viernes, 9 de noviembre de 2018

¿Podrán salvarse los protestantes O ESPERADOS.?

¿Podrán salvarse los protestantes O ESPERADOS.?
Entendámonos: porque hay dos clases de protestantismo, el que llamaremos protestantismo positivo y el negativo.
Pertenecen al primero, aquellos protestantes que nacieron en el protestantismo, creen que su Religión es la verdadera y estudian la Biblia para amoldar su conducta a lo que ella enseña y llegan a llevar una vida moral que podría servir de ejemplo a tantos católicos como hay, que ignorando su Religión, ni se confiesan, ni comulgan, ni siquiera van a Misa. Qué duda cabe de que estos protestantes sí pueden salvarse.
Pero los protestantes negativos, los que habiendo nacido católicos, no han sabido estimar su Religión y se han dejado embabucar por falsos lobos vestidos con piel de oveja y han caído en el horrendo pecado de la apostasía y usan la Biblia más que para mejorar su conducta, para buscar versículos con los que, mal interpretándolos, puedan atacar a la Iglesia Católica, habiendo vuelto la Religión de AMOR de Cristo, una Religión de ODIO a la Iglesia Católica. ¡Ellos sí que están en peligro de perder su salvación eterna!

MIS COMPAÑEROS DE ESTUDIOS DE TEOLOGIA.



El significado de la Dalmática O TUNICELA.

El significado de la Dalmática
O TUNICELA. Del latín �dalmatica vestis�
Por: Redacción Catholic.net | Fuente:
Túnica o vestidura de Dalmacia (Grecia), Introducida en Roma por el emperador Cómodo, era una especie de túnica que se llevaba sobre la túnica talar, pero diferente de esta por ser más corta hasta las rodillas, es como una casulla con mangas, está cerrada delante, y está abierta por los costados hasta el hombro, con mangas amplias, que usan los diáconos sobre el alba y la estola.
Se convirtió en un vestido propio de senadores y otras personas distinguidas. Los primeros cristianos la tomaron de los romanos y éstos, del pueblo de los dálmatas (hoy países balcánicos).
Esta vestidura propia del Diácono, ha de ser del color de la casulla del celebrante, usada en las ceremonias litúrgicas, excepto cuando éstas tienen carácter penitencial. Porque desde los primeros tiempos la dalmática se ha considerado una vestimenta festiva, y considerada símbolo de alegría. También es utilizada por los obispos y por el mismo Papa bajo la casulla en la misa pontifical solemne, pero no en misas privadas. Su uso bajo la casulla no se permite a los sacerdotes a menos que se les haya concedido un privilegio papal especial.
La ornamentación distintiva de la vestidura consiste en dos rayas verticales que corren desde el hombro a la bastilla, según el uso romano estas rayas son estrechas y unidas al bajo por dos rayas cruzadas estrechas.
No hay ninguna regulación acerca del tejido de la dalmática; las ordenanzas referentes a los colores litúrgicos, incluyen las dalmáticas.
Puesto que la dalmática es la vestidura exterior distintiva del diácono, cuando es ordenado por el obispo, se viste con ella, y al mismo tiempo le dice el obispo: “El Señor le cubra con la vestidura de la salvación y con la vestidura de la oración, y le cubra con la dalmática de rectitud para siempre.”
La dalmática incluye una estola cruzada: de hombro izquierdo hacia el derecho, en forma descendente.
La dalmática reemplazó, en parte, a la toga. Estaba ya muy en boga antiguamente, aun entre los seglares y principalmente entre los emperadores. Los primeros que la adoptaron como vestido litúrgico fueron los patriarcas de Constantinopla, y luego fue concedida, como señal de honor, a algunos obispos de sedes importantes, luego a los arcedianos y por fin a los diáconos. De ese modo quedo incorporada a los ornamentos litúrgicos, “como prenda diaconal”.
Al principio, la dalmática era una túnica larga y ancha con mangas muy grandes y llegaba a los pies. Su longitud se fue reduciendo progresivamente hasta llegar al siglo XVIII en que su longitud era de unos 100 centímetros (un metro). Al reducirse su longitud, las mangas se volvieron proporcionalmente más estrechas.
Originalmente la dalmática se hizo de lino o lana, pero cuando la seda se hizo más común y menos cara, la dalmática se hizo de seda. Desde el siglo XII también aparecen dalmáticas hechas de tejido fino de lana. Actualmente se utilizan los tejidos más modernos que permiten un lavado y planchado relativamente sencillo.
Hasta el siglo X, la dalmática era siempre blanca. Las dalmáticas de color fueron la norma general cuando, aproximadamente en el año 1200, se determinaron qué colores eran los litúrgicos y en consecuencia su uso se reguló definitivamente.

LO QUE PIERDE UN CATÓLICO QUE SE HACE PROTESTANTE.

LO QUE PIERDE UN CATÓLICO QUE SE HACE PROTESTANTE. PIERDE DESDE LUEGO, LOS SACRAMENTOS.
Empecemos por llamar la atención hacia la pérdida más concreta, la más clara, la más fácil de entender, pues basta con tener buena intención y un mínimo conocimiento del cristianismo y de la Biblia, para darse cuenta de cuán grande es lo que pierde un católico al hacerse protestante y perder LOS SACRAMENTOS, que son ¡EL ORO de la religión de Cristo! Esos 7 auxilios sagrados que Él nos dejó para darnos su Santidad, y que pudiéramos llevar a la práctica su Santa Doctrina, para que pudiéramos ser buenos, no tan solo con una bondad natural, sino sobrenatural; para que pudiéramos ser no solamente buenos, sino Santos.
Bien podemos decir que es por no haber entendido lo que son los Sacramentos, su excelencia, la gran necesidad que de ellos tenemos para poder seguir la Moral de Cristo, que hay católicos que de buena fe se hacen protestantes.
Ellos saben que Nuestro Señor Jesucristo dijo: Sin Mí, nada podéis hacer (Jn. 15,5) y que con su ayuda, todo lo podemos "todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Fil.4,13) pero no saben, no se han dado cuenta, de que son los Sacramentos el medio de que se valió Nuestro Señor para confortarnos, para que estemos con El, para ayudarnos a ser buenos. Pruebas de que los 7 Sacramentos fueron Instituidos por N.S. Jesucristo.
Nos prueba que los 7 Sacramentos fueron instituidos por N.S. Jesucristo, que todos ellos ya estaban en uso en la Iglesia Apostólica, como lo testifica la misma Biblia.
1. En efecto, EL BAUTISMO fue instituido por N.S. Jesucristo cuando después de su Resurrección y antes de ascender a los Cielos, ordenó a sus Apóstoles la forma como debía administrarse diciéndoles: adoctrinad a los gentiles bautizándoles en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt.28,1 9) 2. En efecto: leemos en la Biblia sobre la CONFIRMACION, que tanto San Pedro como San Juan y San Pablo conferían este Sacramento en Jerusalén, en Samaria, en Efeso, etc. Leemos así en (Hechos 8,15) que San Pedro y San Juan llegados a Samaria, 'oraron por ellos (por los samaritanos) para que recibiesen el Espíritu Santo "Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el Nombre de Jesús. Entonces les IMPUSIERON LAS MANOS Y RECIBIERON EL ESPIRITU SANTO". (Hech. 8, 15-17, 19,6 y 2 Cor. 1,21). 3. EL SACRAMENTO DE LA SAGRADA EUCARISTIA fue instituido por N.S. Jesucristo en la Ultima Cena que celebró con sus Apóstoles, la víspera de su Pasión, tomando el pan en sus manos y diciendo: tomad y comed, esto es mi cuerpos y dándoles a beber el Cáliz diciendo: bebed todos de él porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los Pecados (Mt.26,26-28).
Biblia Católica: porque ésta es mi sangre, que será el sello del Nuevo Testamento, la cual será derramada por muchos para remisión de los pecados Y dio a sus Apóstoles la orden y el poder de hacer lo que El había hecho diciéndoles: HACED ESTO EN MEMORIA MÍA (Lc.22,19).
4. Instituyó el SACRAMENTO DEL ORDEN cuando ya, para ascender a los Cielos dijo a sus Apóstoles:
COMO MI PADRE ME ENVIÓ, ASI TAMBIEN YO OS ENVÍO y dirigiendo el aliento hacia ellos les dijo: recibid el Espíritu Santo, quedan PERDONADOS LOS PECADOS A QUIENES LOS PERDONAREIS; y quedan retenidos a quienes los retuviéreis (Jn.20,21-23).
Y fue también entonces cuando N.S. Jesucristo instituyó el 5. SACRAMENTO DE LA RECONCILIACION, dando a sus Apóstoles el poder de perdonar los pecados.
Los protestantes han cambiado en algunas de sus Biblias, en este pasaje la palabra perdonar por remitir, para hacer creer a las personas ignorantes que no saben que ambas palabras significan lo mismo, que entienden por remitir tan solo enviar una cosa de un lugar a otro, que Nuestro Señor no dio a sus Apóstoles el poder de perdonar los pecados, sino simplemente el de remitirlos al Cielo, para que fuera Dios el que los perdonara o no.
Y como prueba de ello dicen que el hombre no puede perdonar los pecados, que solo Dios puede perdonarlos. Y eso mismo decían los fariseos, y Nuestro Señor, para confundirlos, hizo el milagro de curar a un paralítico (Le.5,21-25) probando que era Dios y que como Dios tenía el poder de perdonar los pecados, así como el de conferir este poder a otros hombres, y tal lo confirió a sus Apóstoles y de ellos lo heredan sus únicos
Sucesores legítimos, los Sacerdotes católicos, que adquieren este poder al recibir el Sacramento del Orden. 6. Y tan el MATRIMONIO era considerado como Sacramento en la Iglesia Apostólica, que leemos en (Efesios 5,32) que respecto de él San Pablo dice: Sacramento es este grande, mas yo hablo con respecto a Cristo y a la Iglesia, es decir que sólo el Matrimonio Eclesiástico es Sacramento. 7. Y prueba que el Sacramento de la EXTREMAUNCION estaba ya en uso en la Iglesia Apostólica, que leemos en la Biblia: ¿Está enfermo alguno entre vosotros? llame a los Presbíteros de la Iglesia y que oren sobre él y le unjan con óleo en el Nombre del Señor. Y la oración de Fe salvará al enfermo y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados". (Sant. 5, 14-15) MALES QUE ORIGINA NO TENER LOS SACRAMENTOS.
Los católicos que se han hecho protestantes, no se han dado cuenta de la pérdida tan grande que para ellos ha significado no tener Sacramentos, sobre todo el de la Reconciliación y el de la Sagrada Eucaristía, que tanto nos santifican.
Es por no tenerlos, que NO ENTIENDEN LA SANTIDAD, que en vez de trabajar para alcanzarla, distraen su atención de lo que a este fin tiene verdadera importancia, con puerilidades, con pequeñeces que no tienen ninguna, a semejanza de los fariseos cuya conducta a este respecto reprobó N.S. Jesucristo diciéndoles: vosotros coláis el mosquito del agua que vais a beber, mas tragáis el camello (Mt.23,34). Es así como ellos no dan importancia a guardar la castidad, la que encuentran imposible y que aceptan el control de la natalidad y el divorcio y que no entienden de restituir lo robado, ni de hacer Buenas Obras, pues el protestantismo ha caído en el absurdo, sobre todos los absurdos, de predicar la inutilidad de las Buenas Obras para la salvación.
Y en cambio dan máxima importancia a minucias que no tienen ninguna, como a hacer oración gritando y chillando como hacen los interdenominacionales, o a no fumar ni beber vino, lo que no ha de ser tan malo hacerlo, con moderación, cuando Nuestro Señor Jesucristo cambió el agua en vino en las Bodas de Caná y lo dio a beber a sus apóstoles en la Ultima Cena.
EL SACRAMENTO DEL ORDEN.
Es por no tener el Sacramento del Orden que los protestantes no tienen Sacerdotes, ni verdaderos Ministros de Dios, pues sus pastores no heredan de los Apóstoles los Poderes Divinos que confiere este Sacramento.
Es por eso que afirman que les es imposible guardar la castidad, por lo que deben casarse, error que quieren fundar en esta cita: "Conviene pues que el Obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer..." (1 Tim.3,2), la que al efecto mal interpretan, pretendiendo que ella ordena que sean casados los Ministros de Dios, cuando su finalidad era apartar del Sacerdocio, en tiempos de la Iglesia Apostólica, en que eran rarísimos los solteros, a los que tenían varias mujeres, a los divorciados y a los viudos vueltos a casar, y no ponen su atención en tantas frases y palabras con que San Pablo recomienda el Celibato a los Sacerdotes, como éstas: "El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, cómo ha de agradar al Señor; empero el que se casó, tiene cuidado de las cosas del mundo; cómo ha de agradar a su mujer" (1 Cor.7, 32-33) Ver también:( 1. Cor 7, 1,7,27 y Mt. 19,12 EL CULTO SOBRENATURAL CATOLICO
Los católicos que se han hecho protestantes, han cambiado su culto SOBRENATURAL y bíblico por un culto simplemente NATURAL.
En efecto: El hecho más importante en la Vida de Nuestro Señor Jesucristo es, sin lugar a duda, el Sacrificio del Calvario, que ofreció al Eterno Padre, la Víspera de su Pasión, en la Ultima Cena que celebró con sus Apóstoles, en la que instituyó la Sagrada Eucaristía, dándoles la orden y el poder de hacer lo que El había hecho diciéndoles: HACED ESTO EN MEMORIA MÍA (Lc.20,19).
Y obedeciendo esta orden de Nuestro Señor, ha hecho la Iglesia Católica, de todo esto, su CULTO SOBRENATURAL, en la ceremonia llamada en los tiempos Apostólicos: "La fracción del Pan" o "Los Sagrados Misterios" y ahora la SANTA MISA, la que sólo pueden celebrar los Sacerdotes Católicos, pues sólo ellos han heredado el poder SOBRENATURAL que Nuestro Señor confirió a sus Apóstoles.
En cambio el culto protestante es un culto NATURAL, pues consiste principalmente en cantar a Dios Himnos (muchas veces no bíblicos), como lo hacen los mahometanos, los budistas, los judíos y los miembros de cualquier otra religión NATURAL. Han perdido el auxilio de María, la Virgen.
Una prueba irrecusable del gran poder intercesor de María, la Virgen, de la solicitud que ella tiene por ayudarnos en nuestras necesidades, lo tenemos en la propia Biblia protestante, pues en ella leemos que en las Bodas de Caná, notando María que se había agotado el vino, bastó que dijera a su hijo: "No tienen vino", para que Nuestro Señor hiciera su primer milagro cambiando el agua en vino, a pesar de que no era entonces el momento oportuno para que, haciendo milagros, probara su divinidad. (Jn. 22-8).
Y este poder intercesor de la Santísima Virgen María, lo han perdido los católicos que se han hecho protestantes.
Estos, abusando de la ignorancia de los fieles en el lenguaje de los judíos, quieren desvirtuar esta escena, llamando la atención a que Nuestro Señor llama a la Virgen, MUJER, que como en el español antiguo, era el modo más respetuoso para dirigirse a una dama.
Y han perdido la maternidad de María, la Virgen, a la que Cristo nos dio por Madre, cuando crucificado en el Calvario le dijo: Mujer, ahí tienes a tu Hijo (Jn.19,26), y a pesar de leer esto en sus propias Biblias, los protestantes no la quieren por Madre.
Los Protestantes y las Imágenes.
Como el protestantismo no es una Religión Sobrenatural, no puede producir Santos. De aquí el odio que tienen por las Imágenes, las que combaten de cuantas maneras pueden.
Una de ellas, la principal, es pretender que el Decálogo las condena, habiendo hecho al efecto de sus versículos 4 y 5, su segundo mandamiento, para lo que no tienen ninguna razón, pues la Biblia no precisa dónde TERMINA un mandamiento y dónde PRINCIPIA el siguiente, y esos versículos no son sino una ampliación del verso 3, del mismo modo que los versos 9 y 10 son una ampliación del verso 8.
Y tan la Biblia no prohibe las imágenes, que Nuestro Señor Jesucristo nunca las condenó y que hasta en el Antiguo Testamento vemos que Yahvé ordenó a Moisés "Harás también dos querubines de oro" (Ex.25,18); "y hazte una serpiente ardiente y ponla sobre la bandera" (Núm.21,8).
¿Podrán salvarse los protestantes?
Entendámonos: porque hay dos clases de protestantismo, el que llamaremos protestantismo positivo y el negativo.
Pertenecen al primero, aquellos protestantes que nacieron en el protestantismo, creen que su Religión es la verdadera y estudian la Biblia para amoldar su conducta a lo que ella enseña y llegan a llevar una vida moral que podría servir de ejemplo a tantos católicos como hay, que ignorando su Religión, ni se confiesan, ni comulgan, ni siquiera van a Misa. Qué duda cabe de que estos protestantes sí pueden salvarse.
Pero los protestantes negativos, los que habiendo nacido católicos, no han sabido estimar su Religión y se han dejado embabucar por falsos lobos vestidos con piel de oveja y han caído en el horrendo pecado de la apostasía y usan la Biblia más que para mejorar su conducta, para buscar versículos con los que, mal interpretándolos, puedan atacar a la Iglesia Católica, habiendo vuelto la Religión de AMOR de Cristo, una Religión de ODIO a la Iglesia Católica. ¡Ellos sí que están en peligro de perder su salvación eterna!
AHORA PARA TERMINAR
Expuesto brevemente lo anterior, cabe preguntar ¿en cambio de haber perdido tanto, tantísimo, qué es lo que ha ganado un católico que se ha hecho protestante? Cuando se pregunta esto a uno de ellos, suele contestar: conocer mejor la Biblia, no tener que confesarme, ser libre.
Es falso que los protestantes conozcan bien la Biblia, pues tuercen lo que ella dice para su propia perdición y es tan torpe encontrar ventaja en no confesarse, como lo sería encontrarla en no tener que bañarse, ni cambiarse de ropa, ni lavarse.
Y en cuanto a ser libres ¡qué lejos están de serlo! ¡A cuántas cosas los invita y compromete su pastor! y ¡con cuántos pretextos les sacan el dinero, al mismo tiempo que hablan contra los "curas que para todo piden dinero"!.
Los católicos que se han hecho protestantes no son libres ni de reconciliarse con Dios a la hora de la muerte, pues sus "hermanos" no los dejarán que se confiesen y los dejarán libres, sí muy libres, pero libres para ir al infierno.

vestiduras de un sacerdote.

Vestiduras de un Sacerdote.
El significado espiritual, de la vestimenta de los sacerdotes en cada celebración
:ACI Prensa
CASULLA:
Es la vestidura que se pone el obispo sobre las demás prendas. Consiste en una pieza alargada con una abertura en el centro para pasar la cabeza. Es el símbolo de caridad, que hace dulce y suave el yugo de Jesucristo. Vestidura Sagrada que se pone el alba y que sirve para celebrar la Misa. Está abierta por lo alto, para que entre la cabeza, y por los lados; cae por delante y por detrás desde los hombros hasta media pierna.
El presbítero o el obispo que preside la Eucaristía se reviste la casulla: su nombre ya indica que es como una especie de "casa pequeña", a modo de manto amplio que cubre a la persona (como el "poncho" americano actual). La casulla es el indumento litúrgico que ha venido a caracterizar sobre todo la celebración eucarística.
Se usan en diferentes colores:
Blanco: Representa las fiestas y solemnidades.
Verde: Se utiliza en tiempo ordinario.
Rojo: Representa las fiestas de los mártires y misas especiales de los santos.
Morado: Para la Semana Santa y cuaresma, así como para la misa de difuntos.
ALBA:
Es una amplia túnica que cubre al celebrante de arriba a abajo y se sujeta a la cintura con un cíngulo, simboliza la pureza del corazón que el sacerdote ha de llevar al altar.
CÍNGULO: Cordón o cinta de seda o de lino, con una borla a cada extremo, que le sirve al Sacerdote para ceñirse el alba.

! Acolitado de jose Parra.!


lunes, 13 de agosto de 2018

Los demonios mas peligrosos-

Estos son los Demonios más peligrosos, según la Iglesia Satánica
Según escribiera el mismísimo Anton Szandor LaVey, conocido como el Papa Negro, autoproclamado sacerdote de la Iglesia de Satán, y autor de la Biblia Satánica, "los teólogos han catalogado algunos de los nombres de diablos en sus listas de demonios, pero la lista siguiente contiene los nombres más efectivamente utilizados en rituales satánicos". Aquí presentamos dicha lista, que enumera a los demonios más peligrosos:
Asmodeus: también conocido como Asmodeo, es un demonio del canon católico, nombrado también en el Talmud y distintos tratados de demonología. Está directamente asociado a los excesos carnales, la sensualidad y la lujuria, especialmente con lo relacionado a estados orgiásticos.

Astaroth: célebremente conocido como el "gran duque del Infierno", su casta comparte estatus con la primera jerarquía demoníaca, que involucra a los poderosos Belcebú y Lucifer. Es un demonio seductor, que persuade principalmente por medio de la pereza, la vanidad y las filosofías racionalistas.

Azazel: es líder de aquellos ángeles caídos que fornicaron con mujeres mortales y dieron a luz una raza de gigantes, conocida como Nephilim. Enseñó a los hombres cómo fabricar armas de guerra y a las mujeres el ocultismo y el uso de cosméticos.

Balaam: es un personaje bíblico y profeta de la religión de Mesopotamia. En su concepción hebrea, es un demonio directamente relacionado con la avaricia y la codicia, de alto poder y maldad ejemplar.

Behemot: también conocido como Bégimo, este demonio de origen hebreo y características metamórficas, es sumamente poderoso y capaz de adoptar la forma de una bestia, como un elefante monstruoso, aunque muchos lo relacionan con un hipopótamo.

Beelzebub: más conocido como Belcebú, su nombre deriva etimológicamente de "Ba'al Zvuv", que significa "El Señor de las Moscas". Es nada menos que el Príncipe de los demonios, según la tradición cristiana, y adopta múltiples nombres, dependiendo de las diferentes manifestaciones de su maldad.

Bilis: es un antiquísimo demonio, constantemente al acecho de las almas de aquellos hombres que practican una sexualidad libre. También es representación del elemento Tierra y se complementa con la tríada Satanás, Lucifer y Leviatán.

Cimeries: también conocido con el nombre de Cimejes, este demonio es un marqués del infierno, descripto como un guerrero enorme, montado a un caballo negro y escoltado por 20 legiones demoníacas. Es además el gobernante de todos los espíritus africanos.

Damballa: esta deidad demoníaca y primitiva, deriva de los orígenes del vudú africano. Se mueve lenta y sigilosamente, pero es capaz de realizar movimientos repentinos y extremadamente veloces. Se especula con que la palabra "zombi" deriva de la palabra "nzambi", referida a este demonio.

Mormo: es un demonio derivado de un espíritu de la antigua cultura griega, que castigaba a los niños malos. Además, era consorte de Hécate, la diosa griega del inframundo y la brujería.

El Pan Eucarístico


No estamos equivocados con la celebración de la Eucaristía o Santa Misa,que no es un invento de los curas, sino que, según la Biblia, es un mandato sagrado de Cristo mismo
: P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá
Siempre que puedo tengo la costumbre de visitar a los hermanos católicos en sus casas. Y un día, por equivocación, entré en una casa donde estaba reunido un grupito de hermanos evangélicos. Se asombraron muchísimo cuando de repente vieron en medio de ellos al cura de la Iglesia Católica. Les expliqué que estaba invitando a los católicos para leer juntos la Palabra de Dios y luego participar en «la Fracción del Pan» o Santa Misa. Inmediatamente un hermano evangélico me replicó: «¡La Palabra de Dios es el único Pan de vida!» (para hacerme entender que ellos no necesitan el Pan sagrado de la Misa).
Felicito sinceramente a nuestros hermanos evangélicos por el gran amor que tienen a la Palabra de Dios como Pan de vida. Pero me sorprende que ellos con tanta facilidad rechacen el Pan Eucarístico o Santa Misa. Este hecho me hizo pensar mucho, y luego tomé la decisión de escribir esta carta a mis hermanos católicos para explicarles que no estamos equivocados con la celebración de la Eucaristía o Santa Misa, y para recordar que la Misa no es un invento de los curas, sino que, según la Biblia, es un mandato sagrado de Cristo mismo.
El Pan de la Palabra y el Pan Eucarístico
En el Evangelio de San Juan, Jesús hace una reflexión muy profunda acerca de este tema. Jesús proclama que «El es el verdadero Pan que ha bajado del cielo» (Jn. 6, 33-35), y el Señor nos da dos razones para explicarnos por qué El es el Pan de vida:
- Primero: Jesús es «el Pan de vida», por su Palabra que abre la vida eterna a los que creen (Jn. 6, 26-51). Es decir, Jesús es «el Pan de la Palabra» que hay que creer.
- Segundo: Jesús es «Pan de Vida» por su carne y su sangre que se nos dan como verdadera comida y bebida (Jn. 6, 51-58). Con estas últimas palabras, Jesús anuncia la Eucaristía que El va a instituir durante la Ultima Cena: «Tomad y comed, esto es mi Cuerpo» (Lc. 22,19). «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él» (Jn. 6, 55-56).
Está claro entonces que no debemos quedarnos solamente con «el Pan de la Palabra». Jesús nos invita también a «comer realmente su Cuerpo» como «el Pan Eucarístico».
Ahora bien, nuestros hermanos evangélicos piensan que el Pan Eucarístico es solamente un símbolo de Jesucristo y niegan la presencia real de Cristo en la Cena del Señor. La frase: «Esto es mi cuerpo», para ellos es sólo una expresión figurada.
Es más, las Biblias de los Testigos de Jehová dicen que Jesús en la Ultima Cena no dijo: «Esto es mi cuerpo», sino: «Esto significa mi cuerpo» (Lc. 22,19), y con esto acaban con la presencia real de Cristo en el Pan Sagrado o en la Santa Hostia. (Cualquiera que sepa traducir bien el idioma griego en que fue escrito el Evangelio de Lucas, sabe muy bien que la palabra usada por la Biblia en griego es «estin» que significa en castellano «es», y que esta palabra en ningún caso se puede traducir por «significa», como hacen los Testigos de Jehová. El fundador de los Testigos de Jehová, sin haber hecho estudios de la Biblia con maestros entendidos, se dedicó a traducir la Biblia a su antojo y por eso le hace decir cosas absolutamente inexactas.
Jesús nos invita a comer su Cuerpo y a beber su Sangre
El discurso de Jesús sobre «su Cuerpo, Pan de vida» (Jn. 6,51-58) lo pronunció después de la multiplicación de los panes y, en esta oportunidad, por primera vez, el Señor habló acerca de la Eucaristía: «El pan que Yo daré es mi Carne, y la daré para vida del mundo» (Jn. 6, 51).
Cuando Jesús dijo estas palabras, muchos de sus discípulos lo abandonaron, diciendo que ese modo de hablar era intolerable (Jn. 6, 59-66). Pero Jesús no dijo que estaba hablando en sentido figurado. Jesús insistió: «En verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen verdadera vida». (Jn. 6,53).
Es más, a los Doce apóstoles Jesús les preguntó: «¿También ustedes quieren dejarme?» (Jn. 6, 67).
De ninguna manera Jesús habló aquí en sentido simbólico o figurado: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene la vida eterna y Yo le resucitaré en el último día» (Jn. 6,54).
La Ultima Cena del Señor
En el Nuevo Testamento encontramos hasta cuatro testimonios distintos acerca de la Ultima Cena del Señor: Mateo, Marcos, Lucas y Pablo. Esto quiere decir que la Ultima Cena fue un hecho de suma importancia en la vida de Jesús y en la vida de la primitiva Iglesia.
La noche antes de morir, Jesús invitó a sus apóstoles a celebrar la Pascua de los judíos, que consistía, sobre todo, en una cena solemne. Esta comida era para los judíos «la gran acción de gracias» a Dios. Y el Señor Jesús aprovechó la cena para darle un sentido nuevo y profundo.
Leemos en el Evangelio de San Lucas: «Después, Jesús tomó el pan y dando gracias (eucharistein, en griego) lo partió y se lo dio diciendo: ´Esto es mi cuerpo que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mía´. Después de la cena hizo lo mismo con la copa. Dijo: ´Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que va a ser derramada por ustedes´» (Lc. 22, 19-20).
La Ultima Cena del Señor tiene muchos significados
Solamente queremos aquí indicar algunos aspectos importantes en relación con nuestro tema:
- Primero: la Cena del Señor es «la gran acción de gracias» a Dios. La palabra griega «eucharistein» (Lc. 22,19; 1 Cor.11,24) recuerda las bendiciones que proclaman las obras de Dios: la creación, la redención, y la santificación. La Iglesia prefiere la palabra «Eucaristía» para indicar la Cena del Señor.
- Segundo: Cuando Jesús en la Ultima Cena dijo al partir el pan: «Tomen y coman, esto es mi cuerpo», no estaba hablando en forma simbólica. Estas palabras anunciaban claramente su presencia misteriosa y real en los signos del pan y del vino. Realmente Jesús dio al pan y al vino un nuevo sentido.
Jesús dijo claramente: «Esto es mi cuerpo». Jesús indicó un realismo incomparable y no un simple simbolismo. Esto sucedió en la primera Eucaristía o Santa Misa.
- Tercero: También dio Jesús a sus apóstoles el mandato de recordar y revivir estos gestos sagrados: «Hagan esto en memoria mía» (Lc. 22,19). Fiel a este mandato de Jesús, la Iglesia desde aquel momento hasta ahora realiza continuamente estos signos sagrados que hizo Jesús en la Ultima Cena. Y la Iglesia cree que el Pan consagrado en cada Eucaristía es a la vez figura y realidad del Cuerpo celestial de Cristo: un memorial vivo de Cristo.
-Cuarto: El apóstol Pablo para recordar lo sagrado que es el alimento eucarístico, escribe en términos muy claros: «El cáliz que bendecimos, ¿no es acaso la comunión de la Sangre de Cristo? Y el Pan que partimos, ¿no es acaso la comunión del Cuerpo de Cristo?» (1Cor. 10,16).
Para Pablo, ese pan y ese vino, una vez consagrados, no son un simple símbolo del cuerpo y sangre, sino realmente el Cuerpo y la Sangre de Cristo glorificado. Y en este mismo sentido sigue el apóstol escribiendo a los Corintios, después de reprenderles por algunos abusos que cometían en sus reuniones: «Así, pues, cada vez que comen de este pan y beben de la copa, están proclamando la muerte del Señor hasta que venga. Por tanto si alguien come el pan y bebe de la copa del Señor indignamente, peca contra el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Por eso, que cada uno examine su conciencia antes de comer del pan y beber de la copa. De otra manera come y bebe su propia condenación al no distinguir el cuerpo de Cristo. Esta es la razón por la cual se ven tantos enfermos entre ustedes» (1Cor. 11, 26-30).
Consideraciones finales
Mucha gente de hoy, igual como en el tiempo de Jesús, tiene dudas acerca de la presencia real de Cristo en el Pan Eucarístico. Muchos se preguntan: «¿Cómo puede ser eso?... ¿No es demasiado para nuestra inteligencia humana aceptar todo esto?...»
Es verdad, nuestra inteligencia humana no es capaz de captar esta presencia misteriosa de Cristo en la Eucaristía. Solamente con los ojos de la fe podemos experimentar esta presencia real e íntima de Cristo en el Pan Sagrado.
La presencia del cuerpo de Cristo en el Pan Sagrado no es una presencia física, o sea, material, como si pudiéramos decir: «Jesús está aquí sentado a la mesa al lado mío». No debemos olvidar que el Cuerpo de Cristo, después de su muerte y resurrección, es para siempre un cuerpo glorificado, un cuerpo celestial que se hace presente entre nosotros en el pan y en el vino. Es una presencia real. No una presencia material de Cristo, sino una presencia terrenal de su cuerpo celestial.
En otras palabras: mediante un gesto visible, el creyente participa de una realidad que no se ve, pero entra realmente en comunión con Cristo glorificado y resucitado. Acostumbramos a aplicar la palabra sacramento para designar un signo externo que contiene una realidad espiritual. En la Cena del Señor, o Santa Misa, nuestra fe nos lleva a recibir como Cuerpo y Sangre de Cristo algo que todavía no parece ser más que pan y vino. Pero, por estos signos o sacramentos, Cristo se hace para nosotros realmente alimento y vida.
La Comunión Eucarística es el cuerpo y el corazón de la vida de la Iglesia, la cual es ante todo comunión. Es el lugar en que los hombres experimentan, ya en la tierra, la unión entre ellos y Cristo.
Queridos hermanos, estas son las razones por las que nosotros los católicos, conforme al mandato del Señor: «Hagan esto en memoria mía», celebramos la Eucaristía Domingo tras Domingo, y creemos con toda firmeza que Cristo glorificado está realmente presente en el pan y en el vino consagrados. No es ningún invento de los curas, como piensan algunos hermanos evangélicos, sino que ésta es una enseñanza bíblica, creída plenamente por todos los verdaderos cristianos desde el principio de nuestra santa religión hasta el día de hoy.
Los distintos nombres para indicar la Santa Misa:
Eucaristía porque es «acción de gracias» a Dios. La palabra griega «eucharistein» (Lc. 22,19 y 1 Cor. 11,24) recuerda las bendiciones judías que proclaman, sobre todo durante la comida, las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación.
Cena del Señor o Banquete del Señor porque se trata de la Cena que el Señor celebró con sus discípulos la víspera de su pasión (1Cor. 11, 20).
Fracción del Pan porque el gesto de partir el pan y repartirlo lo utilizó Jesús cuando bendijo y distribuyó el pan en la Ultima Cena (Mt. 26, 26; 1 Cor. 11, 24; Hech. 2, 42 y Hech. 20, 7-11).
Comunión porque por este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo Cuerpo (común-unión) (1 Cor. 10, 16-17).
Santo Sacrificio porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia. Así también se llama «Sacrificio de Alabanza» (Heb. 13, 15), sacrificio espiritual (1 Ped. 2,5).
Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de nuestra salvación se termina con el envío de los fieles (envío=missio en latín) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.
Antes del Padecimiento
en la noche de la Cena
el Señor con gracia plena
instituyó el Sacramento.
Su Cuerpo y Sangre sustento
eran para el pecador
por eso el Supremo Autor
en la Mesa del altar
nos dio este rico manjar
que es la fineza mayor.
Cuestionario
¿Es Jesús el Pan de Vida? ¿Cómo interpretan los evangélicos el texto de Lc. 22, 19? ¿Cómo lo interpretamos los católicos? ¿Nos invita Jesús a comer su Cuerpo? ¿Cuándo nos mandó Jesús comer el Pan de Vida? ¿Cómo presentan la Cena los tres sinópticos? ¿Hablaba Jesús en forma real o simbólica sobre su presencia en la Eucaristía? ¿Qué dice Pablo en lo referente a la Comunión? ¿Está Cristo en medio de nosotros?

LOS 3 MAYORES ENEMIGOS DE UN CRISTIANO

Son tres los enemigos que un fiel cristiano deberá luchar hasta el fin de su Vida, pero con la ayuda del Espíritu Santo, la victoria será total. El primer es un enemigo INTERIOR, y los otros dos son enemigos EXTERIORES. Ahora, veamos que cosas son estas que amenazan a nuestra fe:
1 – LA CARNE
Una de las consecuencias de la caída del hombre en pecado es que este se volvió carnal (o sea, un ser pecaminoso – Génesis 5:1,3 y 6:3). La Biblia llama de carne a la parte pecaminosa del hombre, a la naturaleza humana contaminada con el pecado. Es el conjunto de todos instintos humanos corrompidos. Una inclinación heredada para lo malo, lo sucio y lo prohibido. El cristiano debe vigilarse, pues siempre habrá un conflicto entre su consciencia y las voluntades carnales – Romanos 7:7-25. Hasta la muerte nos tocará convivir con eso (1 Corintios 15:42, 53-54), pero es posible dominar a la carne con el poder del Espíritu Santo (Romanos cap.8) y librarse del poder del pecado. Las Obras de la carne (Gálatas 5:19) están divididas en 4 partes:
1 – Relacionadas con la sexualidad: La sexualidad es algo natural y bueno en el ser humano creado por Dios, sin embargo, con el pecado de Adam, lo que era natural y bueno se volvió contaminado. Por eso, surgió la Prostitución, Impureza, Lascivia, y otras suciedades sexuales.
2 – Relacionadas con la espiritualidad: El hombre es un ser “religioso” que posee desde la Creación la tendencia de buscar y relacionarse con lo Divino. Después de la Caída, los seres humanos también distorsionaron esta necesidad pura. Nacía la idolatría, hechicería, las falsas religiones y derivados.
3 – Relacionadas con el prójimo: El hombre no fue creado para vivir solo, él necesita de alguien más, de amistad, de amor ajeno. Pero con la naturaleza contaminada, el hombre se vuelve un ser egoísta y lleno de sentimientos malignos contra su prójimo, como: Enemistades, celos, envidias, pleitos, odio…
4 – Relacionadas con uno mismo: El hombre perdió el amor propio y transmitió eso genéticamente a sus descendentes. Ahora, sin el control divino somos seres viciosos y descontrolados. Somos esclavos de pasiones y sentimientos de un corazón corrupto.
Además, la carnalidad humana también provoca: Conflicto con la Voluntad de Dios (Gálatas 5:17, Romanos 8:7); es la fuente del pecado (Jeremias 17:9, Marcos 7:21-23); desvío constante de Dios (Jeremias 8:4-5); disgusto por el sacrificio y oración (Mateo 16:21-23 y –26:39-41); siempre quiere jalarnos a lo prohibido (Romanos 7:5-8, 14-25).
El peligro de vivir en la carne: (Gálatas 5:21; Romanos 8:6-8; 1 Corintios 15:50).
CÓMO VENCER A LA CARNE:
1- Una constante vida llena del Espíritu Santo (Gálatas 5:16; Efesios 5:18);
2- Mortificar a las obras de la carne (Romanos 8:13; 1 Corintios 9:27; Gálatas 5:24; Colosenses 3:5);
2.1 – Cortar todo alimento carnal (Romanos 13:14) y
2.2 – Abortar todo impulso de la carne (Génesis 4:7; Mateo 16:23; Santiago 1:13-15);
2.3 – La práctica de oración y abstinencias (ayunos).
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2 – EL MUNDO
El mundo se refiere a la sociedad en que vivimos. Es el ambiente que ya estaba armado cuando nacimos. A esto se incluye el tipo de vida, las ideas, voluntades, opiniones, propósitos, creencias, cultura, modismos, y todo lo que moldea a la gente contemporánea.
El mundo siempre fue un sistema de valores contra Dios y Cristo (1 Juan 4:3-5) que odia a Jesús y a sus discípulos, pero, ama a los que son suyos y a los hijos de María (!!!) (vea Juan 15:18-19 y Juan 7:5-7).
Dios creó al mundo “bueno” (Génesis 1:31); y lo amó sobremanera (Juan 3:16); dió su autoridad al ser humano (Génesis 1:26-31, Salmos 115:16); que al obedecer a la antigua serpiente (Apocalipsis 12:9 y 20:2); entregó el dominio de este mundo a satanás – Lucas 4:6. Por ahora, el mundo está bajo el maligno, el príncipe del mundo – 1 Juan 5:19, Juan 14:30. Sin embargo, en el reino Milenario de Cristo (Apocalipsis 20) eso cambiará. Este mundo llegará al fin (2 Pedro 3:10,12; Mateo 28:20; Mateo 24:35; Isaías 34:4). Y Dios creará nuevos cielos y nueva tierra (Apocalipsis 21).
La Biblia ordena a: Salvarnos de esta “perversa generación” (Hechos 2:40). No asociarnos con incrédulos, sino separarnos de ellos (2 Corintios 6:14-18). No oírlos (1 Juan 4:5-6). Nuestra involucración es apenas para intentar salvar a algunos (1 Corintios 9:22; Marcos 2:17-17).
Los que aman a este mundo: No son de Dios (1 Juan 2:15); son Sus enemigos (Santiago 4:4-5); son controlados consciente o inconscientemente por demonios (Efesios 2:2; 2 Corintios 4:4).
Otras Referencias: Romanos 1:18-32; Juan 17:14-16; Juan 14:27; Juan 16:33; 2 Corintios 4:17; 1 Juan 5:4-5; Juan 1:10, 14:17; 1 Juan 2:15-17
CÓMO VENCER AL MUNDO:
1) Tener una firme personalidad para no seguir a la mayoría (Éxodo 23:2) y para no se moldear a la mentalidad de este mundo (Romanos 12:2).
2) Tener de hecho un encuentro con Dios (1 Juan 5:4).
3) Considerarse totalmente muerto para el mundo y viceversa (Gálatas 6:14).
4) Congregar (Hebreos 10:25).
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3 – EL DIABLO
Dijo Cristo: “Yo veía a satanás caer del cielo como un rayo”
Dios no creó al diablo, Dios creó a un ángel querubín que (con su libre albedrío) se rebeló y fue expulso del cielo con la tercia parte de los ángeles rebeldes (Lucas 10:18; Isaías 14:12-20; Ezequiel 28:11-19; Apocalipsis 12:4, 7-9). Ya no hay perdón al diablo y su fin será en el “lago de fuego” con todos aquellos que lo obedecen (Colosenses 1:20; Ezequiel 28:19; Mateo 25:41; Apocalipsis 20:10,15). En este mundo ellos forman a un ejército organizado (Mateo 12:25-26; Efesios 6:12) y, debido a que el hombre le dio de su autoridad sobre la Tierra, este se ha vuelto el “dios de este siglo” y de todos los que no aceptan al Gobierno de Dios, controlándolos consciente o inconscientemente (2 Corintios 4:4; Efesios 2:2; Lucas 4:5-6; Juan 14:30).
Su actuación contra la raza humana es de 3 maneras:
Tentación: La tentación es un ataque contra los que son de Dios (Lucas 4:1-13). El diablo se aprovecha de las debilidades del hombre para provocarlo a pecar contra Dios y separarse de Él. Jesús nos advierte a velar y orar para “no entrar en tentación” (Mateo 26:41), pues cuando eso acontece, se vuelve como una obsesión mental para el pecado.
Opresión: Es la influencia externa de los demonios sobre una persona. Es lo que pasa a uno al ser controlado mentalmente por el mal. Es ser cegado en su entendimiento y intelecto. A este grado, la víctima ya está endemoniada (Hechos 10:38).
Posesión: Es la habitación de uno a más espíritus dentro de una persona. En este caso, los demonios ya la controlan físicamente, emocionalmente y espiritualmente. El endemoniado pasará a expresar la personalidad de sus espíritus poseedores y estará debilitado de su libertad de elección (Mateos 12:43-45 y Marcos 5:9).
Como vencer el diabo:
Personas víctimas de espíritus malos necesitan tratamiento adecuado
1) Pasar por un proceso de liberación espiritual.
2) Entregarse a Cristo totalmente (Lucas 24:25; 1 Samuel 7:3; 1 Reyes 18:21).
3) Cerrar las “brechas” por donde satanás entra (Efesios 4:27; Cánticos 2:15).
4) Armarse de la Palabra de Dios contra las dudas y sus asechanzas (Mateo 4:1-11; Santiago 4:7).

¿Qué significa la Cruz para el Cristiano?


“El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío”
(Mt. 16, 24)
De todos es sabido que la cruz fue en la antigüedad un instrumento de suplicio, patíbulo y lugar de escarmiento para todos aquellos que, culpables o no, eran acusados y condenados a una muerte lenta, dolorosa y escabrosa. La práctica antigua de la crucifixión es sin duda de origen persa: La utilizaron en primer lugar los “bárbaros”, como castigo político y militar para personas de alto rango, luego la adoptaron los griegos y los romanos; en estos últimos, iba precedida generalmente de la flagelación y el condenado llevaba él mismo el palo transversal al lugar del suplicio.
A la crueldad propia del suplicio de la crucifixión -que daba lugar a muchos gestos sádicos- correspondía su carácter infamante, escandaloso y hasta “obsceno”. El crucificado se veía privado de sepultura y era abandonado a las bestias salvajes o a las aves de presa. “Mors turpissima crucis”: “La muerte en la cruz es la infamia suprema”, escribió Orígenes (185 – 254 D.C.).
Como todos sabemos, Jesús murió crucificado como un criminal y tratado con la mayor crueldad posible; tanta crueldad sufrió Jesús que, según las Sagradas Escrituras, expiró aproximadamente tres horas después de haber sido crucificado, ante el asombro de los soldados romanos y demás testigos… Ante aquella sombría realidad vivida por Jesús, la cruz continuó siendo el lugar de castigo y tormento, hasta que el relato de su resurrección se empezó a expandir; tal fue el auge de este acontecimiento, que transformó la historia, y la predicación de su suplicio se convirtió en esperanza y salvación.
La cruz se transformó en el símbolo del misterio cristiano redentor, pues en la cruz quiso libremente morir Jesús. Los cristianos la convertirán precisamente en referencia religiosa, haciendo de lo insensato, cátedra de sabiduría divina, el escándalo hace acto de presencia: “La muerte que salva”, “la resurrección que redime”. Después de este acontecimiento histórico podemos entender que la Cruz de Cristo se ha convertido en el emblema universalmente conocido del cristianismo, y que a nuestros días no deja de causar asombro y hasta cierta incredulidad: “Contemplarán al que traspasaron” (Jn. 19,37).
La Cruz y la Resurrección conforman el corazón del “Kerigma” apostólico, es decir, la proclamación original de la salvación realizada por Cristo: “Dios ha hecho Señor y Cristo a ese Jesús al que habéis crucificado” (Hch. 2, 36; cf. 2, 23; 4, 10), o que “fue colgado del madero” (Hc 10, 39; 13, 29). Es importante que tengamos presente que la cruz no solo es historia de la humanidad, sino que es un hecho que trasciende a la humanidad misma, puesto que en ella encontramos la máxima expresión de amor con la que Dios reconcilia a toda la humanidad con Él mismo, le invita a acceder su intimidad misma y vivir los frutos de la divinidad.
Al respecto, Jesús, dentro de su predicación, nos habla de ciertos requisitos para acceder a la intimidad de Dios (salvación), algunos de estos son:
1- El prójimo;
2- La conversión interior, manifestada al exterior por medio de acciones concretas;
3- Desprendimientos de ataduras materiales y sentimentales;
4- Cargar con la cruz.
De todos los “requisitos” antes mencionados, hay uno en particular del que me interesa hablar a profundidad: Cargar con la Cruz. Comúnmente llamamos “cruz” a la participación del cristiano en este misterio, por medio del sufrimiento transformado en donación, pero a menudo nos encontramos que la cruz es más sufrimiento que donación, sino preguntémonos cuántas veces no hemos escuchado las siguientes afirmaciones: “Esa situación es tu cruz”, “Eso malo que te ha pasado es la cruz que Dios quieres que cargues”, “Esa persona que me desespera es mi cruz”, entre otras. La cruz no solo es suplicio, la cruz también es salvación; y para que podamos entenderlo de manera más clara leamos la cita bíblica de Mt. 10, 38: “El que no carga su cruz y viene detrás mío, no es digno de mi”.
Cuando Jesús habla de cargar la propia cruz no solo se refiere a cargar con la penas y los dolores, Jesús habla de cargar todo lo que hay en nuestra vidas; injustamente a la cruz asociamos lo malo, lo dificil, lo injusto; pero obviamos algo muy importante, el hecho que Jesús cargó con toda la humanidad, con justos e injustos, con santos y pecadores, con buenos y malos; y todo lo que hay en nuestro interior -dolores, alegrías, cualidades y defectos-; porqué Jesús, al no cometer pecado cargó con toda la realidad humana; por ende al mencionar la frase “cargar con la cruz” nos invita a que nos despojemos de las ataduras materiales, emocionales y espirituales y emprendamos el camino para peregrinar al encuentro con su Padre, que por medio de su sacrificio se hace nuestro Padre. El cargar con la cruz implica vivir una verdadera conversión, implica tomar lo que somos, lo poco que tenemos, y caminar decididamente la senda que Jesús caminó.
Ahora bien, es importante recordar que el camino de la cruz terminó en el Gólgota y, ésta, en el lugar del suplicio, se convierte en el trono de Cristo (Jn. 12, 34); entonces para nosotros el sacrificio que significa cargar con todas nuestras realidades en el sentido de donación y agradecimiento al Padre, tendrá como recompensa el trono de Cristo. Si retomamos los requisitos antes mencionados, con seguridad se puede afirmar que estos implican una renuncia, un cambio y un permanecer y perseverar; sino analicemos brevemente:
Tu prójimo: Amigos, compañeros, conocidos, desconocidos y enemigos, todos ellos son parte del cargar con la cruz en el vivir de la cotidianidad. A cada uno de ellos tenemos que amarlos, respetarlos y ver que en sus rostros vive Jesús.
Conversión: Debo prestar especial importancia a todo lo que me aleja de Dios y luchar por cambiarlo; pero también, debo cuidar lo que me acerca a Él para que la tentación no entre en mi vida por estar confiado en las cualidades. Esto también es cargar con la cruz.
Desprendimiento: No seamos como el joven rico, es decir aquellos que buscamos cumplir la voluntad de Dios creyendo que es Él quien se tiene que adaptar a nosotros y no nosotros a Él (Flp. 3, 13- 18). Tenemos que desprendernos de nuestras ataduras y no creer que solo por asistir a misa, rezar rosarios, padres nuestros y no hacer nada malo encontraremos la salvación. Desprenderse de “mis” apegos también es cargar con la cruz.
Mi estimado lector, por medio de este artículo te invito a dos cosas: En primer lugar, no veas como cruz todas aquellas dificultades de nuestro diario vivir, no ofrezcas únicamente aquello que causa dolor, incertidumbre, incomodidad o molestia; ofrece tu vida entera, Dios sabe todo lo que hay en ella y Él te dará lo necesario para que de estas situaciones puedas salir victorioso, siempre y cuando tengas presente que esos aspectos negativos de nuestra vida son las gracias inexplicables con las que Dios quiere que le glorifiquemos para que reinemos junto a su Hijo en la eternidad. En segundo lugar te invito a que tengas la valentía de ver la cruz no como lugar de sufrimiento, sino como lugar de glorificación, de exaltación y sobretodo de purificación, la cruz es la dignidad del cristiano y en ella carga toda la realidad que le atañe en la cotidianidad.
“Recuerden la serpiente que Moisés hizo levantar en el desierto: así también tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, y entonces todo el que crea en Él tendrá por Él vida eterna” (Jn. 3, 14-15)

Sobre la Iglesia Católica Palmariana

MUCHO CUIDADO TU ! CATOLICO PRACTICANTE.! QUE LEAS ESTE ARTICULO NO TE ENGAÑE ESTE PERSONAJE NO ES CATOLICO ES UN PROTESTANTE DE LA IGLESIA CATOLICA UN HEREJE: 

Cualquier persona que viaje por España sabrá que Andalucía es la región más pintoresca de ese país, y que, como dice la bella canción, Sevilla tiene un duende. Pero, por supuesto, parte de ese duende es el atraso cultural.
No debería sorprender, entonces, que una población a menos de 50 kilómetros de Sevilla, el Palmar de Troya, sea la sede de uno de los movimientos religiosos más fanatizados y retrógrados que haya conocido el catolicismo: la Iglesia Católica Palmariana.

El Concilio Vaticano II tuvo sus enemigos: tradicionalistas que reprochaban la apertura al diálogo ecuménico y el abandono de la liturgia antigua. Algunos, como el padre Lefebvre, manifestaron su desdén, pero trataron de mantenerse fieles a Roma. Otros fueron más lejos, y rompieron definitivamente con el Vaticano. La Iglesia Católica Palmariana es uno de esos grupos.
La historia de este grupo religioso empieza en el año 1968, cuando cuatro niñas alegaron tener visiones de la Virgen María en el Palmar de Troya. Esto es ya muy común en el catolicismo. A diferencia de las visionarias de Lourdes o Fátima, estas muchachas pronto perdieron prominencia, pero no por ello su movimiento se disipó. En cambio, otros personajes aprovecharon la coyuntura de excitación religiosa, y eventualmente lanzaron su propio movimiento religioso.
Por aquella época, el arzobispo vietnamita Ngo Din Thuc (hermano del dictador vietnamita apoyado por los EE.UU., quien reprimió duramente a los budistas para favorecer a los católicos en su país) se convenció de que aquellas apariciones eran reales, y sin aprobación del Vaticano, decidió ordenar como sacerdotes a Clemente Domínguez y Manuel Alonso, dos miembros de la comunidad palmariana.
Thuc eventualmente se desvinculó de Domínguez y Alonso, en un intento por congraciarse con Roma. Pero, ya el movimiento estaba en marcha. Cuando murió Pablo VI, Domínguez alegó recibir una visita de Cristo, se se declaró Papa bajo el nombre de Gregorio XVII, y Alonso empezó a organizar a la comunidad como un papado alternativo. Alonso hizo su labor con bastante destreza, pues logró recaudar muchísimos fondos, al punto de que los palmarianos pudieron construir una inmensa catedral, y expandir su actividad misionera por varios países.
Los palmarianos empezaron a promover una versión brutal del catolicismo: el propio Gregorio XVII tenía estigmas terroríficos y los sacerdotes se producían heridas gravísimas con mutilaciones genitales. Naturalmente, cerrados al progreso, celebraban la misa tridentina en latín. Se impregnaron de la paranoia anti-comunista que siempre tuvo el catolicismo español, llevándola a extremos insospechados. Canonizaron a San Francisco Franco, San Benito Mussolini, San Don Pelayo, y otros personajes tan queridos por los fachas. Excomulgaron a los Papas romanos posteriores a Pablo VI (eran devotos de este Papa, pero alegaban que había sido secuestrado y drogado por cardenales comunistas, y eso explica por qué a veces decía cosas no acordes al tradicionalismo), así como a todos los comunistas del mundo.
Naturalmente, esta secta genera repulsión en mucha gente. Yo, en cambio, le tengo alguna simpatía. Mi simpatía no está dirigida, por supuesto, hacia sus prácticas y creencias retrógradas. Los palmarianos me resultan simpáticos, sólo porque veo en ellos una parodia de la propia Iglesia Católica Romana, y esto nos permite descubrir mejor la propia corrupción del catolicismo.
La Iglesia Católica Romana desaprueba a los palmarianos, y los considera una secta. Pero, como bien nos recuerdan lo sociólogos de la religión, más allá del peso demográfico, no existe un criterio objetivo por el cual se pueda distinguir a una secta de una religión. La Iglesia de Roma ve como psicopatología las automutilaciones y las estigmas de los palmarianos, pero, ¿cuándo esperaremos del Vaticano un pronunciamiento sobre la psicopatología de Francisco de Asís, un hombre que además de producirse estigmas, alegaba también hablar con los animales?
La Iglesia Católica Romana reprocha a los palmarianos creer que José fue ascendido al cielo en cuerpo y alma. Pero, ¿es acaso menos absurda que la creencia de que María fue también ascendida en cuerpo y alma? (valga agregar, al menos la creencia de los palmarianos sobre José no fue impuesta de forma totalitaria por vía de la infalibilidad papal, a diferencia de la creencia en la asunción de María).
Nos da asco que los palmarianos canonicen a Franco, Mussolini y Hitler. Pero, ¿no debería darnos asco también que Juan Pablo II, en una movida claramente politizada, elevara a Pío XII (un cómplice de los nazis con su silencio) a beato?
Sospechamos que Domínguez (un simplón de pueblo que nunca tuvo la suficiente capacidad para ser sacerdote) fue el tonto útil de Alonso, un hábil empresario que vio en aquellas devociones marianas la oportunidad para hacer negociazos. No creo que la propia Iglesia Católica Romana haya tenido esos mismos orígenes mercantilistas. Pero, así como reprochamos a los palmarianos el ser una fachada para el lavado de dinero y la evasión fiscal de sus donantes, ¿qué esperamos para reprochar duramente al arzobispo Marcinkus y su fiasco del Banco Vaticano, que también ha servido para que los mafiosos del mundo laven su dinero?

La Iglesia Católica Palmariana, lo mismo que lo cultos ufológicos, los moonies, y tantos otros, son sencillamente manifestaciones de aquello que ha venido a llamarse “nuevos movimientos religiosos”. Toda nueva religión, en sus inicios, enfrenta la oposición de las antiguas religiones. Toda religión fue, en sus inicios, una secta. Parte de esa oposición consiste en pretender patologizar las creencias y prácticas raras. Quizás, como en el caso de los palmarianos, efectivamente muchas de sus prácticas y creencias son patológicas. ( ¿Por qué esa persistente tendencia en crear tantas religiones, cultos y denominaciones distintas en cuanto a una cuestión tan universal como Dios?) Pero, deberíamos reconocer que esas mismas patologías están también en las grandes religiones del mundo. Por ello, deberíamos ser más consistentes, y apreciar que, básicamente, la única diferencia entre la patología palmariana, y la patología del catolicismo romano, es que la primera aqueja a poco más de mil personas, mientras que la segunda aqueja a poco más de mil millones de personas.

La patología religiosa


¿Por qué esa persistente tendencia en crear tantas religiones, cultos y denominaciones distintas en cuanto a una cuestión tan universal como Dios?
La percepción de un Dios, Creador, Causa, Inteligencia, Energía o Consciencia Cósmica, divinidad, o de algo que existe más allá de nuestra capacidad de comprensión es no solamente normal y común en el ser humano, sino parte de nuestra espiritualidad y muestra de la enorme potencialidad de nuestra mente y consciencia en la búsqueda por comprender tanto el universo como nuestra existencia. Como la misma raíz etimológica latina “religare” lo dice, el propósito inicial de la religión es de comunicar, conectar, religar con Dios. Pero tengamos presente que una cosa es Dios o esa Consciencia Cósmica, y otra la religión; hagamos la aclaración que, como organización y estructura social, la religión no es una creación de Dios, sino del hombre.
La patología o enfermedad de la religión consiste en la particular pretensión de muchas de ellas de ser la verdadera, superior o la correcta, mientras que las demás son consideradas como falsas, inválidas, mitos o simples creencias absurdas. Entre las numerosas religiones y sectas que proliferan en el mundo, son muchas las que presumen esa posición, y si bien no de manera pública y abierta, sí por nutridos adherentes, implícito en su contenido, doctrina, o sencillamente por extensión lógica. Y, junto con su proselitismo, normas, burocracia e ideología particular, no se diferencian mucho de lo que es un partido político. Sin embargo, es una incongruencia pensar que un ente tan perfecto de una magnitud como un Dios Todopoderoso Creador del universo entero, ilimitadamente bondadoso y amante de su creación, ese Dios de muchas religiones, haya decidido crear tantas sectas y religiones a lo largo del planeta, que como resultado no han hecho otra cosa que, irónicamente, dividir la humanidad. Precisamente, cada quien jala el agua para el propio molino. Aunque tiene muchos nombres, Dios es el mismo y uno solo.
El fanatismo, la intolerancia, el absolutismo ideológico, el afán por la supremacía y el extremismo son características frecuentemente compartidas por movimientos políticos y religiosos, son cualidades distintivamente humanas que dividen y fragmentan en vez de unificar y armonizar. No se está abogando por la consolidación de las religiones en una sola, aunque ello sería una pretensión noble y manera de unificar la humanidad; sino de resaltar el hecho de que las religiones son fundamentalmente una proyección de esa falibilidad, imperfecciones y limitaciones que caracterizan al ser humano. En contraste, cuando esa búsqueda y comunicación viene hecha de manera introspectiva, espiritual y sin buscarlo fuera de uno mismo, nos podemos dar cuenta entonces de la imposibilidad y futilidad en tratar de convencer a los demás sobre Su esencia; y que la verdadera religión, es decir la comunicación con Dios, es esencialmente una experiencia totalmente individual, personal y única. Las religiones son muchas; pero la espiritualidad es una sola.
¿Será esa persistente propensión antropomórfica de querer asignarle sus falaces atributos a la divinidad la razón, o una de las razones, que explica la existencia de tanta división en la humanidad?

“Dios no tiene religión”
Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio.

SANACION INTERIOR

Señor, sé que Tú me amas y me bendices, todos los días te alabo, te bendigo, te doy gracias porque eres grande y maravilloso, bendito seas.
En este momento quiero entregarte, darte, donarte todos mis problemas porque sé que Tú me puedes ayudar, porque sé que Tú me puedes dar la paz que necesito.
Buen Jesús, en los momentos de oscuridad ilumina mi vida, sé el sol que se asoma por mi ventana, permíteme saber hacia dónde caminar.
Te pido, amado mío, que en los momentos de tristeza me des alegría. Me entrego a Ti y te suplico que actúes en mi corazón.
Tú sabes que necesito de Ti, de tu protección, de tu fortaleza. Sin Ti no soy capaz de vencer, sin Ti los problemas me vencen pero contigo todo lo puedo.
Te digo Señor que Tú eres un Dios bueno, alabado y glorificado seas.
Tú conoces mis debilidades y angustias en este momento, te pido que me llenes de tu bendición.
Sé que Tú, en este momento estás pasando por aquí, Tú estás llenando de paz y serenidad a todos los que en este momento rezan esta oración, gloria a tu nombre bendito por siempre.
Ven Señor a tocar mi corazón que te necesita por diferentes situaciones, hoy te necesito más que nunca en mi vida.
Ven Señor en mi ayuda, ven en mi auxilio, clamo a Ti, clamo por tu protección, clamo por tu fortaleza, clamo por tu perdón.
Entra a mi corazón y renuévame, quita de mí las indecisiones, la tristeza, la melancolía, todo sentimiento de fracaso, de depresión, fobias, miedos, temores…
Toma Señor mi dolor, bendito seas Jesús.
Mueve tu mano sanadora en mí, mueve Señor, tu mano poderosa para sentirme fortalecido. Que pueda yo creer en Ti.
A pesar de que mi vida sentimental esté pasando por momentos duros, mira la crisis de: (mi matrimonio, mi trabajo, mi hogar, mis familiares) Las cosas no salen como las espero, Señor mío.
Confío en Ti, confío en tu amor, sé que sólo Tú me puedes dar lo que nadie me puede dar.
Tú eres el amigo que nunca falla. Señor, transfórmame con tu poder y tu misericordia. Bendito seas Jesús, bendito sea tu Santo Nombre.
Hoy, quiero entregarte Señor, todo mi tiempo, mis emociones, mis sentimientos, mis pertenencias, mis bienes materiales, mi vida, mi enfermedad.
Te entrego, Señor mío, todo, absolutamente todo lo que tengo y todo lo que soy.
Santo, Santo, Santo eres Señor, Dios del Cielo y de la tierra, digno de adoración.
Bendito y alabado seas, Santo eres Tú. Gloria a Ti, Gloria y alabanza por siempre.
Quiero unirme a los coros celestiales, a todos los coros angelicales y glorificarte con todos ellos.
Te quiero bendecir por toda la eternidad con mi testimonio de vida. Tuyo soy Señor, tuyo soy.
Sé que tu amor se derrama en mi vida en estos momentos y estás tocando lo profundo de mi corazón, sanando toda herida, toda frustración, todo dolor.
Vienes a mi vida a darme consuelo y fortalecerme con tu compañía.
Ven y quédate Jesús, quédate.
Amén.

La oración que transforma matrimonios:


Estimada Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, gracias por el profundo don del sacramento del matrimonio. Gracias por el magnífico regalo que es mi esposo(a), a quién Tú, perfecta providencia, planeó para mí desde toda la eternidad.
Permite que siempre lo (la) trate como realeza, con todo el honor, respeto y dignidad que merece.
Ayúdame, Señor mío, a ser desinteresado en mi matrimonio, para darlo todo por mi esposo(a), son ocultar nada, sin esperar nada a cambio, reconociendo y agradeciendo todo lo que él (ella) hace por mí y nuestra familia todos los días, ¡Es mucho!
Por favor, fortalece y protege nuestro matrimonio, así como todos los demás. Ayúdanos a orar juntos todos los días. Permítenos confiar en Ti todos los días, de la forma que mereces.
Por favor haz que nuestro matrimonio sea fructífero y abierto a Tu voluntad en el privilegio de la procreación y el cuidado de la vida. Ayúdanos a construir una familia fuerte, segura, amorosa, llena de fe, una Iglesia doméstica.
Estimada Santísima Virgen María, confiamos a ti nuestro matrimonio, ampara a nuestra familia siempre bajo tu manto.
Tenemos plena confianza en Ti Señor Jesús, porque siempre estás con nosotros, y buscas constantemente lo mejor para nosotros, trayendo todo lo bueno, incluso las cruces que has permitido en nuestras vidas.
Querido (nombre del cónyuge): Tú y yo somos uno. Te prometo que siempre te amaré y seré fiel a ti, nunca te abandonaré, daría mi vida por ti. Con Dios y contigo en mi vida lo tengo todo.
Gracias Jesús, Tú eres el gran servidor. Te amamos.
Amén
El mundo en sí mismo, necesita los testimonios de matrimonios fuertes y hermosos, está desesperado por esa luz.
Debemos crear una cultura que estime el matrimonio y la familia, estas palabras deben ser dichas con reverencia: El matrimonio y la familia, son sacramentos sagrados del Amor inestimable de Dios para el mundo.
"Así pues lo que Dios ha unido, que no lo separe en hombre". (Marcos 10,9-10)
Nunca permita que ninguna persona o alguna otra cosa inferior a ustedes, los separe a usted y a su cónyuge.
Dios es uno contigo, Dios es amor, el matrimonio es amor, y el amor perdura sobre lo que sea que venga, no llegará a su fin. [Leer 1 Corintios 13,7-8]
Seamos agradecidos con Dios por el don de nuestra pareja, estamos llamados a ser uno con ellos en el tiempo y la eternidad.
El Señor les bendiga y los haga un matrimonio santo en el amor,

El verdadero enemigo

El verdadero enemigo
! Es imposible ser amigo de su enemigo cuando su mente es su propio enemigo.!
Los cristianos solemos hablar del enemigo, y hasta pedimos en nuestras oraciones que Dios nos libre de él. Pero, ¿Quién es este enemigo? ¿Es un enemigo físico, es quien nos hace daño? No, ni es físico ni es tampoco humano. El verdadero enemigo es la tentación, nuestras propias tentaciones cotidianas.
Pero sepamos algo en forma clara: todas las personas tenemos dentro una tendencia natural hacia el bien, un sentido de felicidad interior y plenitud que aparece cuando obramos con justicia y caridad. Sin embargo, nuestra naturaleza humana imperfecta, herencia de la caída de los primeros padres, Adán y Eva, nos inocula también una desviación permanente hacia el mal, en forma de tentación. Esta actúa como agua que orada y orada nuestro interior. Cuando caemos y hacemos el mal, aparece lo que muchos llaman la conciencia, que es en realidad nuestro natural sentido del bien, y nos genera una culpa que marca claramente que algo no está bien. Todos tenemos conciencia, hasta el peor asesino o criminal.
Justo injusto Esta batalla interior que libramos a diario, y que sólo termina con la muerte, es la que produce la luz o la oscuridad en nuestra alma. Cuando ganamos esas luchas diarias contra la tentación y nos abstenemos de caer, vamos dando luz a nuestro interior. Y cuando caemos sin siquiera luchar, o lo que es peor, sin siquiera reconocer que debemos luchar, vamos oscureciendo nuestra alma más y más. El riesgo es dañarla tanto que llegado un punto esté como muerta, mas allá de que sigamos vivos en nuestros cuerpos. Una conversión es, sin dudarlo, una resurrección del alma, vistas las cosas de este modo.
La lucha interior contra el verdadero enemigo, nuestra propia tentación, debe ser el principal campo de batalla del esfuerzo cotidiano en defensa del bien. Cuando los cristianos nos confundimos y creemos que el enemigo es nuestro hermano que no está en el camino de la fe, o no practica la religión, o nos hace daño, caemos en un tremendo error que oscurece nuestra alma. Caemos en un pecado de falta de caridad.
Muchas veces somos ofendidos, insultados, perseguidos, menospreciados, humillados, lastimados. En nuestro interior crece un sentimiento de indignación y un deseo de contestar, replicar, mostrar nuestro sentimiento encarnecido. ¿Cuál es el verdadero enemigo allí? ¿La persona que nos hiere? El enemigo es nuestra ira, nuestro resentimiento. Sin dudas que la tentación actúa dentro de nosotros para que reaccionemos, empujándonos a caer en el mismo pecado que quien nos hiere, o a veces en uno peor, porque la formación o educación del otro puede ser muy inferior a la nuestra. Por la parábola de los talentos sabemos que Dios puede ver como menos grave el pecado de quien nos agrede, que el nuestro, ya que fuimos educados en la caridad y misericordia hacia el prójimo. En cualquier caso, sólo Dios ve en los corazones para poder juzgar con justicia.
Callar, tolerar, comprender, no replicar, son caminos fundamentales para no caer en las garras del enemigo interior, la tentación. Temer a uno mismo es una clave de crecimiento espiritual. Cuidemos de no caer en la tentación de la ira y el odio, el rencor y la venganza, Dios hará el resto.
¿A quien temo más?. ¿Quién más que uno mismo es responsable del cuidado de la propia alma?. Siendo así, debemos temer a nosotros mismos, a nuestros impulsos y reacciones, antes que a nuestro prójimo. Con amor curamos todas las heridas, las de nuestros hermanos, pero las nuestras también.