jueves, 16 de junio de 2016

POR QUE SOY MIEMBRO DE LA IGLESIA DE CRISTO.

                                                                   POR QUE SOY MIEMBRO DE LA IGLESIA DE CRISTO.                                                  
El primer versículo de la Sagrada Escritura es todo un tratado de Religión, un tratado filosófico, un poema insuperable: "En el principio creó Dios el cielo y la tierra" (Gén. 1, 1) Para el autor sagrado la existencia de Dios es algo tan evidente, tan lógico, que no se detiene en discutirla, no pierde tiempo demostrándola. Dado que hay cielo y tierra, esto que estarnos viendo, existe un Dios Creador. Obviamente la creación clama por un Creador; no existiría nada si Dios no lo hubiera creado de la nada. Dios el Padre es el Ser Supremo en quien creemos y a quien adoramos. Él es el supremo Creador, Soberano y Preservador de todas las cosas. Él es perfecto y tiene todo poder y conocimiento. Tiene “un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre” El Misterio de la Santísima Trinidad nos enseña que existen tres personas distintas, pero que son un solo Dios. Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo. Dios Padre creador de la vida y del Universo quien por Amor, nos envió a su único Hijo para salvarnos y lograr la felicidad. El misterio de la Santísima Trinidad -Un sólo Dios en tres Personas distintas-, es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo.
Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre dio su vida en la Cruz para salvar a los hombres del pecado y el poder del demonio. Fundó su Iglesia para continuar su obra de salvación. Única y exclusivamente a esta Iglesia que El mismo fundó, confió su misión, su Evangelio, su autoridad y sus poderes divinos para predicar, bautizar, hablar en su nombre y salvar a los hombres. Sin embargo, dieciséis siglos después de Cristo, Martín Lutero, un sacerdote católico excomulgado, inventó la teoría de la libre interpretación de la Biblia. Este libre examen produjo unas 36,000 sectas diferentes y opuestas, que sin ningún derecho se apropiaron del Evangelio, utilizándolo contra la legítima Iglesia. Por lo tanto Cristo no escribió una Biblia, sino que fundó una Iglesia: formó hombres y los mandó a hablar y actuar en su Nombre ( II Timoteo 2, 2 ); La Iglesia fue, primariamente instituida por Nuestro Señor, cuando lleva a cabo la elección de los doce apóstoles (Mt 10,1-4; Mc 3,13-19; Lc 6,13-19). “El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Tomando la palabra, Simón Pedro dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Jesús respondiendo dijo: Bienaventurado tú Simón Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre quien esto te ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare yo mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces ordeno a los discípulos que a nadie dijeran que Él era el Mesías” "EL CRISTO.". (Mt 16,15-20).Mediante el Bautismo se nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo. Porque los que son portadores del Espíritu de Dios son conducidos al Hijo; pero el Hijo los presenta al Padre, y el Padre les concede la incorruptibilidad. Por tanto, sin el Espíritu no es posible ver al Hijo de Dios, y, sin el Hijo, nadie puede acercarse al Padre, porque el conocimiento del Padre es el Hijo, y el conocimiento del Hijo de Dios se logra por el Espíritu Santo. La Iglesia como Iglesia, tiene una misión que se extiende más allá de sí misma. Su misión es la extensión del Reino de Dios a todas las personas y la transformación del mundo en el Reino de Dios. Por esta razón, la tradición católica ha sido siempre de transformación social, tanto la transformación social en el interior de la Iglesia como la de la sociedad fuera de la Iglesia. Ella es el cuerpo místico del Señor. Sin Cristo no puede haber Iglesia; y sin la Iglesia no podemos estar unidos a Cristo. No es posible encontrar a nadie que se haya acercado a Cristo al margen de su Iglesia. Escuchar a la Iglesia, es escuchar al Señor de la Iglesia. "Da gracias continuas a Dios por ser hijo de la Iglesia, a ejemplo de tantas almas que nos han precedido en el feliz tránsito". (Santo Padre Pio de Pietrelcina).“CREO EN EL ESPÍRITU SANTO”
687 "Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a sí mismo. El Espíritu de verdad que nos "desvela" a Cristo "no habla de sí mismo" (Jn 16, 13). El Paráclito. Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: "El Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por qué "el mundo no puede recibirle, porque no le ve ni le conoce", mientras que los que creen en Cristo le conocen porque él mora en ellos (Jn 14, 17).
688 La Iglesia, comunión viviente en la fe de los Apóstoles que ella transmite, es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo:
– en las Escrituras que Él ha inspirado;
– en la Tradición, de la cual los Padres de la Iglesia son testigos siempre actuales;
– en el Magisterio de la Iglesia, al que Él asiste;
– en la liturgia sacramental, a través de sus palabras y sus símbolos, en donde el Espíritu Santo nos pone en comunión con Cristo;
– en la oración en la cual Él intercede por nosotros;
– en los carismas y ministerios mediante los que se edifica la Iglesia;
– en los signos de vida apostólica y misionera;
– en el testimonio de los santos, donde Él manifiesta su santidad y continúa la obra de la salvación. .Según el Catecismo de la Iglesia Católica, el Espíritu Santo es la "Tercera Persona de la Santísima Trinidad". Es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta verdad ha sido revelada por Jesús en su Evangelio.
El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación, cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como persona. El Espíritu Santo, el don de Dios
"Dios es Amor" (Jn 4,8-16) y el Amor que es el primer don, contiene todos los demás. Este amor "Dios lo ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado". (Rom 5,5).
Puesto que hemos muerto, o al menos, hemos sido heridos por el pecado, el primer efecto del don del Amor es la remisión de nuestros pecados. La Comunión con el Espíritu Santo, "La gracia del Señor Jesucristo, y la caridad de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros." 2 Co 13,13; es la que, en la Iglesia, vuelve a dar a los bautizados la semejanza divina perdida por el pecado. Por el Espíritu Santo nosotros podemos decir que "Jesús es el Señor ", es decir para entrar en contacto con Cisto es necesario haber sido atraído por el Espíritu Santo. Cristo no escribió una Biblia, sino que fundó una Iglesia y fue ella la que escribio la Biblia, formó hombres y los mandó a hablar y actuar en su Nombre (II Timoteo 2, 2 ); En el Evangelio de Marcos, nos encontramos como mandato final de Jesucristo con estas palabras:
! Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.!
Un mandamiento que entraña una grave obligación, porque la salvación la ha condicionado Dios a la fe y al bautismo, ya que sigue diciendo Jesús:
El que crea y se bautice, se salvará; pero el que se resista a creer, se condenará.
Por lo mismo, la Iglesia se encuentra ante un deber ineludible: evangelizar. La predicación del Evangelio, la Fe y el Bautismo están de tal manera entrelazados que no se pueden separar. Sin predicación, no hay fe; sin fe no hay bautismo; sin bautismo no hay salvación.
entonces el deber de cada bautizado convertirse en instrumentos fieles en la mano de Jesucristo para llevar a todos el misterio de la salvación, continuando la misión que el mismo Jesucristo trajo al mundo recibida del Padre, y para la cual lo llenó el Espíritu Santo .COMO DEBE SER EL AMOR DEL CRISTIANO: “NO IMPORTA LO QUE DIGA, NO IMPORTA LO QUE CREA, NO IMPORTA LO QUE HAGA;
SIN AMOR ESTOY EN QUIEBRA” por lo tanto nnuestro amor debe ser: EL AMOR ES PACIENTE. EL AMOR ES AMABLE. EL AMOR NO ES ENVIDIOSO.
EL AMOR NO ES FANFARRON. EL AMOR NO PRESUME DE SU PROPIA IMPORTANCIA EL AMOR JAMAS PIERDE LA GRACIA. EL AMOR NO RECLAMA SUS DERECHOS.
En definitiva, no hay más de dos clases de personas en el mundo: los que siempre están
pensando en sus privilegios, y los que siempre están pensando en sus deberes; los que
siempre están pensando lo que les debe la vida, y los que siempre están pensando en lo que le
deben a la vida. Seria una clave para casi todos los problemas del mundo de hoy que
pensáramos menos en nuestros derechos y más en nuestros deberes. Cuanto mas pensamos
en nosotros mismos, más nos alejamos de Dios. EL AMOR NO SE LLENA DE IRA. EL AMOR NO GUARDA RENCOR EL AMOR NO SE COMPLACE EN OBRAR MAL EL AMOR SE REGOCIJA CON LA VERDAD EL AMOR LO PUEDE AGUANTAR TODO EL AMOR CONFIA ILIMITADAMENTE EL AMOR NUNCA DEJA DE ESPERAR EL AMOR LO SOPORTA TODO CON ENTEREZA TRIUNFANTE.

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