miércoles, 11 de noviembre de 2015

CONOCIMIENTOS A LOS MINISTROS EXTRAORDINARIOS.

MinistrosExtraordinarios
En nuestra Iglesia Católica hay dos ministros para la distribución de la sagrada comunión dentro y fuera de la celebración de la Eucaristía: el ministro ordinario que es el obispo, el presbítero y el diácono quienes en virtud de la gracia recibida en el sacramento del Orden Sacerdotal tienen el derecho y el deber de distribuir el pan eucarístico a los fieles; y el ministro extraordinario a quien va dirigido el presente escrito y es un laico que tiene a petición del párroco de la parroquia una autorización del obispo por un tiempo determinado la cual puede ser renovado para administrar la comunión cuando el párroco lo considere oportuno y conveniente.
El laico al tener el permiso tiene el privilegio de tener en sus manos a Cristo realmente presente en la hostia consagrada para ayudar al sacerdote en la distribución de la comunión en la Santa Misa, de llevar a Nuestro Señor a los enfermos que no puedan asistir a la Eucaristía como también repartir el pan eucarístico en las celebraciones de la Palabra de los domingos en los templos o capillas que el sacerdote por diversos motivos no puede estar presente para presidir la Misa.
El ministro extraordinario debe tener previamente una formación del sacramento de la Eucaristía como también del ministerio que ejercerá para que valore este honor y compromiso que cumplirá en la comunidad parroquial, ser una persona amante de la oración, debe asistir y participar en la Misa especialmente los domingos, debe estar en comunión con el Magisterio de la Iglesia, llevar una vida cristiana dando testimonio en todo momento, acercarse con frecuencia al sacramento de la Confesión, visitar al Santísimo fuera de la celebración de la Eucaristía, ser devoto de la Santísima Virgen y practicar la caridad para con el prójimo.
También el ministro extraordinario debe seguir las disposiciones del párroco y estar en comunión con él, cumplir las normas de la Iglesia con disponibilidad y generosidad para ejercer con dignidad este servicio, tener presente que aunque es un honor este ministerio debe ser una persona que practica la humildad y sencillez y no creerse que está por encima de los demás; y también debe tener en cuenta que ayudará al sacerdote en la distribución de la comunión en la Misa cuando el presbítero esté impedido por su edad o salud, cuando esté solo y hay un número considerable de fieles o cuando los ministros ordinarios presentes en la celebración no son suficientes o estén impedidos también por razones de salud o edad.
El laico que tiene la autorización debe llevar a Nuestro Señor con respeto y decencia, por lo tanto debe usar una vestimenta adecuada y respetuosa y conservar las normas de higiene personal en especial el tener las manos limpias y aseadas, y en el momento de administrar la comunión darla con dignidad y estar pendiente que no vaya caer en el suelo ninguna partícula porque en la parte más pequeña está Nuestro Señor. Con respecto llevar la comunión a los enfermos se debe colocar la hostias consagradas en un portaviático la cual a su vez debe ser guardada en un bolso, maletín pequeño o cualquier otro medio que esté limpio, digno y destinado para esta finalidad teniendo presente que a quien porta es al mismo Redentor del mundo Cristo Jesús, y por lo tanto se debe llevar con amor y devoción, en este particular es justo recordar a San Tarcisio, un joven quien vivió en los tiempos de las persecuciones de los cristianos en Roma, dando su vida al no dejarse quitar el pan eucarístico que llevaba a los cristianos que estaban presos por su fe muriendo como mártir de la Eucaristía, su testimonio es ejemplo de amor y celo cuando portaba a Jesús Sacramentado.
El ministro extraordinario de la comunión debe valorizar el privilegio de tener a Jesús en sus manos para cumplir con amor este sagrado servicio de distribuir el pan eucarístico para mayor gloria de Dios y el bien espiritual de las personas que recibirán a Cristo como alimento espiritual que da la fortaleza para ser fieles a Él en todo momento. 

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