domingo, 28 de febrero de 2016

La parábola del sembrador es conocimieto de la palabra de Dios.

Es común, que cuando queremos enfatizar algo lo repetimos mas de una vez. De igual modo, aunque todo lo que hay en la Palabra de Dios es importante, cuando se repite más de una vez, obviamente tiene una importancia especial e igualmente se le debe poner más atención. Uno de esos pasajes repetidos varias veces es la parábola del sembrador. Esta parábola aparece tres veces en cuatro de los resúmenes de la vida de Jesucristo. Por lo cual, sería interesante examinarla y ver qué es eso de importancia especial que Dios quiere ensañarnos.

1. La parábola

La parábola del sembrador se registra en: Mateo 13:1-8, Marcos 4:1-9 y Lucas 8:4-8. Vamos a tomar como punto de partida el registro que viene en Lucas, donde leemos:
Lucas 8:4-8
“Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron. Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga.”
El tiempo en que Jesús escogió decir esta parábola no fue accidental. Como el verso 4 dice: “Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola...” Jesús dijo está parábola cuando había venido mucha gente a él a escuchar la Palabra de Dios. Como veremos mas adelante, la parábola trata sobre el escuchar la Palabra de Dios. Así que Jesús, diciendo esta parábola, quería poner al tanto de las opciones que tenían a todos aquellos que habían venido a él.

2. “Junto al camino”

Con un vistazo al pasaje anterior vemos que trata de semilla que cayó en diferentes tipos de terreno, el primero de estos fue “junto al camino”. Lucas 8:5 dice:
Lucas 8:5
“El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron.”
Algunas de las semillas que el sembrador sembraba cayeron “JUNTO al camino” y no brotó, ni dio fruto, sino que fue devorada por las aves del cielo.
La explicación de ésta parábola viene en algunos versos mas adelante. En Lucas 8:11-12 dice:
Lucas 8:11-12
“Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven.”
También Mateo 13:39 explica la misma parte:
Mateo 13:19
“Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.”
De acuerdo a los pasaje anteriores, la semilla de la que se habla es LA PALABRA DE DIOS o “la palabra del reino”. Sin embargo, esta Palabra no el el mismo resultado en todas partes, ya que su eficacia depende del terreno donde caiga. Uno de los posibles tipos de terreno es “junto al camino”, el cual, de acuerdo a la interpretación de la parábola, está compuesto por la gente que aunque escuchen la Palabra de Dios “no la entienden”. Lo que se quiere decir con “no la entienden” lo veremos desde el contexto. La palabra griega que se traduce como “entender” en el pasaje anterior es el verbo “suniemi” que se usa 6 veces en Mateo 13, 5 en cuanto a la parábola se refiere. Así que en Mateo 13:13-15 dice:
Mateo 13:13-15
“.... viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden (en griego: suniemi). De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis [en griego: suniemi]; Y viendo veréis, y no percibiréis. PORQUE [esta es al razón por la que no entienden aunque tienen oídos] el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y CON EL CORAZÓN ENTIENDAN [griego suniemi], Y se conviertan, Y yo los sane.”
Mientras que con los oídos se escucha la Palabra de Dios, con el corazón (la parte interior de la mente) se “entiende”. Por eso, no es un simple entendimiento mental de la Palabra de Dios a lo que se refiere la parábola del sembrador. Más bien es un entendimiento, una aceptación de la Palabra de Dios con el corazón, la parte interior de la mente. Es por eso que el resultado de la semilla no depende de la semilla en sí, la Palabra, sino del terreno, el corazón de aquellos que escuchan la Palabra de Dios. La misma semilla al caer en diferentes terrenos, esto es, en corazones de diferente calidad, dan resultados distintos. Cuando el corazón se ha engrosado la semilla de la Palabra de Dios será como si cayera junto al camino. No va a brotar ni mucho menos a dar fruto. Como en 2 de Corintios :3-4 y Efesios 4:17-19 dice:
2 de Corintios 4:3-4
“Pero si nuestro evangelio está aún ENCUBIERTO, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”
También Efesios 4:17-19
“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el ENTENDIMIENTO ENTENEBRECIDO, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, POR LA DUREZA DE SU CORAZÓN; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.”
Hay gente que tiene el entendimiento “encubierto” y no pueden “entender”, no porque la Palabra sea algo difícil de entender, sino porque sus corazones están engrosados, duros, no permiten que la semilla de la Palabra crezca. En cuanto a la palabra griega traducida como “dureza” en el pasaje anterior de Efesios, es la palabra “porosis” que significa “dureza, insensibilidad”. Es la misma palabra que se usa en Marcos 3:5 que describe el corazón de un grupo característico de gente que tanto persiguió a Jesús: los Fariseos:
Marcos 3:5
“Entonces [Jesucristo], mirándolos [a los Fariseos(ver Marcos 2:24)] alrededor con enojo, entristecido por la dureza [porosis] de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.”
¡Los Fariseos tuvieron al Señor Jesucristo, al Hijo de Dios, frente a ellos! Vieron y escucharon al más grande maestro, al hombre más grandioso que pasó por la faz de la tierra. Y aún así no creyeron en él. ¿La razón? Sus corazones estaban endurecidos, insensibles y de ese modo inapropiados para la recepción y crecimiento de la semilla de la Palabra. No era la semilla, la Palabra, que no era buena, sino la TIERRA, sus corazones que estaban duros.

3. La segunda categoría

Habiendo examinado el primer tipo de terreno en el cual cae la semilla de la Palabra de Dios, vamos a continuar con el segundo. Mateo 13:5-6 nos habla al respecto:
Mateo 13:5-6
“Parte [de la semilla] cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.”
Una semilla puede brotar en diferentes tipos de terreno. Sin embargo, no va a sobrevivir y dar fruto en todos ellos. Uno de los terrenos en el cual la semilla, aunque inicialmente brotará, finalmente no sobrevivirá es en los pedregales. La razón por la que la semilla no puede sobrevivir ahí es porque las piedras no permiten que las raíces profundicen y encuentren humedad. Así que se seca.
Escogiendo el registro de Marcos para la explicación de esta parte de la parábola leemos:
Marcos 4:16-17
“Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, AL MOMENTO la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.”
Como podemos ver, los pedregales están compuestos de gente que escucha la Palabra, la recibe inmediatamente y de hecho con alegría. Sin embargo, no dura mucho, porque cuando la persecución y la aflicción viene, esa gente, de nuevo inmediatamente, tropieza. Como es obvio, el problema que finalmente causa su caída es que son muy débiles en persecución y aflicción. Así que, cuando el enemigo trae cosas como esas sobre ellos, caen inmediatamente. El tropiezo no es causado porque la aflicción es muy pesada como para que la puedan soportar, porque en 2 de Corintios 4:17, 1 de Corintios 10:12-13 y 1 de Pedro 5:10 dicen que la aflicción será fácil y no más de lo que podamos soportar (1 de Corintios 10:12-13). Sino que es causada porque no están dispuestos a demostrar ni siquiera la más mínima resistencia frente al diablo [caen inmediatamente, tropiezan]. Como en Santiago 4:7 dice:
Santiago 4:7
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
También en 1 de Pedro 5:8-9 dice:
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.”
Si no resistimos al diablo, no huirá de nosotros. De lo contrario, devorará a aquellos que no lo resisten. A esta categoría de alimento potencial para del diablo pertenece este tipo de gente. Cuando el diablo viene trayendo aflicciones, inmediatamente caen convirtiéndose en fácil alimento para el. Tienen un buen principio pero desafortunadamente un mal final.

4. La tercer categoría

Habiendo considerado las primeras dos categorías de gente que escucha la Palabra, continuaremos con la tercera. Marcos 4:7 dice:
Marcos 4:7
“Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.”
El tercer tipo de terreno en el que la semilla cae es entre los espinos. La semilla que cayó en este terreno se ahogó sin dar fruto. Para entender a lo que se refiere esta parte de la parábola, vamos a Marcos 4:18-19 que dice:
Marcos 4:18-19
“Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.”
Desafortunadamente, esta tercer categoría de gente es problemática también. El problema con esta categoría es que la Palabra de Dios es guardada en sus corazones junto con otras cosas como “los afanes de este mundo, el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas”. Estas cosas finalmente actúan como espinas en el crecimiento de la Palabra ahogándola haciéndola infructuosa. Por otro lado, en cuanto a lo que la gente de esta categoría hace, Jesucristo dijo:
Mateo 6:25-34
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
PRIMERO son las cosas del reino de Dios Y LUEGO todas las demás cosas. Si aplicamos este principio, todas las demás cosas nos serán añadidas. Si no lo aplicamos, sino que ponemos primero en nuestra lista de prioridades como afanes y cosas así, entonces esas cosas ahogarán la Palabra de Dios haciéndola infructuosa.

5. La cuarta categoría

Hasta el momento hemos examinado tres tipos de terreno en el que cae la semilla de la Palabra. Desafortunadamente, ninguno de ellos pudo hacer a la semilla fructífera. Así que el primer terreno, que era “junto al camino” era tan duro que la semilla no pudo brotar. También el otro eran los pedregales, que no permiten que la semilla eche raíz profunda. Finalmente el tercero era los espinos, que ahogan la semilla y la hacen infructuosa. Habiendo visto tres categorías ineficaces, es momento de ver la BUENA tierra, la tierra en la que la semilla de la Palabra cae y lleva fruto. Mateo 13:8 dice:
Mateo 13:8
“Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.”
La explicación viene en Mateo 13:23
“Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende [en griego suniemi] la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.”
Esta vez la semilla no cayó junto al camino, o en los pedregales o entre espinos, sino en BUENA TIERRA, compuesta de gente que escucha la Palabra Y LA ENTIENDE [en griego: suniemi]. Como en Lucas 8:15 lo explica:
Lucas 8:15
“Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con CORAZÓN BUENO Y RECTO RETIENEN la palabra oída, y dan fruto con PERSEVERANCIA.
Como podemos acordarnos, la primer categoría de gente no pudo “entender”, recibir, la Palabra porque sus corazones estaban endurecidos, insensibles. De lo contrario, la gente de esta única fructífera categoría ENTIENDE la Palabra poniéndola en su corazón BUENO y RECTO. Esta categoría fructífera tiene todo los que las otras infructuosas categorías no tienen. En la primera, la gente tenía los corazones endurecidos, aquí las corazones son BUENOS Y RECTOS. También, en la segunda categoría la gente no tiene duración y caen a la primer aflicción, en la buena tierra la gente es perseverante (“dan fruto CON PERSEVERANCIA” como el texto dice) y no se dan por vencidos. Finalmente, aunque en la tercer categoría la Palabra de Dios se ahogó por los diversos afanes y deseos que estaban en primer lugar, en la buena tierra es RETENIDA en los corazones de esa gente, sin perder su posición por culpa de cualquier otra cosa. Esta es la categoría fructífera. La única que lleva fruto. Y como Cristo dijo en Juan 15:
Juan 15:1-2, 4-5, 8, 16
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; ytodo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.”
Dios limpia cada pámpano que lleva fruto para que lleve aún mas. Entre más fruto lleve, Dios se glorifica más.

6. Conclusión

Entonces para concluir. La Palabra de Dios es hablada a varios tipos de gente. Sin embargo, los resultados serán diferentes mientras sea distinta la calidad del corazón de los que escuchan Su Palabra. Unos la van a rechazar, otros a aceptar hasta la primera aflicción, otros la recibirán pero eventualmente no la tendrán como prioridad y pondrán otras cosas primero (afanes, riquezas, otros deseos), y finalmente, otros la mantendrán en un corazón bueno y recto llevando fruto. Es por eso que Jesús, al terminar la interpretación de la parábola dijo: “Mirad, pues, cómo oís” (Lucas 8:18). Porque no se trata solo de oír la Palabra sino de CÓMO la oyes, porque puede que muchos escuchen la Palabra, pero solo aquellos que la escuchan y la retienen en un corazón recto y bueno llevarán fruto. Continuemos todos en esta categoría

DIOS NOS DA SIEMPRE SUS FRUTOS.

La gracia de Dios da siempre sus frutos si nosotros no le ponemos obstáculos. — Los frutos de la correspondencia. — Evitar el desaliento por los defectos que no desaparecen y por las virtudes que no se alcanzan. Recomenzar muchas veces. I. El Evangelio  Mateo 13:1-8, Marcos 4:1-9 y Lucas 8:4-8. nos presenta una pequeña parábola, que recoge solo San Marcos.                                                     Nos habla en ella el Señor del crecimiento de la semilla echada en la tierra; una vez sembrada crece con independencia de que el dueño del campo duerma o vele, y sin que sepa cómo se produce. Así es la semilla de la gracia que cae en las almas; si no se le ponen obstáculos, si se le permite crecer, da su fruto sin falta, no dependiendo de quien siembra o de quien riega, sino de Dios que da el incremento2. Nos da gran confianza en el apostolado considerar frecuentemente que “la doctrina, el mensaje que hemos de propagar, tiene una fecundidad propia e infinita, que no es nuestra, sino de Cristo”3. En la propia vida interior también nos llena de esperanza saber que la gracia de Dios, si nosotros no lo impedimos, realiza silenciosamente en el alma una honda transformación, mientras dormimos o velamos, en todo tiempo, haciendo brotar en nuestro interior –quizá ahora mismo, en la oración– resoluciones de fidelidad, de entrega y de correspondencia.                                                       El Señor nos ofrece constantemente su gracia para ayudarnos a ser fieles, cumpliendo el pequeño deber de cada momento, en el que se nos manifiesta su voluntad y en el que está nuestra santificación. De nuestra parte queda aceptar esas ayudas y cooperar con generosidad y docilidad. Sucede al alma algo parecido a lo que le ocurre al cuerpo: los pulmones necesitan aspirar oxígeno continuamente para renovar la sangre. Quien no respira, acaba por morir de asfixia; quien no recibe con docilidad la gracia que Dios da continuamente, termina por morir de asfixia espiritual4.                   Recibir la gracia con docilidad es empeñarnos en llevar a cabo aquello que el Espíritu Santo nos sugiere en la intimidad de nuestro corazón: cumplir cabalmente nuestros deberes –en primer lugar todo lo que se refiere a nuestros compromisos con Dios–; empeñarnos con decisión en alcanzar una meta en una determinada virtud; llevar con garbo sobrenatural y sencillez una contrariedad que quizá se prolonga y nos resulta costosa…                                                                                                    Dios nos mueve interiormente, recordándonos a menudo las orientaciones recibidas en la dirección espiritual, y cuanto mayor es la fidelidad a esas gracias, mejor nos disponemos para recibir otras, más facilidad encontramos para realizar obras buenas, mayor alegría hay en nuestra vida, porque la alegría siempre está muy relacionada con la correspondencia a la gracia. II. La docilidad a las inspiraciones del Espíritu Santo es necesaria para conservar la vida de la gracia y para tener frutos sobrenaturales. Como nos dice el Señor en la parábola que venimos meditando, la semilla en nuestro corazón tiene la fuerza necesaria para germinar, crecer y dar fruto. Pero en primer lugar es necesario dejar que llegue al alma, darle cabida en nuestro interior, acogerla y no dejarla a un lado, pues “las oportunidades de Dios no esperan. Llegan y pasan. La palabra de vida no aguarda; si no nos la apropiamos, se la llevará el demonio. Él no es perezoso, antes bien, tiene los ojos siempre abiertos y está siempre preparado para saltar, y llevarse el don que vosotros no usáis”5: vivir la pequeña mortificación de dejar ordenados los instrumentos de trabajo, confesar el día que se había previsto, hacer el examen de conciencia con el empeño necesario para darse cuenta de lo que falla y en qué quiere el Señor que se ponga la lucha al día siguiente, vivir el “minuto heroico” al levantarse, desviar o al menos callar en esa conversación en la que no queda bien una persona ausente…                                                             La resistencia a la gracia produce sobre el alma el mismo efecto que “el granizo sobre un árbol en flor que prometía abundantes frutos; las flores quedan agostadas y el fruto no llega a sazón”6. La vida interior se empobrece y muere. El Espíritu Santo nos da innumerables gracias para evitar el pecado venial deliberado y aquellas faltas que, sin ser propiamente un pecado, desagradan a Dios; los santos han sido quienes con mayor delicadeza respondieron a estas ayudas sobrenaturales. También recibimos incontables gracias para santificar las acciones de la vida ordinaria, realizándolas con empeño humano, con perfección, con pureza de intención, por motivos humanos nobles y por motivos sobrenaturales. Si somos fieles, desde por la mañana hasta la noche, a las ayudas que recibimos, nuestros días terminarán llenos de actos de amor a Dios y al prójimo, en los momentos agradables y en los que quizá nos sentimos más cansados, con menos fuerzas y ánimos: todos son buenos para dar fruto. Una gracia lleva consigo otra –al que tiene se le dará7, leíamos ayer en el Evangelio de la Misa– y el alma se fortalece en el bien en la medida en que lo practica, cuanto más trecho se recorre. Cada día es un gran regalo que nos hace el Señor para que lo llenemos de amor en una correspondencia alegre, contando con las dificultades y obstáculos y con el impulso divino para superarlos y convertirlos en motivo de santidad y de apostolado. Todo es bien distinto cuando lo realizamos por amor y para el Amor. III. “El hombre echa la semilla en la tierra cuando forma en su corazón el buen propósito (…); y la semilla germina y crece sin él darse cuenta, porque, aunque todavía no puede advertir su crecimiento, la virtud, una vez concebida, camina a la perfección, y de suyo la tierra fructifica, porque, con la ayuda de la gracia, el alma del hombre se levanta espontáneamente a obrar el bien. Pero la tierra primero produce el trigo en hierba, luego la espiga, y al fin la espiga el trigo”8. La vida interior necesita tiempo, crece y madura como el trigo en el campo. La fidelidad a los impulsos que el Señor quiere darnos también se manifiesta en evitar el desaliento por nuestras faltas y la impaciencia al ver que sigue costando, quizá, llevar a término con profundidad la oración, desarraigar un defecto o acordarse más veces del Señor mientras se trabaja.                           El labriego es paciente: no desentierra la semilla ni abandona el campo por no encontrar el fruto esperado en un tiempo que él juzga suficiente para recogerlo; los labradores conocen bien que deben trabajar y esperar, contar con la escarcha y con los días soleados; saben que la semilla está madurando sin que él sepa cómo, y que llegará el tiempo de la siega.                                                                                                                                                                                                                         “La gracia actúa, de ordinario, como la naturaleza: por grados. —No podemos propiamente adelantarnos a la acción de la gracia: pero, en lo que de nosotros depende, hemos de preparar el terreno y cooperar, cuando Dios nos la concede. “Es menester lograr que las almas apunten muy alto: empujarlas hacia el ideal de Cristo; llevarlas hasta las últimas consecuencias, sin atenuantes ni paliativos de ningún género, sin olvidar que la santidad no es primordialmente obra de brazos.               La gracia, normalmente, sigue sus horas, y no gusta de violencias. “Fomenta tus santas impaciencia pero no me pierdas la paciencia”9, como no la pierde el labriego con una sabiduría de siglos. Aprendamos a “apuntar muy alto” en la santidad y en el apostolado esperando el tiempo oportuno, sin desalentarnos jamás, recomenzando muchas veces en nuestros propósitos audaces.                             Es necesario saber esperar y luchar con paciente perseverancia, convencidos de que la superación de un defecto o la adquisición de una virtud no depende normalmente de violentos esfuerzos esporádicos, sino de la continuidad humilde de la lucha, de la constancia en intentarlo una y otra vez, contando con la misericordia del Señor. No podemos, por impaciencia, dejar de ser fieles a las gracias que recibimos; esa impaciencia hunde sus raíces, casi siempre, en la soberbia.                                     “Hay que tener paciencia con todo el mundo –señala San Francisco de Sales–, pero, en primer lugar, con uno mismo”10. Nada es irremediable para quien espera en el Señor; nada está totalmente perdido; siempre hay posibilidad de perdón y de volver a empezar: humildad, sinceridad, arrepentimiento… y volver a empezar, correspondiendo al Señor, que está empeñado en que superemos los obstáculos. Hay una alegría profunda cada vez que recomenzamos de nuevo.                      Y en nuestro paso por la tierra habremos de hacerlo muchas veces, porque faltas las habrá siempre, y tendremos deficiencias, fragilidades, pecados. Seamos humildes y pacientes. El Señor cuenta con los fracasos, pero también espera muchas pequeñas victorias a lo largo de nuestros días; victorias que se alcanzan cada vez que somos fieles a una inspiración, a una moción del Espíritu Santo. -

sábado, 27 de febrero de 2016

Dios quiere que seamos agradecidos

Salmo 103:1-6

El salmo 103 nos recuerda la benevolencia y gracia de Dios para con sus hijos. Nos recuerda que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17). La bondad y la misericordia de Dios no tienen límites. “Mas la misericordia de Yave desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos (Salmo 103:17).

Los creyentes necesitan reconocer la bondad, la misericordia y el amor de Dios sobre ellos. Los creyentes necesitan recordarse no olvidar ninguno de los beneficios de Dios, porque Él es quien perdona nuestras iniquidades, El que sana todas nuestras dolencias, El que nos rescata del hoyo, El que nos corona de favores y misericordias, El que sacia de bien nuestra boca, El que nos hace justicia.

Tal reconocimiento  del amor y la gracia de Dios, debería manifestarse en agradecimiento, cualquiera sea nuestra circunstancia de vida. A veces en medio de las dificultades, pruebas y tensiones de la vida, se nos olvida que Dios es quien nos sustenta, provee, cuida y bendice. Es bueno recordar con frecuencia este salmo, para centrarnos en la perspectiva correcta.                              "Estad siempre gozosos.” “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios (1 Tesalonisenses 5:16-22)
La gratitud no puede ir de la mano con la queja. Cuando nuestra mente está llena de pensamientos negativos, surge la queja y se cierra la puerta para la gratitud.
Es el deseo de Dios que seamos agradecidos. Hay muchas personas que no expresan gratitud. Si alguien hace algo por ellos, no lo agradecen, creen que se merecen no sólo eso, sino más y es una forma de expresar orgullo.
Para tener una actitud de agradecimiento, necesitamos dejar que nuestros pensamientos sean honestos, puros, amables, y dejar fuera el orgullo.
La Biblia nos habla de una ocasión cuando Jesús sanó a 10 hombres leprosos y sólo uno regresó para dar las gracias a Jesús. Lucas 17:11-19
Gracias te damos, OH Dios, gracias te damos, Pues cercano está tu nombre; Los hombres cuentan tus maravillas ( Salmos 75:1)
Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. ( Efesios 5:20)
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (Filipenses 4:6)
Mostrar agradecimiento no sólo es bueno para los demás, sino también para nosotros porque libera el gozo en nosotros. Medita diariamente en todas las cosas por las que tienes que estar agradecido. Menciónaselas a Dios en oración y mientras lo haces, descubrirás que tu corazón se llena de vida y luz.
Cuando somos agradecidos, otros nos observan y son animados a hacerlo. Siempre recuerdo viajando con mis hijos y mi esposo en el carro y mi esposo nos llevaba a comer algo, al entrar de nuevo al carro yo expresaba las gracias a mi esposo y automáticamente mis hijos hacían lo mismo. Cuando no hay un corazón agradecido, las personas se cierran las puertas para recibir bendición y apoyo y pierden oportunidades tremendas de gozo y satisfacción.

! BAJO LA MIRADA DE DIOS.!

Como cristianos somos llamados a vivir una vida coherente entre lo que decimos y lo que hacemos, lo que creemos y los que pensamos.
Mediante el estudio de 2 Corintios y el ejemplo del apóstol Pablo, Jonathan Lamb, nos reta a vivir vidas íntegras. Nos ayuda a reflexionar y a analizar nuestras propias vidas, haciendo énfasis en los puntos clave que nos pueden hacer flaquear, y nos hace un llamado a comprometernos en la meta de alcanzar una vida coherente.
Pero no sólo nos desafía a un estilo de vida íntegro, sino que también nos señala el camino al recordarnos que daremos cuentas a Dios, quien nos mira, se interesa y juzga.
Es un libro muy práctico e inspirador, con lecciones útiles para todos los cristianos y en especial para los que ejercen roles de liderazgo.

LA ALEGRIA VERDADERA VIENE DE DIOS... NO DEL MUNDO

A. La palabra alegría -deleite, dicha, gozo, regocijo- es el grato estado de ánimo con que se hace algo o que se produce como resultado de algo.

B. La palabra de Dios nos hace ver que muchos tuvieron alegrías, pero fue una alegría producida por algo muy especial. Mucha gente vive feliz, porque tiene dinero, tiene una comodidad, tiene trabajo, tiene casa, tiene automóvil; su alegría es material.

C. Veremos en este estudio cuál es la verdadera alegría que debe haber en los cristianos, para así buscar tener el verdadero gozo en nosotros. 

D. El gozo del cristiano no es por lo que tiene materialmente, sino por lo que tiene espiritualmente en Cristo Jesús, y en Cristo tenemos todas las bendiciones espirituales. Efes. 1:3. Ése es nuestro gozo, nuestra alegría, las bendiciones espirituales que tenemos en Cristo Jesús.

E. Se espera que este estudio nos ayude a buscar y obtener esta verdadera alegría, si todavía no la tenemos, o no la hemos alcanzado como deberíamos. 
 
I. LA VERDADERA ALEGRÍA LA PRODUCE DIOS
A. Es Dios que da el verdadero gozo en nosotros. Salmos 4:7. Dios había puesto alegría en David. Aunque sus enemigos tenían mucha abundancia, para David su alegría era Dios.

B. Los justo se alegran en el Señor. Sal. 97:11-12. El justo debe de alegrarse en el Señor porque él es su esperanza. Prov. 10:28.

C. Debemos alegrarnos en buscar al Señor. 1 Crón. 16:10. Nuestra alegría debe estar en buscar al Señor, no en buscar las riquezas o las cosas materiales. Las cosas terrenales no nos van a dar la salvación de nuestra alma.
 
II. DÓNDE ESTÁ LA VERDADERA ALEGRÍA
A. Para el justo su mayor alegría es el cumplimiento de la justicia. Prov.21:15. La verdadera alegría del justo es cumplir la justicia, cueste lo que cueste.

B. Está en dar voluntariamente, de corazón. 1 Crón. 29:9. El mayor gozo del pueblo fue dar para la obra del Señor. Y el Señor dijo que es más bienaventurado dar que recibir. Hechos 20:35. Mucha gente cree que su alegría está en que le den y no en dar, pero la alegría está en dar.

C. La verdadera alegría está en refugiarnos en el Señor. Sal. 5:11. Ya que él es nuestra fortaleza, él nos protege, y por eso es que debemos de alegrarnos en él. Sal. 9:2. Sí, debemos alegrarnos en el Señor. Sal. 32:11. Nuestro corazón debe alegrarse en la salvación de Dios. Sal.13:5. Debemos de alegrarnos en la salvación de nuestro Dios ya que es el único que nos puede salvar. Sal.20:5. Debemos de alegrarnos en el Señor porque en él hemos confiado. Sal.33:20-21. David se alegraba en el Señor. 34:1; 35:9.

D. Los mandamientos del Señor deben llenarnos de gozo. Sal.19:8. Porque son rectos, que alumbran los ojos para poder ver por dónde Dios desea que caminemos.

E. Debemos de alegrarnos cuando cantamos alabanzas a Dios. Sal.71:23. Debemos de cantar con alegría de corazón. Sal.92:4.

F. Las consolaciones de Dios deben ser nuestra alegría. Sal.94:19. Dios nos consuela a través de su palabra, por eso la palabra de Dios debe ser nuestra alegría en todo el tiempo.

G. David se gozaba cuando iba a la casa de Dios con la multitud; para David su mayor gozo era estar en la casa de Dios. Salmos.42:4; 122:1. Hermanos, ¿qué tanto gozo tenemos nosotros cuando vamos a reunirnos para adorar a Dios? ¿Tendremos el mismo gozo que David tenía?, ¿O nos aburre reunirnos para adorar a Dios? ¿Sentimos verdaderamente gozo cuando adoramos a Dios?

H. El verdadero gozo o alegría está en las cosas de Dios, no en lo material. Mucha gente se afana por las cosas materiales por lo que tienen. Pero esa es una alegría falsa, porque cuando ya no se tienen esas cosas la alegría se va, mientras que las cosas del Señor permanecen para siempre. 1 Juan 2:16-17.
 
CONCLUSIÓN:
A. La verdadera alegría la da Dios. Esta alegría es sincera, verdadera, que nunca va a terminar, pase lo que pase. La alegría del cristiano está en el Señor.

B. Por eso cualquiera que sea nuestra situación, siempre debemos de estar contentos. Fil.4:12. Debemos saber cuál es la verdadera alegría para estar contentos siempre. Hechos.5:40-41. Como los apóstoles que salieron alegres después de que los azotaron, pero salieron felices por la causa de Cristo. Ese debe ser nuestro mayor gozo: la causa de Cristo.

C. No busquemos la felicidad, alegría, en las cosas materiales, sino en las espirituales que son eternas.

GOZO-----PAZ-----ALEGRIA----QUE DIOS NOS DA.

La alegría, es un sentimiento grato y de gozo, producido generalmente por un motivo placentero y que suele manifestarse exteriormente. Así es, como el gozo es el sentimiento de placer y de alegría causado por algo agradable, lo que nos hace feliz.
Mateo 5,12: Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo.
Juan 16,22: Así también ustedes ahora sienten tristeza, pero yo los volveré a ver y su corazón se llenará de alegría, y nadie les podrá arrebatar ese gozo.
La alegría y el gozo, son los sentimiento infalibles, que jamás fallan, que nunca se equivocan y son los más seguros y ciertos para vencer la dificultades, las situaciones adversas y desfavorables. Es decir es el remedio para las preocupaciones, disgustos y sufrimientos morales. Porque la situación del mundo de hoy, nos produce tribulaciones, angustias y aflicciones y tenemos que buscar como mitigarlas. “Pidan y recibirán, así conocerán el gozo completo” (Jn 16,24). 
Proverbios 17; 22 “El Corazón alegre trae sanidad, pero un Espíritu abatido seca los huesos”
Dice el Señor Jesús “su tristeza se convertirá en gozo” (Jn 16,20). El mundo de hoy, nos somete a diario a muchas aflicciones y necesitamos formas de superarlas. Cuando las encontramos y las superamos nos sentimos gozosos y damos gracias a Dios. 
También dice Jesús; “Pidan y recibirán, así conocerán el gozo completo” (Jn 16,24). Pero el gozo completo no viene de las cosas exteriores, todas esas son temporales y se acaban. El gozo que nunca se agota es el divino, este viene del alma y es fruto de espíritu. En efecto, de los mas intimo de nuestros ser, allí donde el Espíritu santo fija su residencia, se genera esa fuerza que nos da Dios para alcanzar el gozo que supera todo tipo de tribulación.
Santiago 1; 2-3; Hermanos Míos, tenedlo por sumo gozo cuando os encontréis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
En efecto, cuando nos encontremos en las situaciones más difíciles y veamos que la felicidad parece que se nos escapa, nuestra fe en Dios, nos traerá la fortaleza para salir adelante y nos entregara la paciencia para esperar y confiar que la alegría estará en nuestros corazones.

Nunca perdamos el ánimo, “estad firmes en el Señor” (Filipenses 4; 1) y alegres en el Señor, ¡Regocijaos en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4; 4). Nuestra vida no estará exenta de dificultades, pero ellas no deben hacernos perder la fe.
Estad firmes, es tener fe y confianza en Dios, por sobre cualquier dificultad. Pero debemos de reconocer que no es fácil, se necesita mucha paciencia y mucha fuerza para no agotarla.
Quizás, pensemos como puede ser posible enfrentar con alegría las dificultades, no parece posible para un razonamiento lógico. Sin embargo cuando Dios nos hace pasar por duras pruebas, la confianza en el Señor no mantiene esperanzados, produciéndonos un gozo inmenso. Entonces agradecemos el recibir la fuerza del Señor y cuando se solucionan nuestras dificultades agradecemos haber tenido paciencia y fe. 
Entonces conocemos la alegría y nos encontramos felices, gozoso, hemos confiado en el Señor y de El recibiremos su Bendición por haber mantenido siempre la fe. 
San Pablo, le escribe a Timoteo “He peleado la buena batalla; he acabado la carrera; he guardado la fe.” (2 Timoteo 4; 7), entonces el luego nos muestra su convicción que de es forma se recibe el mejor de los premios. “Por lo Demás, me Está reservada la corona de justicia, la cual me Dará el Señor, el Juez justo, en aquel Día” (2 Timoteo 4; 8)
Cierto es, que si nuestra fe no se pone a prueba, no sabemos si la tenemos o no, entonces podemos concluir, que no todos tenemos la misma fe. Pero Dios, con su gran sabiduría nos ha entregado la suficiente cuota de fe a cada uno para superar todos nuestros problemas y alcanzar la alegría de haberlo hecho. Nos corresponde ahora a nosotros descubrir cuanta tenemos y como debemos mantenerla fuerte, para soportar las dificultades. Al ser probada nuestra fe, será probada nuestra paciencia, nuestra fortaleza y firmeza. Entonces se reservará para nosotros la “corona de justicia”. Así es porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. (Romanos 14; 17)
La Alegría y Gozo, fuerza que viene de Dios, que duda cabe, ninguna. (Isaías 35; 10) “Los rescatados de Yahvé volverán y entrarán en Sión con cánticos. Y sobre sus cabezas habrá alegría perpetua alcanzaran gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.”
En gran manera me gozaré en el Señor, mi alma se Alegrará en mi Dios. (Isaías 61; 10). Tenemos la convicción de que hemos sido creados por Dios, el nos ha dado el don de ser feliz, El nos ha dado el don del gozo, esta dentro de nosotros, allí donde mora el Espíritu Santo. Entonces abrámonos de manera de permitir que todas las virtudes discurran con facilidad y sin ningún obstáculo. Esto es dejemos que nuestros pensamientos y emociones se rindan ante Dios. El quiere que seamos felices, y sabe que pasamos por momentos de tristeza, sabe que algunas veces nos encontramos deprimidos. Sin embargo si conocemos cual es la voluntad de Dios, ¿Habremos de dejarnos dominar por el desanimo? El gozo en nuestro Señor es nuestra fortaleza.
Santiago 1; 12; “Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba; porque, cuando haya sido probado, Recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que le aman.”
Seamos constantes, firmes, mantengamos firme nuestra fe frente a las dificultades, y seremos bendecidos por Dios, con la alegría y el gozo.

Nuestro maléfico adversario, buscará la manera de intentar amargarnos, pero no nos dejemos abatir, no dejemos que nos venza. Todos tenemos y en todas partes del mundo la gente tiene dificultades. Pero Dios todo lo puede y es Todopoderoso, a El reconozcamos con humildad nuestras necesidades, y el nos dará su gracia, y el poder del gozo para vencer nuestra aflicciones. De el vendrá nuestro mejor consuelo, la paz a nuestro corazón y toda la alegría y gozo que necesitamos.
Paz y alegría y gozo que nos regala Jesús






COMPARTIENDO EL COMPAÑERISMO.

valor del compañerismo
1. ANTIGUO TESTAMENTO
Tener una ciudad en las uno se pueda refugiar si comete errores y que no sea rechazado, Josué estableció las ciudades de refugio para que el inocente
encontrara defensa frente al agresor. Hoy en día seguro que hay
muchas personas que se acercan a ti pidiendo un poco de ayuda: te
piden que los escuches, que le des un consejo, que les eches una
mano con las tareas de clase, que les prestes algo... En definitiva te
piden que pongas en juego un valor muy importante en las personas,
y mucho más en los que nos llamamos cristianos: el compañerismo.
QUE ES COMPAÑERISMO
Los compañeros son algo importante en mi vida. Con ellos
aprendo a salir de mi yo y a abrirme al mundo de los otros.
Me entrenan para vivir la amistad; sin ser un buen
compañero no se puede ser un buen amigo. Los compañeros
constituyen, además, un marco familiar donde hay intereses y
preocupaciones comun
VIVIR EL COMPAÑERISMO SIGNIFICA
· Ser generoso con lo que se tiene, con lo que se sabe
y con lo que se es.
· Tratar de conocer las aptitudes de los demás y
aprender de ellas.
· Saber qué se puede aportar de lo propio para que
sirva a todos
· Abrir página a la amistad.
Es absolutamente imprescindible desear el bien a los compañeros; eso me llevará a interesarme por ellos y a
apreciarlos.
Los compañeros de clase, de grupo, de mi equipo de deporte... son un abanico abierto de posibilidades de
conocimiento, de intercambios, porque la variedad enriquece. Conociéndolos y tratándolos me iré conociendo mejor a
mi mismo e iré definiendo mi propio estilo y el estilo de los amigos que deseamos tener (recuerda que al amigo lo elijo
yo mismo, mientras que al compañero no).
Los distintos grupos, los distintos compañeros, hacen que, al convivir con ellos, adquiera responsabilidad.
Campa SanFran ‘03
En esas relaciones compruebo que me necesito; me hago más sensible
para observar y descubrir lo que los demás pueden necesitar de mí. También me
aporta el hecho de saber aceptar la ayuda que otros me presten; es una ocasión de
olvidar la autosuficiencia y de aprender a agradecer.
¿COMPAÑEROS O AMIGOS?
un compañero es una persona que está en su salón, en una escuela mientras un amigo es una persona que le ayuda a uno en las buenas y en las malas ellos a uno le cuentan sus secretos y uno se los cuenta a ellos.
Y JESÚS, ¿QUÉ ME DICE?
A lo largo de su vida, Jesús le dio mucha importancia al valor del compañerismo y al triunfo que supone ser un
buen compañero. Sólo que él no lo llamó compañero, sino que lo llamó prójimo. En el Evangelio de San Lucas Jesús
nos narra la parábola del buen samaritano (Lucas 10, 29-37). Mediante esta parábola Jesús demostró que “mi prójimo”
es el que necesita la ayuda que podemos brindarle, sea quien fuere.
Jesús me llama a que impulse la Solidaridad, dentro del valor del compañerismo, como característica que
inclina al hombre a sentirse unido a sus semejantes y a la cooperación con ellos. Puedo manifestar es unión y
cooperación cada vez que procuro el bienestar de los demás, participando en iniciativas que me impulsen a servirles,
como puede ser visitar enfermos, acompañar a los mayores que se encuentran solos, colaborar en campañas destinadas a
ayudar a los más necesitados (rompefronteras, marcha solidaria, domund...), siendo ecológicos...
TODOS TENEMOS ALGO QUE A OTROS PUEDA SER ÚTIL
Cada día ante los compañeros cabe preguntar: ¿que les puedo aportar? Todos tenemos algo que a otros les
pueda ser útil. Para reflexionar más esta idea lee atentamente el siguiente cuento de Tagore:
Un mendigo pedía de puerta en puerta. Un día vio llegar la carroza de un rey. Pensó que el rey le
ayudaría a salir de su miseria.
Para la reflexión
- ¿Te consideras un buen compañero? No porque a beses no ayudo a mis amigos
- ¿Que actitudes tendrías que cambiar? no ser tan egoísta
- ¿Das importancia a los pequeños detalles de tus compañeros? Si por que me lo dan con mucho cariño
- ¿Además de a tus amigos, tienes presentes a tus compañeros (de clase, en el grupo...?si pero a veces se me olvida
- ¿Acoges al que te pide ayuda (prójimo)?no ¿Has tenido falsos amigos? no es
2. aspectos positivos:amistad,ayuda,comprencion, honestidad y solidaridad.
aspectos negativos:egoismo, envidoa, desonestidad.
3.como se vive en la casa:contandole todo a mi familia como si fueran otros amigos.
como se vive en el colegio: ayudando a mis compañeros.
como se vive en la calle: ayudando a los ancianos y discapasitados.
4.propuestas para vivirlo en el colegio: realisando campañas de tolerancia.







sábado, 13 de febrero de 2016

PAPA FRANCISCO EN MEXICO

El Papa Francisco llegó al aeropuerto internacional Benito Juárez en México a bordo del avión de Alitalia a las 7:24 p.m. (hora local) para iniciar su histórica y esperada visita que se realizará hasta el próximo 17 de febrero.
En medio de un gran ambiente de fiesta que estuvo marcado por los bailes y los cantos tradicionales como el popular “Cielito lindo” y con porras como “¡Se ve, se siente, el Papa está presente!” y "¡Esta es la juventud del Papa!", los mexicanos recibieron al Pontífice, la séptima vez que un Papa visita esta nación.El Papa bajó del avión acompañado de Mons. Christophe Pierre, el Nuncio Apostólico en el país; y el embajador Miguel Malfavón Andrade, director general de protocolo.
El Santo Padre saludó al Presidente de México, Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera, con quienes dialogó brevemente, para acompañarlo luego por la alfombra roja que prepararon para la ocasión.   Entre la comitiva que lo recibió, estuvieron cuatro niños provenientes de Oaxaca, Puebla, Veracruz y Jalisco, que le hicieron algunos presentes y a quienes el Pontífice les obsequió un rosario.     Un alegre grupo tocó y bailó “El son de la negra” mientras el Papa conversaba animadamente con el mandatario mexicano y su esposa.
Rompiendo el protocolo, como suele hacer, el Santo Padre se acercó al coro de niños y artistas como Cristian Castro, Pedro Fernández, Lucero, Diego Verdaguer, entre otros. Al verlo acercarse los pequeños corrieron a abrazar al Pontífice.
Antes de dejarlos, el Papa bendijo a todo el grupo y comenzó a caminar hacia las gradas en donde estaban miles de fieles a quienes también bendijo. 

MIS HERMANOS DE ESTUDIOS DE TEOLOGIA.