sábado, 13 de febrero de 2016

EL PERDON.

EL PERDON................
El Símbolo de los Apóstoles vincula la fe en el perdón de los pecados a la fe en el Espíritu Santo, pero también a la fe en la Iglesia y en la comunión de los santos. Al dar el Espíritu Santo a su apóstoles, Cristo resucitado les confirió su propio poder divino de perdonar los pecados: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos" (Jn 20, 22-23).
(La IIª parte del Catecismo tratará explícitamente del perdón de los pecados por el Bautismo, el Sacramento de la Penitencia y los demás sacramentos, sobre todo la Eucaristía.
Cuando ejercemos el perdón “soltamos” a quien nos ha ofendido o nos ha hecho un mal. En griego esta etimología se entiende mejor, pues, “afesis”, palabra para perdón, significa liberación. Es que no me he dejado encerrar en la cárcel de la venganza, en la prisión del odio, en la pulsión animal del instinto de revancha. ¡Soy libre! Estoy "venciendo el mal con abundancia de bien" (Rom 12,21. .El perdón, como el amor, nace del ser y no debemos confundirlo con lo que fluye a nivel sensible. Un proverbio español dice: “El perdón es el perfume que despide una flor después de ser pisada” El dar el perdón no significa que dejemos de reclamar justicia sobre el que nos ha ofendido. La Biblia nos enseña que Dios es amor y esto se evidencia al perdonar al pecador. Esta acción no sólo se plasma en las paginas del Nuevo Testamento sino a lo largo de todas las Escrituras. La parábola del hijo pródigo explica claramente la acción del Dios a favor del hombre. (Lc. 15:32)..Esta declaración señala una condición indispensable para el perdón y es el auténtico arrepentimiento. El arrepentimiento es, entonces, la condición para recibir el perdón de Dios. Hemos considerado el hecho de que Dios es capaz de perdonar al pecador sin importar la gravedad de su falta. Tanto es así que si Judas se hubiese arrepentido Dios le habría perdonado. De hecho el Señor disculpó a quienes le crucificaron cuando dijo: ” “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. ¿Cómo puede expresarse de tal modo un hombre que es injustamente torturado? (Lc. 23:34). Bien, Dios quiere que quienes le siguen perdonen como Él perdona. Si Dios te ha perdonado debes aprender a aceptar el perdón para ti mismo. Perdonarte a ti mismo es amarte a ti mismo. La falta de perdón hacia tu persona se debe a un sentimiento de culpa muy profundo que te induce a castigarte para acallar tu dolor. Una forma de castigo a que te sometes es no perdonarte a ti mismo. Debes recordar siempre que en la cruz quedó la culpa por todos tus pecados. El perdón para ti mismo es un regalo de Dios por medio de su gracia.. Cristo también perdonó a los pecadores y los instó a llevar una vida virtuosa, como en el caso de la mujer adúltera (Jn. 8 1-11).
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Marcos 12: 30,31). El apóstol Pablo dijo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Co. 11:1). Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Mateo 6:14-15. Cuando perdonamos nos parecemos más a Dios que en otras ocasiones. Dios, por su perfección es la bondad, la justicia y la misericordia en sumo grado.
El que aborrece, odia y tiene rencor contra su prójimo está en tinieblas, lo que significa que aún no tiene a Dios en su corazón porque el odio es contrario al amor, y Dios es amor, como está escrito:
"El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor" (1 Juan 4:8). "Si alguno dice: yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. Y este mandamiento tenemos en Él; que el que ama a Dios, ame también a su hermano" (1 Juan 4: 20,21).
"Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuvieras el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuvieras toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecho
El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta; el amor nunca deja de ser... (1 Corintios 13:1-8).
.En la Biblia, la mediación de Cristo ante el Padre, nunca está separada de su sacrificio expiatorio. El sacrificio, fue ofrecido a favor de la raza humana; pero su poder perdonador, sigue siendo efectivo en favor de los que, en respuesta a la invitación del Espíritu, se arrepienten y se convierten realmente a Él. El perdón de Dios llega al hombre, por medio de Cristo (Efesios 4.32). “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en el”
(2/Corintios 5.21).
En el evangelio de San Mateo Jesús nos responde con respecto al perdón al prójimo:
"Señor, cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?" (Mateo 18:21).
"No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete" (Mateo 18:22)
" Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día, y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amen" (Mateo 6: 9-13)

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