia que es mala están los eónes. Uno de esto toma la pariencia de Jesús, pero sólo la pariencia. La salvación consiste en liberar de la materia el elemento divino. Esto sólo lo podrán hacer los “espirituales”, gracias al conocimiento secreto y superior que Jesús les ha comunicado.
Maniqueos: gnósticos persas, de moralidad severa. Creían en dos principios creadores: el creador del bien y el creador del mal, que siempre están en pugna. Cayeron en la mayor disolución.
II. RESPUESTA DE LA IGLESIA
¿Qué hizo la Iglesia y los primeros cristianos, con la luz y la fuerza del Espíritu Santo, ante toda esta avalancha de dificultades y problemas? Nunca se desanimaban. Sentían en su interior arder el fuego y el ímpetu de Pentecostés.
“¡Felices de poder sufrir algo por el Nombre de Cristo!”
Ante la oposición de los fariseos y del Sanedrín, que impedían a los apóstoles predicar en nombre de Jesús, ellos, los cristianos obedecían a Dios antes que a los hombres. Fueron presos, azotados, pero ellos salían gozosos por haber podido padecer por el nombre de Jesús. El discurso de Esteban ante el Sanedrín fue la gota de agua que colmó la medida: un arrebato de furor sacudió a la asamblea, que arrastró a Esteban fuera de la ciudad y le dio muerte, a pedradas. Esta persecución obligó a muchos discípulos a huir de Jerusalén, y gracias a ello se abrieron nuevos caminos a la predicación evangélica.
“Como vosotros os resistís, nos dirigimos a los paganos”
¿Cómo reaccionó la Iglesia primitiva ante la destrucción de Jerusalén? Los judíos, ante la destrucción del templo y de Jerusalén, se dispersaron por toda la geografía del imperio romano: Antioquía, Éfeso, Tesalónica, Corinto, Chipre y Roma. Este hecho, conocido como la diáspora, ya había comenzado antes de Cristo, pero se intensificó con la caída de la ciudad santa. Fue a ellos a quienes Pablo y los primeros cristianos predicaron primeramente el evangelio. Pero como muchos se cerraron en banda y no quisieron creer en Jesús como el mesías preanunciado por los profetas, se dedicaron a predicar a los paganos para lograr su conversión al cristianismo.
Nuevos problemas, nuevas soluciones
La Iglesia seguía su afán evangelizador. Muchos griegos se convertían y recibían el bautismo. Pero no tardaron en venir las dificultades, pues algunos helenistas comenzaron a quejarse de que no se atendía debidamente sus las viudas.
¿Qué hicieron los apóstoles? Los apóstoles establecieron el servicio del diaconado, escogiendo a siete hombres, que tenían la finalidad de cooperar con los doce en la predicación, en el bautismo y en el servicio del prójimo. De esta manera, los apóstoles no abandonarían la oración y la predicación.
Otro problema surgió: qué cargas imponer a los paganos que se convertían. También aquí los apóstoles dieron solución convocando el Concilio de Jerusalén (año 51 d.C.): no se les impondrán las prescripciones judías. No debe haber más ley que la de Jesucristo. Así la fe cristiana se iba desligando del judaísmo y se abría a una visión universal, sin necesidad de sufrir un trasplante cultural para acceder al Evangelio.
Fue sobre todo Pablo, quien más luchó por la unidad de los primeros cristianos, judíos y paganos. Su ímpetu evangelizador era imparable, y poco a poco fue formando pequeñas comunidades de cristianos, iglesias locales, en diversas ciudades del Asia Menor y de Grecia. Incluso, ya encadenado, llegó a Roma donde existía una comunidad cristiana y en ella ejerció su ministerio apostólico. En esas iglesias locales iba dejando presbíteros con autoridad, como Tito y Timoteo. Así las primeras comunidades, por la acción de los apóstoles, se iban estructurando jerárquicamente, de tal forma que a principios del siglo segundo, san Ignacio de Antioquia, hablaba de que en cada iglesia había un obispo, varios presbíteros y diáconos. Así se consolidó la jerarquía eclesiástica.
Pero no sólo Pablo, también Pedro se dedicó a predicar a los judíos que vivían en la diáspora: Ponto, Galacia, Bitinia, etc., tal como atestigua su primea carta. También llegó a Roma, la capital de imperio. En esa iudad predicó, ejerció su autoridad apostólica y fue crucificado. Muerto él, le sucedieron san Lino, san Anacleto, san Clemente, san Evaristo, etc. en una sucesión ininterrumpida que llega hasta el actual pontífice, Benedicto XVI, Vicario de Cristo.
Es aquí el lugar para hablar un poco sobre el origen divino de la Iglesia y el gobierno apostólico, es decir, quién fundó la Iglesia y cómo los apóstoles iban gobernando la Iglesia al inicio. Lo explicaré como apéndice de esta lección.
Se oye ya la voz del Papa y de la tradición
Del Papa san Clemente (ca. 97) nos queda su carta a los corintios, escrita para exhortarlos a poner fin a las divisiones que los perturbaban. No obstante, los obstáculos para la conversión no fueron pocos.
De este siglo I es el importante documento llamado “Didaché” (Didajé) o “Doctrina de los doce apóstoles”. Este documento, juntamente con dos cartas de san Clemente Romano y la llamada Epístola de Bernabé son el hallazgo más valioso de los tiempos modernos, referente a la primitiva literatura cristiana; apareció en un códice de 1873, encontrado en la biblioteca del Hospital del Santo Sepulcro de Constantinopla, por el arzobispo griego Filoteo Briennios. Se ignora quién fuera el autor, pero la doctrina es netamente evangélica, por eso se conjetura que el autor sería algún apóstol fundador de una iglesia o alguno de sus discípulos. La fecha exacta de su composición se ignora, pero se calcula hacia el 70 ó 90.
La Didaché termina con un llamado a velar en espera de la venida del Señor: “Vigilad sobre vuestra vida, estad preparados. Reuníos con frecuencia, inquiriendo lo que conviene a vuestras almas. Porque de nada os servirá todo el tiempo de vuestra fe, si no sois perfectos en el último momento”. Juntamente a este documento de la Didaché aparece otro de similar valor llamado “Discurso a Diogneto”, de autor y destinatario desconocidos, verdadera joya literaria y ascética de la cristiandad primitiva.
¿Cómo comenzaron a administrar los sacramentos en este siglo?
Los sacramentos se administraban ya en la era apostólica, en cuanto a su esencia, pero no en cuanto a su modalidad, pues no había ritual fijo en ese momento.
Se practicaba el bautismo, incluso a los niños, y se hacía normalmente por inmersión. Inmediatamente se ungía a los bautizados para comunicarles el Espíritu Santo y se les admitía a la eucaristía. Eran los sacramentos de la iniciación. También practicaban la confesión, pues dice la Didaché: “Reunidos cada día del Señor, partid el pan y dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados”. Quien absolvía era únicamente el obispo y se consideraban pecados gravísimos: el homicidio, la idolatría y el adulterio. La carta de Santiago (St 5,4) atestigua asimismo que, cuando uno enfermaba, llamaban a los presbíteros de la Iglesia para ungirlos con óleo.
No existía, es verdad, una teología de los sacramentos, ni se había fijado su número. Todo esto ocurrió mucho después. Pero en algunas lápidas sepulcrales y pinturas de las catacumbas aparecen símbolos del bautismo, de la confirmación, eucaristía y confesión.
Lo de siempre: no hay mal que por bien no venga
Como la fe es necesaria para el bautismo, poco a poco se sintió la necesidad de hacer breves compendios de la doctrina, que los catecúmenos debían aprender antes de ser bautizados. Así nacieron los “credos” bautismales. Más tarde, cuando brotaron las herejías, los obispos reunidos en sínodos y en concilios precisaron y sintetizaron las verdades de la fe en “credos” más amplios. Dice san Ambrosio: “La estructura del Credo es ternaria, porque es esencialmente símbolo de la Trinidad. Resume la triple respuesta a la triple pregunta concerniente a las tres Personas divinas: ¿crees en Dios Padre Todopoderoso? ¿Crees en Jesucristo? ¿Crees en el Espíritu Santo?” (De sacramentis, tract. II c, 7, n. 20).
“Id por todo el mundo”
Ante el problema de la inserción de la fe cristiana a la cultura grecorromana, los primeros cristianos fueron poco a poco sembrando la palabra de Jesús con firmeza, claridad y valentía, con la predicación y con el ejemplo de una vida coherente, honesta, que llegó incluso al heroísmo de morir por Cristo.
El mismo imperio romano facilitó, con su organización y sus vías de comunicación, la predicación rápida del evangelio por todo el mundo mediterráneo. Pero lo más importante de todo es que el evangelio responde a una espera profunda de los hombres. Los puntos principales en los que insistían los primeros cristianos constituyeron una bomba para el imperio romano; y son éstos:
La comunidad cristiana acoge a todos los hombres, porque son iguales y libres ante Dios y salvados por Cristo.
A sólo Dios hay que dar culto.
Hay que llevar una vida de austeridad, de pureza y de caridad con los necesitados.
CONCLUSIÓN
Comenzaba la lucha de varios siglos del imperio contra los cristianos, pero también el atractivo cada vez mayor del evangelio para los habitantes de ese imperio, al ver el ejemplo heroico de muchos cristianos que se dejaban matar antes de claudicar de su fe. ¡Qué razón tuvo Tertuliano al decir: “La sangre de los mártires es semilla de cristianos”! Cuando llegó la hora de la libertad de la Iglesia, el cristianismo había penetrado profundamente en Oriente y Occidente: Siria, Asia Menor, Armenia, Mesopotamia, Roma y la mayor parte de Italia, Egipto y Africa del norte. Otras tierras, como Galia y España, sin alcanzar el nivel de las primeras regiones, contarían también en su población con fuertes minorías cristianas.
APÉNDICE
1. Origen divino de la Iglesia
La Iglesia no es una invención humana. Ya estuviera destruida hace muchos siglos. El concilio Vaticano en su constitución “Lumen Gentium” presenta a la Iglesia como fruto de la sabiduría y la bondad con que Dios Trino busca reunir a todos los hombres, dispersos por el pecado, en una sola familia.
La Iglesia es parte del misterio de Dios. Si olvidamos esto, nunca comprenderemos el origen y la finalidad de la Iglesia. Colocar en Dios Trino el origen de la Iglesia puede herir la sensibilidad del hombre moderno, acostumbrado a una convivencia democrática y educado en una cultura que tiende a rehuir la trascendencia. Le resulta difícil comprender que una asociación de personas, como es la Iglesia, deba su origen a alguien que es anterior y está por encima de ella. Por eso, no es raro que muchos se pregunten hoy día si realmente la ekklesía es una asamblea convocada por Dios, o si más bien es fruto de una simple decisión asociativa de los primeros discípulos de Jesús después de la resurrección y ascensión a los cielos.
Si decimos que la Iglesia tiene su origen en Dios, debemos aceptar que no somos dueños de ella y que es Él quien determina su naturaleza y su misión, y que por lo mismo debemos acudir a lo que Él nos ha revelado para resolver los problemas que surjan. Pero si alguien dice que la Iglesia ha nacido de una simple decisión de los primeros discípulos de Jesús, entonces los amos de la Iglesia somos nosotros; el modo de concebirla, de estructurarla, las mismas tareas que ejerza dentro de la historia caen bajo nuestro arbitrio. Son muchos los que hoy día piensan así, los que consideran que la Iglesia no es más que una sociedad humana, y que está en nuestras manos decidir pragmáticamente los diversos problemas que la historia y las culturas van presentando. Rechazan todo magisterio que se apoye en la autoridad de Cristo, y se extrañan de que los pastores de la Iglesia no acepten las teorías de los teólogos o la opinión pública como norma de fe o moral.
Los liberales protestantes, por contraponer razón y fe y separar el Jesús histórico del Cristo de la fe, veían el origen de la Iglesia no en el Jesús que predicó en Palestina y murió en Jerusalén, sino en la fe de la primera comunidad en Cristo resucitado. Los manuales católicos, en cambio, por su afán apologético, consideraban imprescindible presentar que la Iglesia como sociedad había sido fundada directamente por Jesucristo, quien la dotó de su propio fin y de sus propios medios. Ambas visiones, aun siendo contrapuestas, se mueven dentro de un mismo ámbito teológico, que nos parece claramente reducido. Unos se referían al Cristo de la fe; los otros, en cambio, al Jesús de la historia. El enfoque queda así exclusivamente crístico (centrado en Cristo); y no se integra el misterio de Cristo en el misterio de Dios Trino. Y esto si lo vio claro el concilio Vaticano II, en su constitución “Lumen Gentium”, que concluye su primer capítulo con las palabras de san Cipriano: “Así toda la Iglesia aparece como el pueblo unido por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Lumen Gentium, 4).
Por tanto, en el origen de la Iglesia está Dios Trino. Dios Padre la planeó y la preparó admirablemente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza; Dios Hijo la inauguró en la tierra, eligiendo a unos apóstoles a quienes llamó, formó y les envió, dándoles sus poderes para que continuaran su misión salvadora; y el Espíritu Santo, la está llevando a su plenitud, hasta el final de los tiempos, santificándola, iluminándola y guiándola.
2. Gobierno apostólico en este siglo I
La autoridad en Iglesia, durante el siglo I, fue ejercida por los apóstoles mientras estos vivieron. En Jerusalén, tal como cuenta el Libro de los Hechos, los Doce iban resolviendo los problemas bajo la guía de Pedro. Éste gozaba ya desde el inicio de una función preminente, y así lo vemos que visita las comunidades de Samaría (Hch 8,14) y más tarde recorre las ciudades costeras de Lida, Jope y Cesarea (Hch 9,32-10,48). Posterirmente es Pablo quien, tras su conversión, predica en Damasco y Antioquía, y se lanza a una serie de viajes durante los cuales va fundando diversas iglesias locales: Corinto, Tesalónica, Éfeso, etc. En todas ellas Pablo ejerce la autoridad apostólica, pero para ayudarse consagra a Tito y Timoteo. Incluso les ordena que vayan consagrando a otras personas dignas para ponerlas al frente, como obispos, de las comunidades. Tal fue el encargo de Tito en Creta.
El hecho es que los apóstoles, queridos por Cristo como pastores con autoridad en el seno de su Iglesia, consagraron a otros por medio de la invocación del Espíritu Santo y la imposición de las manos, y éstos consagraron a otros. Era la forma de perpetuar en la Iglesia la autoridad apostólica con que Cristo había querido enriquecerla. El resultado es que en cada comunidad o iglesia local había “obispos” o “presbíteros”, y que a inicios del siglo I – según ya dijimos - la jerarquía en una iglesia local estaba compuesta de un obispo, al que ayudaban varios presbíteros y diáconos.
En estas comunidades no todo era agua de rosas, como podemos ver por los problemas a los que debía hacer frente san Pablo en sus cartas, e incluso surgían herejías como se aprecia por las cartas de san Juan y por el libro del Apocalipsis. Pero había entre ellas la conciencia de la unidad, de formar la Iglesia de quienes creían en Jesús y habían recibido su Espíritu. Y de esta conciencia brotaba la búsqueda de la comunión.
Esta comunión se alimentaba de la Eucaristía, pues “aun siendo muchos, somos un solo cuerpo, pues todos participamos del mismo pan” (1Co 10,17), y en la adhesión al propio obispo. Dice san Ignacio de Antioquía: “El obispo no ha obtenido el ministerio de regir la comunidad por sí mismo o por medio de los hombres, sino de Nuestro Señor Jesucristo...Seguid dondequiera que esté a vuestro pastor, como hacen las ovejas; todos los que pertenecen a Dios y a Cristo están unidos con el obispo...No participéis sino en la única eucaristía, no hay más que un altar, no hay más que un solo obispo rodeado del presbiterio y de los diáconos” (A los de Filadelfia 1, 1-2; 3, 2-5).
También buscaban la comunión y cohesión entre las diversas comunides. Se manifestaba ese empeño en las colectas por las comunidades pobres, en las cartas que se enviaban mutuamente, y en la lucha por mantenerse adheridas a la doctrina de los apóstoles 23.
3. Estructura de la Iglesia
Creo que es bueno, antes de seguir con los siguientes siglos, dar algunas notas sobre la estructura de la Iglesia, para que podamos comprender mejor su misterio y su misión. Y los vamos hacer en una breve síntesis:
Igualdad y diversidad en la Iglesia: Por una parte, el concilio Vaticano II reafirma, por un lado la radical igualdad de todos los miembros de la Iglesia, basándose no en motivos humanos y sociológicos, sino en la voluntad de Dios que nos ha hecho partícipes de las mismas realidades sobrenaturales por medio del bautismo (cf. Lumen gentium, 32b); esta igualdad bautismal convierte a los cristianos en una comunidad. Pero por otro lado, junto a esta igualdad fundamental, el concilio reconoce la pluralidad de carismas que el Espíritu Santo reparte entre los diversos miembro de la Iglesia, y afirma igualmente la diferencia que el Señor estableció entre los ministros sagrados y el resto del Pueblo de Dioscf. Lumen gentium 32c). Esta unidad fundamental y esa diversidad funcional, que Cristo ha querido para su Iglesia, están ordenadas entre sí, se implican y se exigen mutuamente.
Ministerialidad de las diversas funciones: tanto la función de los pastores como las funciones de los demás fieles deben ser consideradas como servicios o ministerios. Los pastores están para santificar, apacentar y guiar a los fieles. Y los laicos están para elevar el mundo donde trabajan y ordenarlo según el plan de Dios. Por tanto, esta ministerialidad es el puente que une la pluralidad de funciones y la unidad bautismal.
Terminemos diciendo que no debemos reducir la Iglesia a una comunidad humana cualquiera. La Iglesia sí es una comunidad, pero en un sentido un poco especial. Veamos tres diferencias entre la Iglesia y cualquier otra sociedad natural, cultural, política, etc. En primer lugar, la Iglesia no nace de la voluntad asociativa de sus miembros, es fruto de una convocación divina acogida en la fe. En segundo lugar, la Iglesia es una comunidad en tanto en cuanto vive históricamente y expresa en formas visibles de comportamiento una comunión sobrenatural. En tercer lugar, podríamos decir que la comunidad eclesial, visible, con sus funciones varias, sólo tiene sentido en cuanto signo de la comunión sobrenatural en Cristo y en su Espíritu.
De todo esto sacamos estas conclusiones: La autoridad de los pastores en la Iglesia no puede considerarse como representación y delegación de la base popular, ya que la reciben del mismo Cristo, quien a su vez recibió del Padre todo poder en el cielo y en la tierra par realizar la obra de la redención. La verdad que transmite la Iglesia no puede tampoco reducirse a la simple opinión de la mayoría, pues su misión es conservar, predicar y defender, con la asistencia del Espíritu Santo, únicamente la verdad revelada para nuestra salvación. Los ministros ordenados en la Iglesia no son meros delegados de la comunidad para realizar ciertas funciones necesarias, sino que, por haber recibido el sacramento del orden, son configurados ontológicamente con Cristo, Cabeza y Pastor, y participan de su función capital, es decir, de su autoridad, de manera que en ellos y por medio de ellos Cristo Cabeza continúa enseñando, santificando y guiando a su Cuerpo que es la Iglesia