lunes, 25 de enero de 2016

! La libertad dada por Dios al hombre.!

LA LIBERTAD: Ser libre es una de las mas bellas experiencias y privilegios que un ser humano puede disfrutar, la libertad es ese regalo que Dios nos ha dado de poder elegir sobre que hacer y que decidir sobre nuestra vida, Él esta siempre para guiarnos y corregirnos si nuestras decisiones son malas o equivocadas, pero a fin de cuentas seguimos teniendo nosotros la decisión. La libertad esa capacidad que poseemos todos los seres humanos para escoger voluntariamente entre varias cosas Hay dos maneras de vivir. Podemos vivir por gracia, que es mediante el favor y la ayuda de Dios, o podemos vivir por obras, que es mediante nuestros propios esfuerzos intentando hacer el trabajo de Dios. Un camino produce atadura, y el otro libertad. Por ejemplo, si un padre de familia únicamente conoce que en su casa todos han de atenderle, que tiene el derecho a golpear, a gritar y a mandar, ¿cómo podrá decidir ser cariñoso, amable y servicial con su familia? Si no sabe que el servir a los demás es lo que nos acerca a Dios y nos desarrolla como personas, él, seguramente no lo hará. Seguirá maltratando a sus familiares. Dios, al darnos libertad, quiere que nosotros, libremente, busquemos aquello que nos acerca a Él, crecer como personas, ser mejores. También, nos la dio para que, por nuestra propia y libre voluntad, le busquemos. Si amar es buscar libremente el bien de la persona que amamos, Dios quiere que amemos verdaderamente. El que ama se parece más a Dios, pues ya sabemos que “Dios es amor”, (1Juan 4,8) La libertad, es un derecho que todas las personas tenemos para tomar nuestras propias decisiones y hacer de nuestra vida lo que queramos llegar a ser. Es parte de nuestra naturaleza humana y es un principio básico para que podamos relacionarnos con los demás, sin ella no tendríamos valores.
Podemos expresarla a través de la forma cómo vivimos y cómo nos relacionamos con los que nos rodean.
La libertad no es absoluta, porque no podemos vivir solos, necesitamos y dependemos de las demás personas para vivir mejor. Si quiero vivir en mi libertad, tengo que empezar por respetar la libertad de los que me rodean.
Puedo saber que tan libre soy, cuando me puedo controlar a mí mismo y tengo conciencia de lo que yo pienso, de cómo soy, y cuales son mis valores y mis metas que me llevaran a ser de grande lo que deseo. En Génesis 1:31 se nos menciona que tras acabar la creación, el propio Dios declaró que todo lo creado era bueno en gran manera . Es importante esta afirmación, ya que al ser declarada buena por Dios. El propio Dios ha declarado ser propietario absoluto de toda la creación. Esta es una verdad que una y otra vez repiten los salmos (Salmos 24:1; 89:8-14;). Además, el Señor continua proveyendo y sosteniendo todo lo creado. El salmo 104 es un magistral ejemplo en este sentido. En respuesta a ello, el salmista indica, que toda la creación reconoce y alaba al Señor (Salmo 148).
¿Me acerco más a Dios o va en contra de lo que Dios me pide en alguno de sus Diez Mandamientos?
¿Qué diría Jesucristo de esta decisión?
¿Él, cómo la haría? ¿Ofende mi dignidad como persona o la de alguien?
Con esto que voy a decidir, ¿estoy buscando el bien de los demás o lo hago por egoísmo? QUE ENTIENDO YO COMO PECADO: El Pecado es toda acción u omisión voluntaria contra la ley de Dios, que consiste en decir, hacer, pensar o desear algo contra los mandamientos de la Ley de Dios o de la Iglesia. En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer... Tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente. «El pecado es un misterio, y tiene un sentido profundamente religioso. Para conocerlo necesitamos la luz de la revelación cristiana. El pecado escapa a la razón. Ni la antropología, ni la historia, ni la psicología, ni la ética, ni las ciencias sociales pueden penetrar su profundidad Algunos dicen que Dios no es afectado por el pecado. Efectivamente, no afecta a la naturaleza divina, que es inmutable; pero sí afecta al «Corazón del Padre» que se ve rechazado por el hijo a quien Él tanto ama. Si el pecado no ofendiera a Dios sería porque Dios no nos quiere. Si Dios nos ama, es lógico que le «duela» mi falta de amor. Lo mismo que le agradaría mi amor, le desagrada mi desprecio: hablo de un modo antropológico. A mí no me duele el desprecio de un desconocido; pero sí, si viene de una persona a quien amo. La inmutabilidad (significa: que la naturaleza de Dios no cambia, ni tampoco cambian su carácter ni sus atributos.) de Dios no significa indiferencia. La inmutabilidad se refiere a la esfera ontológica, pero no a la afectiva. Dios no es un peñasco: es un corazón. El Dios del Evangelio es Padre. La Filosofía no puede cambiar la Revelación. Por lo tanto el pecado no es algo que nos cae inesperadamente, como un rayo en medio del campo. El pecado se va fraguando, poco a poco, dentro de nosotros mismos, la opción fundamental en pecar es una decisión libre, que brota del núcleo central de la persona, una elección plena a favor o en contra de Dios. Si peco contra mi projimo tengo que pedir perdon. ( Mateo 5:22, )“Pero yo os digo que todo el que se enoja con su hermano será culpable en el juicio. Cualquiera que le llama a su hermano 'necio' será culpable ante el Sanedrín; y cualquiera que le llama 'fatuo' ( engreída, que se siente superior a los demas ) será expuesto al infierno de fuego.

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