domingo, 10 de enero de 2016

! LA GRACIAS DE DIOS.!

La gracia, Dios presente en nosotros
El regalo más maravilloso de Dios hacia el hombre En la religión cristiana, ayuda sobrenatural que Dios da a una persona para que obre según el amor y la bondad y consiga su salvación. Además de la gracia santificante Dios concede otras gracias que llamamos gracias actuales, que son auxilios sobrenaturales transitorios, es decir, dados en cada caso, que nos son necesarios para evitar el mal y hacer el bien, en orden a la salvacion. La gracia santificante es un don personal sobrenatural y gratuito, que nos hace verdaderos hijos de Dios. y herederos del cielo. La recibimos en el Bautismo. El hombre es creatura de Dios, llamado desde siempre a la amistad con El y, como creatura llamada a la amistad con Dios, ha de referir a Dios toda su existencia y toda la realidad. La situación del hombre en este mundo se ha visto afectada por el pecado. Antes de que cada hombre tome decisiones libres su existencia está ya influida por el pecado de los hombres anteriores; nos vemos afectados por el pecado ya desde el momento mismo de nuestro nacimiento. Por otra parte, esa situación, la de hallarnos afectados negativamente por el pecado, a lo largo de la vida, los hombres, quien más y quien menos, la vamos ratificando, y la apoyamos con nuestras actuaciones y con nuestras decisiones. PERO EN EL TENEMOS EL PERDÓN DE LOS PECADOS (Ef. 1,7) A buen seguro que “la gracia santificante” es un concepto que los más viejos del lugar,recuerdan de sus años jóvenes. Sin embargo, creo en que tal concepto no está demasiado presente hoy en la predicación, en la homilías, en el discurso habitual en la vida de la Iglesia. No ocurre lo mismo en la Teología, donde la gracia no sólo está presente sino que es ciertamente un concepto central. Es, por decirlo así, el mismo evangelio. ¿Por qué está tan ausente de la predicación y de la vida pastoral de la Iglesia?. Lo que significa que en la concepción cristiana del hombre éste es, antes que cualquier otra cosa, un ser agraciado por Dios con su amistad y agradecido a Dios de haber sido agraciado. La primera la tenemos en Mateo 20, 1-15 y es la parábola de los trabajadores enviados a la viña. El dueño de la viña al final del día da a cada trabajador el mismo salario, un denario; también a los que sólo han trabajado una hora. La segunda está en Lucas 18, 9-14 y es la parábola del fariseo y del publicano. Dos parábolas de la gracia. La otra parábola es la del fariseo y del publicano, que encontramos en el evangelio de Lucas (18,9-14). El fariseo, de pie, erguido ante Dios, le da gracias por lo que es: “gracias re doy, Dios mío, porque no soy como el resto de los hombres, ladrones, injustos, adúlteros… ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que poseo”. Jesús nos dice que es el publicano, y no el fariseo, quien salió justificado; es decir, quien salió amigo de Dios. Gracia se relaciona etimológicamente en castellano con estas cuatro palabras: gratis, agraciado, grato y agradecido.
La gracia es algo que Dios nos da “gratis”. Gratis quiere decir, sin merecerlo, sin que nos lo de contra la entrega de un recibo o de una factura,. Gratis es lo que se da porque si. La transformación que la gracia opera en nosotros tiene dos caras. Por una parte, la gracia nos da el perdón de los pecados. La gracia nos perdona. Dios, al darnos su gracia, nos perdona gratis. El haz es que la gracia nos hace hijos de Dios, hermanos de Jesús, nos da la vida de Dios. El tema de la gracia no es un tema teológico junto a otros, sino que es el centro mismo del evangelio. El evangelio es la buena noticia de que Dios nos perdona los pecados gratis, de que gratis nos convierte en sus hijos y de que como hijos de Dios somos, también gratis, herederos con Cristo.
En el Nuevo Testamento es precisamente Pablo el teólogo de la gracia. El concepto de gracia y el desarrollo de esta teología lo encontramos en las cartas de Pablo. Los evangelistas y los otros escritores del Nuevo Testamento lo dicen de otra forma. Probablemente no es distinto lo que Pablo llama “gracia” en sus cartas de lo que Juan llama “vida” en su evangelio. La Carta de Pablo a los Romanos (5,12-21), que es uno de los textos clásicos sobre la gracia. 12 Por eso,
COMO a través de un solo hombre entró el pecado en el mundo,
y por el pecado la muerte,
y así la muerte pasó a todos los hombres,
porque todos pecaron; Pero NO COMO la caída
ASí fue el regalo! PUES SI por la caída de uno solo los muchos murieron,
CUÁNTO MÁS la gracia de Dios
y el don en la gracia de un solo hombre, Jesucristo,
desbordó sobre los muchos. ¡y NO COMO (lo) de uno que pecó
fue el don! pues el juicio, partiendo de una (ofensa), fue para condenación;
el don, de muchas caídas fue para justificación. PUES si por la caída de uno solo,
la muerte reinó por uno solo,
CUÁNTO MÁS los que reciben la abundancia de la gracia
y el don de la justicia,
reinarán en la vida por uno solo Jesucristo. Dios creó al hombre y a la mujer por amor, en un estado de absoluta felicidad, viviendo en su presencia. Ellos, por su soberbia, quisieron hacerse dioses y cometieron el pecado original. A partir de ese momento perdieron la amistad con Dios.
El pecado original es el primer pecado cometido por la primera pareja humana, mismo que es transmitido por herencia a todos sus descendientes. La amistad con Dios perdida por el pecado original, sólo se puede recuperar por medio de la gracia. Que es un don sobrenatural que Dios concede para alcanzar la vida eterna, y se recibe, principalmente por los sacramentos. Es un regalo de Dios, nadie ha hecho nada para obtenerla por mérito propio. Dios siempre da el primer paso. Es don sobrenatural porque lo que se está comunicando es la vida misma de Dios. Este regalo de Dios exige la respuesta del hombre. Por medio de la gracia somos introducidos a la vida Trinitaria: se participa por el Bautismo de la gracia de Cristo, somos hechos hijos adoptivos de Dios, por lo que se puede llamar “Padre” a Dios, y se recibe la vida del Espíritu que infunde la caridad y que forma la Iglesia.
La vocación a la vida eterna proviene de la iniciativa gratuita de Dios, sólo Él es capaz de revelarse y de darse, por lo tanto es sobrenatural porque sobrepasa las capacidades de la inteligencia y la voluntad humana. El cristiano no puede actuar rectamente si no cuenta con la ayuda de Dios. La gracia es absolutamente necesaria, sin ella es imposible alcanzar la salvación, la vida eterna. La justificación implica el perdón de los pecados, la santificación y la renovación. Es la que arranca al hombre del pecado contrario al amor de Dios y purifica su corazón. Es una acogida de la justicia de Dios por la fe en Cristo, merecida por la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

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