viernes, 23 de octubre de 2015

Los Gestos Litúrgicos.

Preliminares. El ser humano posee dos clases de lenguaje: la palabra y el gesto, entendido este último en el sentido más amplio de la postura del cuerpo. El primero se dirige a los oídos; el segundo, a los ojos. Y con la unión de uno y otro se llega a expresar perfectamente el propio pensamiento. Es lógico, por lo tanto, que la Iglesia haya llevado a la liturgia, junto con las fórmulas, también el expresivo movimiento del cuerpo humano. Tenemos así la categoría de los gestos litúrgicos. Algunos de ellos están tan íntimamente unidos con ciertas y determinadas formas rituales, que casi puede decirse son la expresión mímica connatural de los mismos, como el extender las manos para pedir alguna cosa, el postrarse en tierra para adorar. Otros, sin embargo, tienen su origen en la necesidad de poner de relieve la importancia de un texto litúrgico preexistente. La fórmula en este caso ha sugerido el gesto. Varios ejemplos de ellos tenemos en la misa. El inclinarse al supplices te rogamus; al tomar el cáliz al accipíens et hunc praeclarum calicem... in manas...; el bendecir con la señal de la cruz la oblata al benedicas haec dona, haec muñera, haec sancta sacrificio, etc., no son, como puede verse, gestos originales, sino un comentario mímico posterior, sugerido por los correspondientes textos del canon. En sentido inverso, muchas veces un gesto litúrgico, introducido al principio solo, viene más tarde a ser subrayado con una fórmula ilustrativa. El beso, por ejemplo, que, conforme a la rúbrica del I OR (n.8), da el celebrante al altar en el comienzo de la misa, no iba acompañado de ninguna plegaria en los tres más antiguos sacraméntanos. Solamente después del siglo XI comenzó a asignársele en los libros litúrgicos la fórmula Oramus te, Domine, per merita sanctorum... El lavatorio de las manos, que al principio era un acto de necesidad, más tarde convertido en simbólico, recibe como complemento la fórmula del salmo 15:6-12. En estos casos y en otros semejantes ha sido el gesto el que ha creado la fórmula. Con el fin de dar cierta unidad a nuestro tratado, hemos reunido los diversos gestos litúrgicos en diversos grupos según su característica fundamental, si bien debe reconocerse que muchos de ellos, tanto al principio como en el correr de los tiempos, fueron adoptados para expresar sentimientos un tanto diversos, como notaremos en su lugar. Tendremos así: 1.° Los gestos sacramentales: a) La imposición de las manos. b) La señal de la cruz. 2.° Los gestos de la plegaria: a) La plegaria en pie con los brazos extendidos y elevados. b) La plegaria dirigida hacia el oriente y con los ojos hacia el cielo. c) La plegaria de rodillas, d) La plegaria con las manos juntas. 3.° El gesto del ofertorio: la elevación. 4.° Los gestos de la penitencia: a) La genuflexión y postración. b) Los golpes de pecho. c) La inclinación. 5.° El gesto del saludo y de la fraternidad: el beso litúrgico. 6.° Los gestos de reverencia: a) La inclinación y la genuflexión. b) La incensación. c) Las luces. 7.° Los gestos de la comodidad: a) El sentarse. b) El lavatorio de las manos. c) El ayudar al celebrante. d) El dar y el recibir. 8.° Las procesiones.

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