viernes, 20 de enero de 2017

El primado de Pedro como primer Papa.

Algunos ponen en duda si realmente Pedro estuvo en Roma y fue obispo de esa ciudad y no falta quien dice que Pedro es una invención alegórica basada en mitológicos guardianes de puertas (por supuesto toda la Biblia también es una invención, según ellos). Este desafío a la idea tradicional apareció en el siglo XIX y fue calando entre muchos protestantes a lo largo del siglo XX.
Si los papas comenzaron tiempo después, entonces se puede ver claramente que esa idea no estaba en las mentes de la primera comunidad cristiana.
Las pruebas de que Pedro estuvo en Roma y lideró la iglesia de allí junto con Pablo, vamos a ver si al morir Pedro sus sucesores heredaron o no su primado y el liderazgo sobre la Iglesia universal. La cuestión clave aquí es aclarar quién fue el primer papa 
líder de la Iglesia). Los cristianos católicos dicen que fue Pedro, y tras él su sucesor y así hasta hoy, los protestantes dicen que el primer papa no llegó hasta el siglo VI o incluso más tarde,según los protestantes antes del siglo VI tenemos un obispo en Roma, pero no un papa porque ni se consideraba ni era considerado líder de los demás. verdadero “papa” Por tanto hay que ver si antes del siglo VI tenemos noticias de que un obispo romano tuviera jurisdicción sobre el resto de obispos cristianos o no. Además, esa preeminencia debería remontarse hasta el primer siglo, lo que demostraría que todos los obispos de Roma, desde el sucesor de Pedro, han considerado siempre que de Pedro y Pablo les viene su cátedra episcopal, y además heredan también la primacía de Pedro, lo que les convierte en líderes de la Iglesia de Jesús.
Algunos piensan que Pedro no era un papa sino mucho más, y que decir que fue el primer papa o el primer obispo de Roma,cuando la Iglesia dice que Pedro fue el primer papa no se refiere a que Pedro fuese un papa como los demás o simplemente un obispo. Pedro fue el príncipe de los apóstoles, y eso le sitúa en una posición muy por encima de cualquier obispo y cualquier otro papa. Pero si hablamos de “papa” como el líder de toda la Iglesia, entonces, en ese sentido, es lógico decir que Pedro fue el primer papa, porque él fue el primer líder de la Iglesia. El mismo Pedro se define a sí mismo como presbítero (o sea, sacerdote) en su primera carta: “siendo yo presbítero como ellos” (1 Pedro 5:1), así que si él se puede definir como sacerdote -porque también lo era- tampoco será muy inadecuado definirlo como obispo o papa -porque también hizo esas funciones.
En la primera mitad del siglo II ya tenemos el testimonio escrito de Ireneo de Lyon, nacido en Esmirna (en la actual Turquía) diciendo que tras la muerte de Pedro en Roma (circa 64 d.C) le sucedió Lino (desde el 64 al 77), que además identifica como el Lino mencionado en las cartas de Pablo a Timoteo (2 Timoteo 4:21).
No sólo nos dice que fue el primer sucesor de Pedro, sino que además el propio Pedro decidió que fuera él su sucesor, así que tendríamos una elección directa de Pedro al primero de los papas (segundo si consideramos a Pedro el primero)
Justo es decir que de las varias listas de sucesión que conservamos de la Antigüedad no todas son idénticas pues a veces aparece un Kleto, pero más bien parece que se trate de error debido a que “Anacleto” también se puede llamar “Cleto”
vio a los Apóstoles benditos y conversó con ellos y que aún le sonaba en sus oídos la predicación de los Apóstoles, y tenía su tradición ante sus ojos, y no era él solo sino que aún sobrevivían muchos a los que los Apóstoles les habían enseñado (Adversus haereses, III, 3)
De este San Clemente, el tercer sucesor, (empezó en en torno al año 88-92 d.C.) ya tenemos
Y nuestros apóstoles sabían por nuestro Señor Jesucristo que habría contiendas sobre el nombramiento del cargo de obispo. Por cuya causa, habiendo recibido conocimiento completo de antemano, designaron a las personas mencionadas, y después proveyeron a continuación que si éstas durmieran, otros hombres aprobados les sucedieran en su servicio. (Epístola a los Corintios, Clemente)
LA TRAMPA DE SAN IRENEO
Hemos visto que la primera lista de papas conservada nos viene de la pluma del obispo oriental Ireneo de Lyon (siglo II). Es frecuente leer escritos que utilizan esta lista de Ireneo como la prueba clara de que Pedro no fue ni el primer papa ni el primer obispo de Roma, pues en esa lista no se menciona a Pedro, sino que empieza con Lino.
Clemente heredó el episcopado (Adversus Haereses 3, 3, 3)
Ya vemos que los apóstoles entregaron el episcopado a Lino, así que Lino parece un sucesor, no el primero de una “estirpe” como ellos insinúan.
Luego de haber fundado y edificado la Iglesia los beatos Apóstoles entregaron el servicio del episcopado a Lino: a este Lino lo recuerda Pablo en sus cartas a Timoteo (2 Timoteo 4, 21). Anacleto lo sucedió. Después de él, en tercer lugar desde los Apóstoles, Clemente heredó el episcopado, el cual vio a los beatos Apóstoles y con ellos confirió, y tuvo ante los ojos la predicación y Tradición de los Apóstoles que todavía resonaba; y no él solo, porque aún vivían entonces muchos que de los Apóstoles habían recibido la doctrina.
El testimonio más temprano conservado sobre la primacía ostentada por un sucesor de Pedro nos viene a finales del siglo primero de la pluma del papa Clemente quien, como ya hemos comentado, escribió una carta con ocasión de una disputa en la iglesia de Corinto (actual Grecia), donde los cristianos rechazaron y depusieron a sus dirigentes.
" Mas si algunos desobedecieren a las amonestaciones que por nuestro medio os ha dirigido El [Dios] mismo, sepan que se harán reos de no pequeño pecado y se exponen a grave peligro. Más nosotros seremos inocentes de este pecado… (Epístola de Clemente a los Corintios, LIX "
Con un texto así es difícil comprender que los estudiosos protestantes no vean en esta carta ninguna prueba de la supremacía papal. Es de señalar que esta carta fue considerada por muchas iglesias primitivas como inspirada por Dios, y como tal forma parte de algunas antiguas versiones de la Biblia, como por ejemplo una de las más antiguas conservadas casi entera, el Codex Sinaíticus procedente del Monasterio del Monte Sinaí en Egipto (parte de la Iglesia de Oriente), donde esta carta forma parte de los libros del Nuevo Testamento.
El propio abispo Ignacio de Antioquía, por la misma época (en torno al año 107), escribe una carta a la iglesia de Roma y empezará con una disculpa por atreverse a darles consejos y dejando claro que no es quien para darles ninguna orden (Carta a los Romanos). Pero en la carta de Clemente (finales del siglo primero) vemos algo bien distinto. Empieza también con disculpas, pero no se excusa por entrometerse donde no le corresponde, sino todo lo contrario, se disculpa por haber tardado en ocuparse del asunto de esa iglesia.
Tengo evidencia de que en muchas iglesias esta carta era leída en voz alta en las asambleas de adoradores [lo que hoy llamaríamos “misa”] en los primeros tiempos, del mismo modo que seguimos haciendo en la actualidad.
Finalmente la Iglesia de Efeso, que Pablo fundó y en la cual Juan permaneció hasta el tiempo de Trajano, es también testigo de la Tradición apostólica verdadera (Ireneo de Lyon, Adversus Haereses 3, 3, 4
No es la iglesia que preside la ciudad de Roma, sino la que preside “en Roma”, o sea, allí está la presidencia de la Iglesia. De nuevo repite la idea de su presidencia cuando dice que es la que “preside en el amor”, o sea, la que gobierna la Iglesia universal con amor. La redacción griega original no da lugar a ambigüedades en cuanto al significado de estas dos referencias a la presidencia de la iglesia romana, y aún hoy los ortodoxos, sin conceder al papa autoridad sobre toda la Iglesia, admiten con San Ignacio que tiene una “presidencia en el amor” y por ello han decidido recientemente que si ambas iglesias se unen, el papa sería, como antaño, el protos de los patriarcas y merecedor de los mayores honores (Documento de Rávena, 2007), aunque aún no hay acuerdo en cómo se ejercería esa primacía
Ignacio no se dirige a esta iglesia romana para darles consejos, como hace en todas sus otras cartas al resto de iglesias, sino todo lo contrario:
Y a continuación es cuando añade su famosa frase de:
No os doy yo mandatos como Pedro y Pablo. Ellos fueron Apóstoles; yo no soy más que un condenado a muerte; ellos fueron libres; yo, hasta el presente, soy un esclavo…
San Pedro, el primero de los apóstoles, que amaba ardientemente a Cristo, y que llegó a oír de él estas palabras: ‘Ahora te digo yo: Tú eres Pedro’. Él había dicho antes: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo’. Y Cristo le replicó: ‘Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas. ‘Pedro’ es una palabra que se deriva de ‘piedra’, y no al revés. ‘Pedro’ viene de ‘piedra’, del mismo modo que ‘cristiano’ viene de ‘Cristo’. El Señor Jesús, antes de su Pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes.
“Sobre ti edificaré mi Iglesia”, le dijo El, “A ti te daré las llaves”, no a la Iglesia. “Todo lo que atares o desatares”, etc. Y no todo lo que ataren o desataren… Por consiguiente, el poder de atar o desatar, concedido a Pedro, no tiene nada que ver con la remisión de los pecados capitales cometidos por los fieles…
(Mateo 16,18)

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