domingo, 25 de octubre de 2015

El significado de las vestimentas litúrgicas

Los sacerdotes, al revestirse, renuevan “el acontecimiento interior y la tarea que de él deriva: revestirnos de Cristo, entregarnos a él como él se entregó a nosotros”, de su ordenación sacerdotal.” “Los ornamentos sacerdotales, tal como se han desarrollado a lo largo del tiempo, son una profunda expresión simbólica de lo que significa el sacerdocio” El amito (yelmo de salvación, defensa contra las tentaciones diabólicas y la moderación de las palabras) (Tras besar la cruz) “Señor, poned sobre mi cabeza la defensa (el yelmo) de mi salvación, para luchar victorioso contra los embates del demonio” ( Efesios 6,17) “En el pasado —y todavía hoy en las órdenes monásticas— se colocaba primero sobre la cabeza, como una especie de capucha, simbolizando así la disciplina de los sentidos y del pensamiento, necesaria para una digna celebración de la santa misa. Nuestros pensamientos no deben divagar por las preocupaciones y las expectativas de nuestra vida diaria; los sentidos no deben verse atraídos hacia lo que allí, en el interior de la iglesia, casualmente quisiera secuestrar los ojos y los oídos. “Nuestro corazón debe abrirse dócilmente a la palabra de Dios y recogerse en la oración de la Iglesia, para que nuestro pensamiento reciba su orientación de las palabras del anuncio y de la oración. Y la mirada del corazón se debe dirigir hacia el Señor, que está en medio de nosotros: eso es lo que significa ars celebrandi, el modo correcto de celebrar. Si estoy con el Señor, entonces al escuchar, hablar y actuar, atraigo también a la gente hacia la comunión con él.” El alba (pureza) “Blanquead, Señor, y limpiad mi corazón, para que, purificado con la sangre del Cordero, disfrute de los gozos eternos” y la estola (autoridad sacerdotal, inmortalidad, el yugo de Cristo) (Tras besar la cruz) “Devuélveme, Señor, la insignia de la inmortalidad que perdí en la prevaricación de los primeros padres, y aunque indigno me acerco a vuestro Santo Misterio, haced que merezca, no obstante, el gozo eterno". “Evocan el vestido festivo que el padre dio al hijo pródigo al volver a casa andrajoso y sucio. Cuando nos disponemos a celebrar la liturgia para actuar en la persona de Cristo, todos caemos en la cuenta de cuán lejos estamos de él, de cuánta suciedad hay en nuestra vida. Sólo Él puede darnos un traje de fiesta, hacernos dignos de presidir su mesa, de estar a su servicio.” “El Apocalipsis comenta que habían lavado sus vestiduras en la sangre del Cordero y que de ese modo habían quedado tan blancas como la luz (cf. Ap 7, 14).” S. Gregorio Magno, recordando la parábola del banquete nupcial en que uno de los invitados no estaba vestido correctamente, indica que hace falta: “El vestido del amor” y pregunta: “¿En qué condición queremos entrar en la fiesta del cielo […] si no llevamos puesto el vestido nupcial, es decir, el amor, lo único que nos puede embellecer?” La casulla (yugo de Cristo, la caridad que cubre todo) “Señor, que dijiste: “Mi yugo es suave y mi carga ligera"; haced que de tal modo sepa yo llevarlo para alcanzar vuestra gracia” “[La oración del sacerdote] recuerda las palabras de Jesús, que nos invita a llevar su yugo y a aprender de él, que es “manso y humilde de corazón” (Mt 11, 29). Llevar el yugo del Señor significa ante todo aprender de él. Estar siempre dispuestos a seguir su ejemplo. Historia del significado de las vestimentas
El significado no precedió el uso histórico. Las oraciones del sacerdote al revestirse se establecieron en el s. XII (aunque hubo algunos en el s. IX) y no correspondían a la interpretación litúrgica hasta el final de la Edad Media. 1) Moral. (del s. IX al s. XI y hasta la actualidad) - se concentra en las virtudes sacerdotales y es el más aceptado hoy en día por las oraciones dsel sacerdote al revestirse. 2) Centrado en Cristo (desde el s. XII) – su encarnación, sus dos naturalezas, sus virtudes y enseñanzas, y últimamente su relación con la Iglesia 3) Típico-representativa de la Pasión y la Muerte de Cristo. Las vestimentas no fueron hechas con esta intención, que surgió del s. XIII y fue muy popular, relacionando al sacerdote con Cristo sufriente: amito (lienzo que cubrió la cabeza de Cristo), alba (túnica blanca con la que se burlaron de Cristo), las cadenas (cíngulo y manípulo), etc. 4) Alegórico. (del s. IX al s. XII) El sacerdote representa un soldado de Dios y su vestimenta las armas de su lucha espiritual.

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