jueves, 29 de octubre de 2015

¿Qué es el Año Litúrgico?

¿Qué es el Año Litúrgico?

“La celebración del año litúrgico posee una peculiar eficacia sacramental, ya que Cristo mismo es el que en sus misterios, o en las memorias de los Santos, especialmente de su Madre, continúa la obra de su inmensa misericordia, de tal modo que los cristianos no sólo conmemoran y meditan los misterios de la Redención, sino que están en contacto y comunión con ellos, y por ellos tienen vida.” (Ceremonial de los Obispos, n. 231).
El Año Litúrgico (o también conocido como Calendario Litúrgico) es un ciclo basado en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, nuestro Señor  Al repetirse cada año, nos ayuda a estar en unión con Él y a crecer en nuestra fe. En este ciclo también honramos a María, nuestra madre, y a todos los santos.  El Año Litúrgico se divide en cinco tiempos litúrgicos principales.

Dentro del Año  Litúrgico, celebramos cada domingo “El día del Señor”, que es "fiesta primordial" y "el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico": 

La Iglesia, por una tradición apostólica, que trae su origen del mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón "día del Señor" o domingo. En este día los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recuerden la Pasión, la Resurrección y la gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios, que los «hizo renacer a la viva esperanza por la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos» (I Pe., 1,3). Por esto el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No se le antepongan otras solemnidades, a no ser que sean de veras de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico”

Asistir a Misa en domingo es ciertamente un deber, pero, ¡qué diferente sería si entendiéramos y recordáramos que cada domingo celebramos la Pascua del Señor! Ojalá sea el amor y la gratitud lo que nos mueva a asistir a Misa y no el sentirnos “obligados” a cumplir con nuestro deber.
Estas son algunas definiciones sobre el Año Litúrgico:

“El Año Litúrgico es el desarrollo de los diversos aspectos del único misterio pascual. Esto vale muy particularmente para el ciclo de las fiestas en torno al Misterio de la Encarnación (Anunciación, Navidad, Epifanía) que conmemoran el comienzo de nuestra salvación y nos comunican las primicias del misterio de Pascua.” 

“La santa madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo en días determinados a través del año la obra salvífica de su divino Esposo. Cada semana, en el día que llamó «del Señor», conmemora su Resurrección, que una vez al año celebra también, junto con su santa Pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua.  Además, en el círculo del año desarrolla todo el misterio de cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor.”

“Período cíclico anual durante el cual la Iglesia celebra la historia de la salvación realizada en y por Cristo y a la que distribuye en festividades y ciclos menores”. 


“El año litúrgico –es la celebración continuada y progresiva de todo el plan de salvación, de forma que es al mismo tiempo evolución de las obras admirables de Dios, culto filial al Padre por medio del Hijo en el Espíritu, instrucción y santificación de la Iglesia; tramado que ofrece la más amplia temática a toda forma de año litúrgico, sobre todo en los tiempos fuertes del Adviento y Navidad, de la Cuaresma y de la Pascua, orientados a la celebración de la manifestación de la manifestación del Señor y de su misterio pascual- Il rinovamento della Catechesi, 116, roma 1070” [6]

Algo interesante sobre el Año Litúrgico es que nunca es igual porque se va construyendo sobre el anterior de manera nueva y renovada. Como nos dijo nuestro querido amigo, el Padre Luis René Lozano:
 “El año litúrgico si es un ciclo, pero un ciclo en espiral, o subes o bajas, no te puedes quedar estacionado. El Adviento de este año 2011, nunca será igual al del 2010, estamos en otro estado espiritual, o más cercano a la santidad o más bajo. Es como un gigantesco tornillo de una perforadora celestial con el cual penetramos en el misterio de Cristo a lo largo del año”.

En alguna ocasión vi (Xhonané) un Calendario del Año Litúrgico en espiral que me llamó mucho la atención, pues no entendí por qué lo habían hecho así. Ahora veo que el Año Litúrgico es un calendario dinámico, no estático, pues cada año se va enriqueciendo y Dios nos sigue hablando de manera personal y única a cada uno de nosotros.

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